Dividida en cuatro secciones, Naturaleza viva se nos presenta como un conjunto desgarrador y sincero. La inusitada fuerza que Rosina Valcárcel inyecta a sus poemas conmueve e invitan a reflexión de variada índole. Dentro del panorama de la lírica peruana, su voz deviene como una de las más representativas de su generación, la del '70. Valcárcel, antropóloga de profesión, por natural herencia genética, lleva el fuego de la poesía en su sangre, mas también el pálpito por la conquista de las causas más nobles de la especie. No en vano, el maestro Antonio Cornejo Polar afirmó con buen talante que "si Gustavo y Violeta no la hubieran creado, nosotros hubiéramos tenido que inventarla"; pero es ella ahora la que reinventa y recrea el mundo poblado de abismales e injustas distancias con decibeles suficientemente adecuados como para oír su corazón. Por eso, en los versos de Naturaleza viva, se filtran no solo las voces múltiples de lo mejor de la tradición lírica occidental sino también el latido bello e intenso de toda buena poesía. Una vez más, su canto nos devuelve a la poeta que ha caminado siempre al lado nuestro "como una dulce melodía" que nos embriaga y redime. (Sandro Chiri)