Este cuarto fascículo coleccionable de Literatura Ecológica Infantil y Juvenil (LEIJ) trata de la conversación del Cunascamayo con un empresario extranjero que ha venido desde lejos para explotar el oro que había debajo de sus cerros. El Cunascamayo, un hombre fuerte y revestido con poncho, vestimenta típica del hombre aguerrido, se había arrogado el derecho de ser el guardián y defensor de los bienes patrimoniales de la naturaleza. En el diálogo el gringo trata de convencer al viejo Cunascamayo para explotar sus tierras y el viejo se resiste a conceder le permiso, argumentando su preferencia por el agua limpia que él mismo bebía, alimentaba sus animales y producía sus campos de cultivo. Este libro es una invitación a cuidar la naturaleza del agua que es vida y está por encima de cualquier interés personal y comercial.