Ernesto Toledo Bruckmann
“El cóndor pasa” como denuncia “El cóndor pasa” como denuncia

Por Marco Fernandez
Fuente: La Primera, Lima 20/03/11
http://www.diariolaprimeraperu.com/online/especial/el-condor-pasa-como-denuncia_82075.html

“Ya en la nieve de las cumbres comienza a brillar el Sol,
y el día, la luz y el cielo para nosotros no son;
que cuando raya la aurora nos manda la esclavitud
sepultarnos en la tierra huyendo del cielo azul,
para arrancarle a su entraña la riqueza del metal
que al incendio de los hornos nuestros lomos llevarán.
Ya en la nieve de las cumbres comienza a brillar el Sol.
Para nosotros la noche y el día para el pastor”.

    


Ernesto Toledo Brückmann acaba de publicar “El cóndor pasa. Mandato y obediencia” (San Marcos, 2011), libro de investigación sobre la zarzuela de 1913 “El cóndor pasa”.

La melodía de “El cóndor pasa” que todos conocemos, aquella que es Patrimonio Cultural del Perú, esos sonidos que han viajado en las sondas espaciales Voyager como parte del legado que la humanidad deja en el espacio profundo para las futuras generaciones y el posible encuentro cultural con otras formas de vida, es siempre asociada a su creador: Daniel Alomía Robles. Sin embargo, hay quien ha escarbado entre los escombros que el periodismo deja en su quehacer diario y lo que la historia no toma en cuenta para entregarnos noticias sobre esta melodía.

Las noticias son las siguientes: la Música de “El cóndor pasa” es solo un pedazo, un bloque, una partecita final, de toda una Música más duradera de la zarzuela “El cóndor pasa” que se estrenó en 1913 y que tiempo después se silenció hasta nuestros días. Ese sonido de la primera parte (yaraví), en verdad, no es tal en la zarzuela; en esta la melodía es un pasacalle, porque debía acompasar la caminata de los mineros (parte del argumento). La tercera noticia es que Daniel Alomía Robles no habría compuesto esa melodía de la nada, no sería el autor total, sino que la habría recreado a partir de un yaraví jaujino del siglo XVIII que recopiló en sus viajes. La cuarta noticia es que esa zarzuela, escrita por Julio Baudouin y Paz (cuy seudónimo es Julio de la Paz) y musicalizada por Daniel Alomía Robles, era una protesta artística por la explotación de los mineros por parte de la entonces Cerro de Pasco Mining Corporation: se desmiente así a quienes dicen que Daniel Alomía Robles y Julio Baudouin eran artistas estéticamente puros y no, lo que en verdad eran, grandes artistas con una conciencia social resaltable.

Estas son solo algunas revelaciones del libro “El cóndor pasa: mandato y obediencia”, que lleva el subtítulo de “Análisis político y social de una zarzuela” (San Marcos, 2011). El autor, Ernesto Toledo Brückmann, conversó con LA PRIMERA acerca de este estudio.

Actores sociales

—En el libro hay una recopilación de “obras escénico-musicales” con relación al Perú, antes de “El cóndor pasa”.
—Los europeos siempre estuvieron atentos a la Conquista del Perú. Se conocen más de doscientas obras escénico-musicales antes de “El cóndor pasa”. Aunque la visión del inca era muy fuera de lo real, distorsionada. Por ejemplo, indios bailando minué. Es una visión muy occidentalizada.

—¿Cuál es el objetivo de este libro?
—Desmitificar “El cóndor pasa”. Erradicar la idea de que solamente es una melodía pura. Botar a la basura esa errada concepción de que solo es Música. Desaparecer o desmentir a quienes piensan que Daniel Alomía Robles es un músico puro. Y destacar el carácter contestatario y revolucionario de esta zarzuela, que, ya sea por censura o por intereses personales, no han querido dar a conocer.

—Nunca hemos visto la zarzuela “El cóndor pasa” en las tablas.
— Se estrenó el 19 de diciembre de 1913 y se llevó al teatro un tiempo, pero luego se silenció. En ese tiempo se destacó únicamente la zarzuela, el argumento, la historia, mas no tanto la melodía. Me imagino que los intereses extranjeros tuvieron tanta presencia que pudo ser perjudicial una obra de esa magnitud. Se quiso solamente valorar a Daniel Alomía Robles y no a Julio Baudouin, el autor del guión.

—En cuanto a la melodía, ¿por qué dice que no es la correcta?
—La versión conocida de la melodía es solamente es un fragmento de una melodía mucho más amplia. El músico y periodista Víctor Camacho Molina hizo el análisis musical de la melodía original de la zarzuela “El cóndor pasa”. Empieza con un preludio; viene un coro de mineros que lo que hace es lamentar la situación de explotación; luego, un yaraví interpretado por un personaje protagónico, Frank; después, un contrapunto entre personajes, el estadounidense Mr. King y María; le sigue una plegaria, y el pasacalle que conocemos comúnmente en su versión yaraví. Al final se escucha una kcashua, donde sale el cóndor…

—¿Cómo así llegamos a esa equivocación?
—El conjunto Los Incas, formado por extranjeros, grabó en 1963 un disco “El cóndor pasa”, con la melodía que conocemos ahora, pero a su modo. Ellos no señalaron que la melodía era autoría de Daniel Alomía Robles; la conocían solo como una melodía sudamericana del siglo XVIII. El músico Paul Simon escuchó esa Música. Les preguntó a ellos sobre ese tema y le puso letra. Lo graba el dúo “Simon & Garfunkel”. Entonces se generó un pleito con el cineasta Armando Robles Godoy, hijo de Daniel Alomía Robles, quien reclamó que ese dúo se había adueñado de la melodía que compuso su padre. “El cóndor pasa”, entre las décadas del 20 y el 70, no era conocido por nadie. Paul Simon, un estadounidense, lo hizo conocido.

—Usted rescata la zarzuela, porque argumento y melodía se complementan en ella.
—Quiero destacar el guión de la zarzuela. Tiene un contenido muy revolucionario. Se ve ahí el racismo, la autodiscriminación… todas estas taras de la Conquista se manifiestan en “El cóndor pasa”, pero también la rebeldía del personaje, Frank, hacia el estadounidense, la empresa de Mr. King y Mr. Cup.

—Si tuviera que resumir la zarzuela para un público que nunca supo de ella, ¿cómo lo haría?
—Es una zarzuela contestataria, que no rechaza la empresa privada, pero sí la explotación que hace la empresa extranjera, los patrones, el saqueo de la Cerro de Pasco Mining Company. Este trabajo refleja la explotación en las minas. El cóndor aparece como defensor. En ella se dice que el indígena no va a poder librarse del extranjero; es el mestizo el que lo va a hacer. Y el cóndor, que tiene un carácter mesiánico y divino, es quien va a proteger a quienes liberen al pueblo.

—¿Quiénes influyeron en Daniel Alomía Robles y Julio Baudouin y Paz?
—La Asociación Pro Indígena, que fundaron Dora Mayer y Pedro Zulen, y el acercamiento a Manuel González Prada influyeron en los autores. Daniel Alomía Robles fue uno de los que alentó a los músicos y escritores de su época para que se vinculasen a Pro Indígena. Eso descarta que sean artistas puros. Ellos sí tenían una emoción social. Incluso Baudouin había estado en Cerro de Pasco, conociendo la cruda realidad de los trabajadores mineros. Daniel Alomía Robles era huanuqueño, su madre era quechuahablante, pero era de sectores medios. Como músico, recorrió casi toda la sierra peruana recopilando Música. Y analizaba todo. No era un improvisado.

—Hubiera sido interesante que Armando Robles Godoy leyera este libro.
—A mí también me habría gustado. Lo menciono en los agradecimientos. Me facilitó, me obsequió, los tres tomos de la colección completa de su padre. Él era una de las primeras personas que decían que su padre no era un autor comprometido. Además, los documentos demuestran que su padre sostuvo un acercamiento con González Prada; y se acercó a la Asociación Pro Indígena. Todo eso —lo he analizado— ha influido en Julio Baudouin y Daniel Alomía Robles. No podemos pensar que la obra, simplemente, es un simple producto de la creatividad.

—Han pasado tantos años y podría parecer que nada ha cambiado en las minas de Pasco.
—Bueno, la situación del minero indígena de la época de “El cóndor pasa” es muy distinta a la de ahora. Hablamos del indígena que trabajaba ‘enganchado’, las condiciones infrahumanas en las que trabajaba son muy distintas a la de un actual minero de Lauricocha, por ejemplo. Es una zarzuela con 98 años de creación. Se estrenó en el Teatro Mazzi. Y eso es importante. No se estrenó en el Teatro Nacional ni en el Teatro Segura, sino en el Teatro Mazzi, que era de los obreros. Esperemos que se reponga, y ya que van a cumplirse cien años de su estreno en 2013, lo más recomendable es que se estrene lo más parecido al original.


Melodía-Argumento
El músico Paul Simon escribe la letra de la melodía conocida de “El cóndor pasa” y en ella plasma una parte clave del argumento de la zarzuela: “Un hombre está amarrado a la tierra / Él da al mundo su sonido más triste / Su sonido más triste”. Luego, el cineasta Armando Robles Godoy escribe una nueva letra para esa Música, donde no incluye en ningún párrafo, como sí lo hace Simon, el sentido original de esa melodía que forma parte de la zarzuela “El cóndor pasa”.

La melodía que conocemos tiene tres compases que se basan en la canción tradicional de amor “Huk urpichatam uywakarkani”, originaria de la provincia de Jauja, en la región Junín. Como se señala en el libro, “no se puede desconocer la auténtica creación como variación de un tema popular por parte de (Daniel) Alomía Robles ya que si bien los tres primeros compases de la canción jaujina son idénticos, luego la melodía presenta un cambio total” (p. 76).

En el inicio del novecientos, lo que llama la atención de la zarzuela en los intelectuales, como es el caso de José Carlos Mariátegui, es el argumento. Como lo escribe Toledo, “En el diario La Prensa del 3 de enero de 1915, Mariátegui señala: El estreno de El cóndor pasa, de Julio Baudouin (Julio de la Paz), ha constituido evidentemente el suceso de mayor significación durante este bienio [1913-1914], por la orientación que ha marcado en el sentido de explotar temas especialmente nacionales que son, sin que pueda discutirse, aquellos que nuestros escritores pueden tratar con mayor acierto y con mayor éxito en el público” (p. 55).

El libro de Ernesto Toledo Brückmann lleva como anexo el texto del drama original y la partitura estudiada por Víctor Camacho Molina. Luego de 98 años de estrenada la zarzuela por vez primera, sería una buena idea llevarla a las tablas nuevamente.

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