La historia de una escritura

Por Jorge Pareces
Fuente: Revista Dominical. El Comercio Lima, 19/9/04

Con motivo de la interesante exposición "Escritura china, de las inscripciones sobre hueso a los bytes de la computadora" (del 16 de setiembre al.) en el Museo de la Nación, le damos una mirada a la evolución de una de las escrituras más antiguas y fascinantes. Y la ocasión también es propicia para preguntarnos sobre la muchas veces negada "escritura inca".

Como todos los pueblos antiguos, los chinos solían inventarse leyendas para contar y preservar su historia. Por eso su escritura -como sucedió con los egipcios o los sumerios de Mesopotamia- nació a partir de pictogramas que trataban de representar esas historias (objetos que rodeaban al ser humano y fenómenos de la naturaleza) en gráficos tallados en caparazones de tortuga o palos de bambú. Vieron una montaña y trazaron tres líneas verticales unidas por una horizontal; las estrellas eran líneas cruzadas; y un animal de grandes fauces era representado con unos afilados dientes.

Lo fascinante de esta escritura, a diferencia de las mencionadas arriba, es que no ha experimentado interrupciones a lo largo de su evolución, al punto de que los caracteres actuales guardan, de alguna manera, relación con esas rudimentarias inscripciones neolíticas de hace cinco mil años.
 
La evolución
 
Todo nació a partir de un personaje legendario. Se dice que hace 5.000 años, Cangjie, un historiador del Emperador Amarillo, empezó a crear caracteres de acuerdo con fenómenos naturales como las cambiantes formas del sol, la luna y las estrellas, o inspirándose en las huellas que dejaban los pájaros y animales sobre la arena. Estos caracteres rudimentarios se transformarían a lo largo de las diversas dinastías en los complejos ideogramas actuales. Hasta el año 221 a. C., cuando llegó al poder el emperador Qin Shi Huang poniendo fin a los Estados Combatientes, China tenía siete modelos de escritura, los cuales dividían al país y eran ininteligibles unos a otros.

Este monarca sería vital para el desarrollo de un modelo de escritura llamado Xiaozhuan (letras pequeñas), que estandarizaba los trazos y sentaba las bases para la formación cuadricular de los caracteres chinos. Esta escritura homogénea daría lugar décadas después a un modelo más simple, conocido como Lishu, y que era utilizado por la gente del pueblo. Se le conoció también como "escritura en cárcel" porque, se dice, fue creada por un prisionero llamado Cheng Miao.

La escritura Lishu fue popularizada por la Dinastía Han (206 a.C. - 220 d.C.) y sus trazos simples y regulares dieron paso a los caracteres modernos. A finales de esta dinastía apareció una escritura de líneas rectas y formas cuadradas llamada Kaishu, que es en gran medida el modelo estándar de la escritura china actual.
 
Los caracteres
 
A los ojos occidentales, los caracteres chinos parecen indescifrables. Trazos menudos y artísticos que parecen las patas de cientos de insectos desplegados en columnas sobre una hoja de papel. Sin embargo, estos ideogramas están formados por cuatro modelos de caracteres: los jeroglíficos, los indicativos, los asociativos y los compuestos fonéticos. Para entender esto existen algunos ejemplos elementales: si a la izquierda del jeroglífico "cuchillo" se le agrega una tilde, se forma la palabra "filo de cuchillo" (carácter indicativo); la palabra "comparar" está formada por dos líneas que representan a dos personas midiéndose hombro a hombro (compuesto asociativo); o un ideograma raíz como "madera" puede formar muchas palabras, como "árbol", "tabla", "forestal", "ramo", "sauce", etc., si se le agregan tildes u otros pictogramas, a esto se le llama compuestos fonéticos.

Incluso existen asociaciones que dicen mucho de la sabiduría china: los trazos que representan a un hombre con los brazos extendidos significan "grande" y la palabra "bueno" se compone de los caracteres que significan "mujer" e "hijo". Después existen combinaciones de radicales fonéticos y semánticos, como la palabra "río" formada del radical agua y el fonema "Ke".

Actualmente existen tres mil caracteres básicos de dominio de la lengua china. Pero antes han aparecido diccionarios completos que han recogido entre cincuenta y sesenta mil caracteres, aunque la mayoría de estos están hoy en desuso.

Desde la década del setenta, 26 letras del alfabeto latino son utilizadas oficialmente para traducir la fonética china, y son usadas generalmente en documentos oficiales ante la ONU y organismos internacionales para designar los nombres de personas y ciudades. Así la capital del país es Beijing y no Pekín que era una traducción errada.
 
Los bytes
 
Sin embargo, la última revolución en esta historia, y motivo también de la exposición en el Museo de la Nación, ha sido la inclusión del chino en la computadora. A través de programas de software especiales se han podido condensar en las últimas décadas este universo de caracteres en un teclado. La computadora reconoce los caracteres chinos como información gráfica y a través de códigos los almacena en una base de datos. Cuando estos códigos son tecleados aparece toda la gama posible de ideogramas que expresan dicho monosílabo. Hoy en China -nos cuenta el Sr. Wang Shisheng, consejero cultural de la embajada en Lima- el correo electrónico ha reemplazado a los pinceles y el papel, que es otro invento chino de hace catorce siglos.

Una encuesta publicada esta semana en Beijing revela, precisamente, que el 67 % de los chinos está olvidando cómo escribir ciertos caracteres por el uso cotidiano de la computadora, y que solo un 47 % utiliza la caligrafía, frente a un 30 % que ya rara vez escribe a mano. Para contrarrestar esto, las escuelas están reforzando sus cursos de caligrafía con pinceles, algo que los chinos han asumido como un arte desde tiempos inmemoriales. Li Po, uno de los más grandes poetas de la dinastía Tang (618-1279 d.C.) decía que cuando escribía intimidaba a la luna y la lluvia, pues estaba convencido de que esta escritura fina y elegante era, después de todo, el reflejo del alma.
 
Tablas y tokapus
 
Cuando uno ve esta exposición encuentra una extraña relación con nuestro pasado precolombino. Los chinos también contaban y registraban sus eventos a través de nudos muy parecidos a los quipus. ¿A este lado del mundo, los incas también conocieron la escritura? Esta pregunta ha rondado los estudios historiográficos desde fines del siglo XIX hasta la actualidad, y la verdad es que hasta ahora solo existen hipótesis. Raúl Porras Barnechea planteó la existencia del Poquencancha, una especie de "biblioteca" donde se guardaban unas tablas muy parecidas a las actuales de Sarhua donde se contaba la genealogía de los soberanos incas y eventos importantes del incario. "Como toda historia antigua la genealogía es la primera forma de escritura y estas tablas tenían una serie de códices que se referían, por ejemplo, a Inca Roca y sus antepasados, narrando a su vez eventos sucedidos en ese período de tiempo", dice el Dr. Luis Lumbreras, director nacional del INC. Lamentablemente estas tablas nunca podrán ser vistas, pues el Poquencancha fue quemado en el siglo XVI, durante la llamada extirpación de idolatrías.

Otra posible forma de escritura inca fue recogida por Victoria de la Jara en 1960, quien estudió los tokapus (especies de cuadros con figuras que adornan los mantos incas y algunas cerámicas), y cuya lógica no simétrica ni serial seguía, al parecer, el caos lógico de toda escritura. Según Lumbreras el trabajo de esta investigadora era coherente pero se ha perdido también en el tiempo. "Los símbolos de la escritura son muy caóticos y las letras nunca siguen un orden lógico. Por ejemplo las cuatro letras de la palabra "este" no guardan ninguna relación -dos "e" laterales y una "s" y una "t" en el centro-. Si uno representa esto en figuras tendría una serie "A, B, C, A". Esta lógica encontró Victoria de la Jara en los tokapus, que es la lógica que además siguió la escritura de muchos pueblos antiguos, desde los acadios y los egipcios", dice Lumbreras. De acuerdo a esta hipótesis los mantos incas guardarían cierta información escrita sobre sus propietarios, algo que como los quipus, sigue siendo un enigma por descifrar.

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