Lo que en principio parece un mero conflicto de política internacional, va tornándose en una historia particular: la visita de tres ciudadanos rusos a la localidad andina de Carhuawincha, donde su rol de inofensivos visitantes no parece ser precisamente ese. ¿Qué buscan realmente estos extraños en un paraje tan apartado y lejano de las serranías?, ¿qué misterio guarda aquí la participación de una división militar secreta del gobierno?, ¿cuánto de la mitología local influye en el rumbo de los acontecimientos? En “Crónica I. La procesión de los caídos”, Ezequiel Calderón va llevándonos con pulso seguro y gradual hacia un contexto insólito, estremecedor pero inevitable, en un argumento que constituye la primera parte de su vertiginosa saga narrativa.