Un acosador que termina siendo el héroe de la historia, una mujer transitando por los terrenos de la muerte, dos hermanos empiezan a conocerse justo cuando su padre deja de existir, un atentado terrorista narrado en orden descendente. La agudeza de Jugando al suicida radica en la falta de relación entre uno y otro cuento, creando una atmósfera incierta y expectante.
Pedro Tucto se vale de elementos cotidianos para fabricar historias intensas con matices de abstracción. Cada uno de sus personajes constituye un mundo rico y particular, y son esos mundos confluyendo los que generan relatos poderosos e inolvidables. Como reza el título de este compendio, en muchos de sus relatos, Tucto juega al borde del abismo de la coherencia y coquetea con la locura.