Esta obra no se trata de una historia de la psiquiatría en un sentido tradicional, es decir, centrada en personajes, métodos terapéuticos, estadísticas de curación y fundación de centros hospitalarios. La medicina mental y la conducta desviada ha sido y sigue siendo el espacio donde se resguarda y se cuestiona un modelo de racionalidad, núcleo al mismo tiempo de cualquier proyecto, escenario de conflictos que van más allá de los estrictamente terapéuticos o judiciales. Tal es la premisa desde la cual el autor nos conduce por las galerías del manicomio, el laberinto del suicida, las antinomias de los médicos, la rebeldía de Carlos Paz Soldán, los dramas como el de Mercedes Cabello y Jorge Miota que tuvieron impacto en la formación de una sensibilidad opositora a la modernización autoritaria. Una sensibilidad que en los principios de siglo encontrara su mejor expresión en la generación intelectual que en cierta medida produce a José Carlos Mariátegui, el artífice de un nuevo proyecto de modernidad para el Perú. Todo ello escrito con un estilo que rompe con la retórica impersonal, cientificista, insensiblemente categorial. Sin descuidar el rigor académico, Psiquiatras y locos ha sido escrito para ser leído con actitud reflexiva pero también con emoción. (172)