El libro traza la genealogía de la comunidad árabe arraigada en el Perú, visiblemente, desde fines del siglo XIX.
En el proemio firmado por el recientemente fallecido Juan Abugattas y Farid Kahhat, se recuerda el estereotipo que hoy, en Occidente, impone al mundo árabe un perfil bárbaro. En el lenguaje de los Estados y los medios, los árabes han venido a constituirse implícitamente en una "especie extraña" a la que se debe intentar comprender solo para neutralizar. Ahora bien, hay que ver en el libro de Leyla Bartet la exacta antítesis del prejuicio, disimulado o manifiesto, en que los países del Norte encierran actualmente a lo árabe. Por cuanto el paciente rastreo efectuado por Bartet, para esbozar un primer cuadro de la inmigración árabe en territorio nacional, configura una historia de rápida integración, hecha más simple en parte, paradójicamente, por el cariz racista de la sociedad peruana. En efecto, a menudo tomados por italianos, como señala Bartet, los árabes encajaron desde el principio en la vaga pero privilegiada tipificación de "blancos" dentro de la jerarquía social local.