En las páginas siguientes, mediante cartas, oficios y otros testimonios, veremos cómo Bolívar marcó adversamente el destino del Perú, cuyos estragos se han sentido hasta 1998. No se discuten sus dotes de guerrero arrojado ni su genio libertario, mas al ponerlo al servicio de una quimera geopolítica y de sus ambiciones desmedidas sembró en los nacientes Estados el desconcierto y el mutuo recelo. En pocas palabras, en su búsqueda desenfrenada de la gloria termino ahogándose en la voracidad tantálica del poder y en sus mezquinas conspiraciones de cuartel, dejando su obra en pedazos. (380)