Este libro inaugura una nueva manera de mirar el pasado y un nuevo estilo de comunicar las emociones del puerto, guardadas por décadas, no sabemos si en el cerebro o en el corazón, solo Dios tiene la respuesta. Nos satisface eso sí que cada una de sus páginas sea una oración de amor por Chimbote, pues en ella encontramos la vida del puerto descrita en su día a día, tiene algo de historia al recurrir a documentos oficiales, virtudes propias de la crónica periodística, la actitud reflexiva de ensayar explicaciones íntimas y confidenciales. Percy Robles Guibovich a vivido con la casa acuesta, por donde la vida lo ha llevado él ha cargado con esas imágenes del Chimbote que se fue, ahora él nos entrega una galería de fantasmas sacudidos por el Riego y la sombra de su época. El ha deseado dejar para la posteridad un documento familiar, pero el acontecimiento social lo ha ganado y a terminado haciendo un libro por donde deben pasar los ojos de todos aquellos que amamos a Chimbote.