Lo confieso: soy güichadicto. Una enfermedad que empezó por culpa de una ominosa mujer de madera, un terrible mascarón de larga cabellera oscura que provoca la obsesión y delirio de aquel en cuyas manos cae. Algo así me ocurrió a mí después de leer el cuento que narra esa historia. Un estado que empeoró cuando me sumergí en el resto de relatos que componen El mascarón de proa, libro que su autor tuvo a bien regalarme la primera vez que pisé Lima en 2008. Aunque más que un regalo, fue una trampa perfectamente elaborada: desde entonces, espero con ansia cada nueva entrega de su autor. En este nuevo libro, Güich vuelve a recorrer sabiamente los caminos de lo fantástico y de la ciencia ficción: un profesor que explica a sus alumnos el futuro de la Humanidad, una extraña música que recorre el tiempo o la aventura nunca contada que vivió Ricardo Palma en plena guerra contra España. Una magnífica colección de historias imposibles que vuelve a demostrar que José Güich Rodríguez es uno de los mejo-res narradores peruanos actuales y, sobre todo, un maestro de lo fantástico. Solo un aviso, pensando en aquellos que prueben por primera vez la droga Güich: no hay vuelta atrás; una vez se adentre en sus páginas, la adicción habrá comenzado. (David Roas)