Presencia de encantamiento sentimos en los cuentos de Maritza Valle Tejada. Encontramos coincidencia con ese deseo que tenemos todos de evasión, de fugarnos de esta realidad que nos conmociona y un poco nos hace caminar a la deriva; una fuga con diversos matices que sirve de catarsis, de éxtasis; el deseo de volverse bueno, solitario, de ilusionarse y mecerse en las fantasías infantiles, y como niño ofrecer el alma transparente, hacer gimnasia de imaginación y de corazón.