La historia no es parte de la literatura, pero unos cuantos historiadores sí lo son. Ocurre así con el cronista Garcilaso de la Vega, con quien la prosa castellana alcanza en el Perú su primera cumbre. Como la del Inca Garcilaso en la colonia, la del gran historiador Raúl Porras Barrenechea es uno de los mejores ejemplos del arte de escribir en el Perú contemporáneo. "En su obra -dice Luis Loayza- alienta ese soplo de vida que sólo los escritores infunden". Por eso en Porras Barrenechea "la forma no se distingue del fondo" y el estilo es en él "un arma del conocimiento".
Porras logró en sus textos lo que muy pocos consiguen: "esa naturalidad que dan un dominio cabal de la lengua y una profunda elegancia espiritual". De quien lo afirma bien puede predicarse algo parecido: la sobria y tersa prosa de Luis Loayza se reconoce entre las mejores de la literatura peruana de hoy. En esta antología, pues, un prosista excelente reivindica para los predios literarios un gustoso conjunto de páginas -de otro prosista excelente- que pertenecen a la historiografía pero tienen la marca, inconfundible, del escritor