Ricardo Ayllón
Ricardo Ayllón: semblanza de un líder cultural contemporáneo

Por Eduardo Ayala Vera
Fuente: Librosperuanos.com
Enero, 2023

I. Introducción
 
Cuando leí Monólogos para Leonardo, un conjunto de crónicas sumamente amenas y muy bien trabajadas, supe que mi relación literaria con su autor sería incondicional y permanente. Lo cual ha dado sus frutos hoy con esta pequeña, pero muy pequeña, semblanza de quien considero uno de los mejores narradores ancashinos contemporáneos, Ricardo Ayllón; semblanza que contiene características de su labor como promotor cultural y de algunos rasgos de su obra. Y digo pequeña porque su vertiginosa labor como escritor y difusor cultural, además de su vasta obra contenida en varios libros que son la esencia del talento puro de su creación, podría caber quizá en un libro completo, y habría que pensar tal vez en un estudio académico para el libre acceso de escolares que quieran acercarse íntimamente –literariamente hablando– a Ricardo Ayllón, como un destacado exponente de nuestra literatura peruana.
 
Al iniciar este trabajo, debo indicar que mi objetivo principal es que se reconozca a Ricardo como un relevante personaje del campo de la literatura en Áncash, dentro de lo cual su papel preponderante de difusor y promotor de libros –por ende de la cultura– lo encumbra aún más, motivando con su empresa editora a jóvenes escritores, nuevos baluartes de la narrativa, la poesía, la crónica, etc., una labor muy necesaria en momentos en que la «modernidad», desde una parte de su tribuna, trata por todos los medios de desplazar a ese instrumento de la sabiduría que es el libro. En este sentido, y si tomamos una palabra muy de moda en estos días, diremos que Ayllón –pese de tener varios años en el mercado– se convierte en un gran emprendedor (en el sentido estricto de su significado) del difícil rubro de la producción de libros, lo que es bastante sutil decirlo frente a su gran imagen de escritor.
 
Entonces, los invito a compartir y pongo a vuestra consideración las siguientes líneas, que, espero, estén a la altura de nuestro homenajeado.
 
II. Vida, acción y mente de un líder cultural
 
Nacido en Chimbote en 1969, puerto norteño ancashino, terruño que acapara su atención dentro de los ambientes escogidos para el desarrollo de sus narraciones, evocando cada instante y cuya fuente de inspiración se baña de la suave brisa de la costa, dibujada con cada paisaje natural de esta parte de nuestro Perú, Ricardo Ayllón es un personaje ya consolidado y consagrado dentro de la literatura regional y ahora nacional; pues, a todo esto, y frente a la necesidad de tener presencia en los ambientes intelectuales del momento en un país enfermo de «centralitis aguda» (limeña), Ayllón se ha volcado a la capital en busca del espacio necesario que requieren los promotores de la cultura, y que lamentablemente no encuentran en ciudades del interior del país. En su caso, gracias a su papel de editor, ha logrado abrir espacios culturales –y principalmente literarios– a jóvenes promesas de la literatura ancashina y de otras regiones, y lo ha hecho en tiempos de Facebook y de redes sociales, en momentos graves, casi, casi con el amor por la lectura en cáncer terminal. Frente a todo ello, y al tener como su centro de operaciones la ciudad de Lima, él no se olvida de sus raíces y ambienta sus historias en locaciones chimbotanas y ancashinas en general, lo que le brinda un plus a su obra literaria, considerando que sus libros son leídos por un público disperso y diverso en todo el país, además de su ya mencionado liderazgo cultural.
 
Estudió leyes en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, pero el soporte académico importante para su carrera literaria lo constituyen sin duda sus estudios de maestría en Literatura Peruana y Latinoamericana, y Complementación Pedagógica, por la misma universidad, lo que demuestra su búsqueda permanente del conocimiento en el campo donde se desarrolla; sumado a ello, están sus experiencias, ponencias y presentaciones de libros en todo el país, lo que lo ha posicionado como un auténtico académico de las letras peruanas.
 
Ricardo Ayllón no sólo es escritor, editor y actor cultural; además se ha desempeñado como periodista, realizando actividades de reportero y articulista en las páginas culturales del diario La Industria de Chimbote (luego diario La Industria de Áncash), realizando magistrales entrevistas a destacados escritores del medio, algunos de los cuales llegaron a ser conocidos en nuestra región gracias al acucioso trabajo periodístico de Ricardo.
 
En una página de La Industria de Chimbote, de fecha 28 de julio de 2002, hallamos el artículo «Monólogos para Leonardo: desde las memorias del bien perdido», de David Abanto Aragón, quien en sus primeras líneas nos dice: «En el conjunto de crónicas de Monólogos para Leonardo (Fondo de Fuego editores, 2001), colección de prosas de no ficción, nos topamos con la mano de un talentoso periodista. Ricardo Ayllón (Chimbote, 1969) es alguien que ha nacido para ser escritor», y definitivamente lo ratifico y reafirmo: Ricardo nació para ser escritor. 
 
También es importante destacar la relación de amistad que ha tenido Ricardo Ayllón con otros importantes escritores, como Carlos Eduardo Zavaleta, Óscar Colchado Lucio, Oswaldo Reynoso, Jaime Guzmán Aranda y Dante Lecca, con quienes ha compartido mesas de honor, experiencias e ideas. Pues el pensamiento de nuestro autor ha trascendido la juventud porteña con una visión amplia de desarrollo para su ciudad y nuestra región, cimentada en la producción literaria y el impulso a la lectura, o, en palabras de él mismo con respecto a este último aspecto: «(…), es cuestión de contagiar parte de la mística que algunos encontramos aún en los libros de lectura para inocular fe en la imaginación, la cual, como decía Einstein, es la manera más inteligente de enfrentar las dificultades humanas, estas que en tiempos posmodernos resultan cada vez mayores, absurdos y humanamente incomprensibles»1 .
 
Entre los múltiples logros y reconocimientos obtenidos por Ayllón podemos mencionar: Primer Puesto en el Concurso de Poesía «El poeta joven de Chimbote» (1993), Reconocimiento del Instituto Nacional de Cultura – Dirección Regional Ancash – Oficina Zonal Chimbote (2007), Reconocimiento «Ricardo Cotrina Cerdán» de la Facultad de Educación y Humanidades – Escuela Extraordinaria de Formación y Capacitación Pedagógica de la Universidad Nacional del Santa (2009), Reconocimiento y Felicitación por su aporte a la producción de libros y textos educativos de la Dirección Regional de Educación Áncash (2011), dos Reconocimientos de la Municipalidad Distrital de Bernal (2011 y 2012), Declaración de Huésped Ilustre por la Municipalidad Distrital de Supe Puerto (16.11.2012), Ganador del II Premio Internacional Altazor de Novela Infantil (11.04.2015), Reconocimiento por su aporte a la Lectura I.E. «Guillermo E. Billinghurst» (15.04.2015), Medalla del Dios Guari de Chavín otorgado por el Ministerio de Cultura – Dirección Desconcentrada de Cultura Áncash (14.12.2015), Ciudadano Honorable de la ciudad de Lima por el Congreso de la República (18.01.2021), entre muchos otros.
 
III. A maletín lleno. Andanzas y mudanzas con libros bajo el brazo
 
Ricardo (y digo Ricardo, por la amistad que nos une), al igual que el suscrito, estudió leyes, pero su amor por la literatura pudo más; y ahora, para suerte de quienes admiramos su obra, se dedica a su más grande pasión que comparte con sus labores de director del sello Ornitorrinco Editores, lo cual le ha permitido recorrer gran parte de nuestro territorio en distintas ferias de libros, algo que plasma muy bien en su libro Viajar con libros. Andanzas literarias por el Perú, del Fondo Editorial de Nuevo Chimbote. Aquí encuentro una crónica muy emparentada con nuestra realidad, es decir, con la realidad de los que se dedican a este oficio: «Ser escritor en el Perú», de la cual, luego de analizarla bien, diré que es un texto cuya lectura está dedicada a todos los interesados en incursionar en la literatura, o que, si el tiempo y la época jugaran un momento aparte de su contenido descriptivo, pues el mensaje final me posicionó en este gobierno y todo lo que estamos viviendo, pero al observar la fecha vi con sorpresa (pero sin incredulidad) que data del año 2014. 
 
La participación en foros y eventos académicos, encuentros con escolares en diferentes instituciones educativas a lo largo de nuestro país, ha ido alimentando a nuestro escritor de realidades que a veces nos golpean contra la pared; consecuencia de ello es su acción permanente para revertir tales realidades; desde su labor como promotor de dichos eventos, impulsando el Plan Lector con las Unidades de Gestión Educativa, la edición de libros de calidad, el ser un verdadero caminante y errante con libros en la mano, hasta ser participante activo de ferias de libros; en líneas generales, para Ricardo no existen vacaciones si de difundir la cultura se trata.
 
Su gran papel de promotor cultural lo ha desarrollado a través de la publicación de la obra de distintos escritores que buscan un «empujoncito» en el difícil mundo de las publicaciones, desde su sello editorial y como participante en eventos culturales y académicos, siendo un cotidiano asistente de las ferias de libros a nivel nacional; y él mismo nos da diez razones muy motivadoras para asistir a una feria regional del libro, y cito la segunda: «Una feria del libro no es solo un espacio para la venta de textos, sino que es por lo general una propuesta cultural completa, donde es posible disfrutar otras expresiones artísticas, como la danza, el teatro, cuentacuentos, música, declamación, etc. Un excelente motivo para que te distraigas y a la vez te culturices»2 . Ante esto, me permito señalar que su aporte permanente a nuestra cultura regional y nacional es magistral, ya que esas participaciones en ferias y presentaciones de libros lo sostienen en una vigencia necesaria, feliz para quienes apreciamos su literatura; a la vez que su valor de líder nato y embajador de la cultura ancashina ya ha trascendido a los distintos medios de nuestro país y fuera de él.
 
IV. Letras de Ricardo: monólogos, almacenes, barrios, cometas y otros libros
 
Quienes tenemos la suerte de contar con la amistad de Ricardo Ayllón, sabemos que sus textos, tanto en contenido como en forma, son ideales para la lectura escolar e intelectual (y el público en general), y en ellos está garantizado lo ameno, pero también lo profundo del mensaje en cada una de sus páginas; en pocas palabras (lo digo en términos más sencillos y directos): desde mi óptica y posición, se diría que sus letras son seductoras en cada texto, y toda su narrativa contiene palabras hermosas que te atrapan a cada paso, donde encontrarás además mucho placer, pues el apasionamiento por su lectura se vuelve una constante. Y es que, simple y literalmente, sus textos se entregan al lector en una relación íntima y lúdica; de lo cual puedo dar fe al haber sentido directamente esa sensación personal, con mi experiencia de lector habitual. La obra de Ricardo es para todo tipo de público y todos se deben sentir identificados con aquellas hermosas historias que transmiten tantas sensaciones. 
 
Son visibles y perceptibles al ojo menos acucioso sus buenas pinceladas de crítica social, sátira, incentivo de valores, entre otros, y esto no solo lo hallamos en sus cuentos, sino también en sus crónicas de profundo contenido social y también muy amenas. He aquí el compromiso de Ricardo Ayllón con su entorno y sus condiscípulos; es decir; él piensa en su sociedad, como parte integrante, y a la vez en este asunto como pieza necesaria de su obra, sabiendo que sus lectores y las generaciones de escritores que le preceden y sus coetáneos lo acompañan y lo siguen, y comparte con ellos el mundo irreal de la narrativa, pero también el real de nuestra sociedad, y hacia eso apunta con su calidad de prosista.
 
Una de las características en la obra de Ricardo los constituyen sin dudas los pasajes juveniles en barrios de provincia, acciones cotidianas que todos vivimos en la juventud, desde hacer volar una cometa de color azul hasta sacar malas notas en el colegio, pero dentro de todo ello el mensaje educativo y formativo para los estudiantes que acceden a esta lectura –a veces literal, a veces subliminal– permite una plena identificación del lector con lo que lee, y no solo en el desarrollo de cada narración, sino también con los propios personajes; así: «madre Angélica me sacó de la clase de Ciencias Naturales pidiéndome que la acompañara, seria, misteriosa. ¿Qué de malo había hecho? Comencé a repasar unos episodios de la última semana, y ninguna fechoría (…)»3 ; en este extracto del cuento «Malas notas», del libro Imberbes, claramente el autor reflexiona en lo que pudo haber hecho el personaje al percatarse de la actitud de la docente, y a la vez muestra actitudes propias de cualquier escolar en esta etapa. Luego el mensaje familiar del padre que va de pesca con su hijo, seguido de una serie de actitudes y acciones del hombre en su desarrollo humano y cotidiano; lo social y lo filosófico se juntan con buen criterio narrativo. Quién no conoció por ejemplo alguna vez a un Patarra en el barrio o en el colegio, este personaje extraído de Imberbes muestra con un profundo mensaje social que todas las personas siempre tenemos una habilidad (o cualidad) que nos servirá de cualquier forma en la vida, sabiendo o tal vez dejando en suspenso lo que le depararía el destino a este jovenzuelo palomilla e irreverente, a quien el estudio le era indiferente, pero que supo defender su trabajo con coraje y a ultranza.
 
Sentémonos en un ambiente adecuado, sin ruido, en soledad, con la concentración que nos permita nuestra propia conciencia, y abramos el maravilloso libro Monólogos para Leonardo, textos que despiertan el interés del más escéptico de los lectores o del más osado de los intelectuales, pues, como ya dije al inicio, fue lo primero que leí y lo primero que me impresionó de Ricardo Ayllón. 
 
Basta con involucrarse en «Soñar el fin del mundo» para echar a volar nuestra imaginación y transportarnos a un existencialismo un tanto rebelde, tal vez como el de Albert Camus, quien siempre añora su tierra igual que Ricardo, y quien, en sí, lo que nos da es un mensaje con su vida y con su obra, las que trascienden el tema mismo. El mensaje filosófico de este texto, a través de una prosa sencilla y a la vez profunda, me remite a un mundo en el cual nos hallamos solos a pesar de tener a nuestro lado a personas, y en lo indefensos que estamos ante situaciones que van más allá de nuestros sentidos, o lo desnudos que nos sentimos frente a lo compleja que es la vida: ¿como el Adán del inicio de la humanidad o como el Adán del fin de los tiempos?
 
Su antología de nueve narradores denominada Suerte de perros, cuya temática precisamente es sobre el mejor amigo del hombre, es una carta de presentación más, y, si se quiere, una referencia mayor sobre su búsqueda permanente en la difusión editorial de otros autores que, como él, aportan a la literatura regional, y por ende a la narrativa en general, incluyendo a los ya reconocidos de nuestra historia literaria, constituyendo este libro material ideal para los seguidores de la narrativa por temática. Ricardo demuestra, con ello, que su labor de promotor cultural es llevada muy bien de la mano con la de creador de historias fascinantes.
 
Entrando un poco más en el contenido de la obra de nuestro autor, podemos decir que, si bien es cierto los temas de uno y otro autor no son similares, si hacemos un paralelo entre técnicas y formas narrativas no podemos alejar a Ricardo de Mario Benedetti, el maestro uruguayo, quien parece que le dictara algunas partes de sus textos a Ricardo; y ahí nomás nos cruzamos con Julio Ramón Ribeyro, el cuentista peruano más famoso de los últimos tiempos, quien parece influir técnicamente en nuestro autor, el cual puede hacer fácil alarde de una narrativa entendible, pero a la vez muy técnica en cuanto a recursos gramaticales. 
 
Una de las últimas publicaciones que ha entregado Ricardo Ayllón es Una cometa azul, la que gracias a su esfuerzo personal y perseverancia ha logrado introducir en la lectoría escolar y ferias de libros de nuestro país, donde se ha podido observar una gran acogida tanto del público lector limeño, como de los lectores de las provincias de todo el Perú; lamentablemente, existen ejemplares pirateados, y como diría algún crítico literario: «Solo piratean a los grandes», y estas historias entrelazadas entre sí con singular maestría narrativa contienen un peculiar y muy necesario detalle: luego de cada narración agrega un dato histórico sobre el tema abordado y le brinda una mayor utilidad didáctica y amena, sobre todo para los estudiantes de todos los niveles de educación, sumado a los gráficos a colores que lo complementan muy bien.
 
Como lo dije en un párrafo precedente, el estudio de la obra de Ricardo Ayllón merece, más que unas cuantas páginas, un libro, a fin de lograr en algo un alcance de su temática, que contiene –a mi parecer– una esencia social; sin embargo, quiero explorar de soslayo la poesía de Ricardo con su muy buen poemario Un poco de aire en una boca impura (Ediciones Altazor. 1era. edición, 2008), centrándome en un poema que me llamó mucho la atención, «Cantar para una hoja». Es un poema muy hermoso con un necesario contenido ecológico y existencialista, lo que es casi recurrente en la obra de Ricardo; y transcribo literalmente algunos versos: «he aquí la perpetua hoja que surcaba el mar,(…)», lo frágil y pequeño que constituye una hoja dentro de la inmensidad del mar acaso significa nuestra propia vida dentro del cosmos, o quizá sean nuestros sueños que se posan a perpetuidad en un espacio creado por el poeta, y que él llama mar, por ser quizá para él un elemento natural de inspiración poética. «La que erigía su desnudez en el velo blanco de las aguas», el recorrido de todo cuerpo que habita en el mar, que por diversas circunstancias o ha sido arrojado ahí, puede representar un objeto contaminante o no (los antivalores contaminan el alma), o un cuerpo puro dentro de otro. En este caso, el poeta quiere que sea una hoja viva o marchita, verde o sin color por el tiempo que ha permanecido dentro de las aguas; hoja y mar, árbol y agua, verde y azul, y que se confunde con la espuma del mar que nos visita a cada instante en la costa y que el poeta llama velo blanco por una similitud metafórica, y si vamos al extremo de lo ecológico, ello se convierte en cualquier objeto que el mar siempre tiene que varar, y que lo hace a diario, como nuestra alma que a veces expulsa los buenos o malos sentimientos. 
 
Y si citamos a Miguel Chereque Bocanegra al analizar este libro: «El color verde, al igual que el azul, se presenta en su dimensión acuática. El agua es, por tanto, una imagen de mucha valía, la cual va a trasgredir los muros de la angustia y la nostalgia»4 , definitivamente nos da la razón. El agua es pureza, pero el mar no siempre lo es, por las malas acciones del mismo ser humano; y así, podemos sacar infinidad de conclusiones que al final nos llevan a la inspiración misma del autor.  
«(…) Despacio, /comencé a respirar la sal que mecía/aquella hoja en la llanura del alba, /esparciendo el vaho de golfos e islas/con el verdor de su respiro/». Haciendo un paralelo existencial de su yo con la naturaleza, la soledad, su visión del mundo, la tranquilidad y la calma que inspiran los paisajes. Cantándole con versos libres de muy buena factura a ese símbolo solitario, significativo, único de la naturaleza y el medio ambiente, como es la hoja.
 
Y revisando este poemario hasta el final, me voy dando cuenta que sus matices estilísticos dan a notar una madurez retórica y musical en cada verso, lo que me recuerda mucho a la escuela francesa, a Breton y Apollinaire, y también al argentino Borges. Sus versos libres –como su escritura toda– están impregnados de lirismo puro, muy pocas veces visto.
 
Otras obras literarias dignas de mencionar y que pertenecen a la variada producción literaria de Ricardo Ayllón, son las siguientes: Almacén de invierno, Des/Nudos, A la sombra de todos los espejos, Navegar en la lluvia. Antología del cuento ancashino, Baladas del ornitorrinco, Barrio de mascotas, Percances del gato Billy, entre otras. 
 
V. Mensaje final: aportes para un sueño aún lejano
 
Este trabajo es un pequeño homenaje para un escritor que se faja por nuestra cultura regional, y que, contra viento y marea, sin apoyo del Estado, en circunstancias nada favorables para la difusión de obras literarias, en tiempos en que la lectura ha pasado a un segundo plano, desplazada por una generación de imágenes y tecnología, donde reinan las redes sociales y los aparatos móviles, ha apostado por dar –sobre todo a la juventud– un cúmulo valiosísimo de acciones en favor de la cultura, y en especial de la literatura local, regional, nacional e internacional.
 
Según las propias palabras de nuestro autor, quien con un tono un tanto pesimista, pero a la vez invitando a todos a sumar esfuerzos para alcanzar un sueño que parece lejano, aunque nunca inalcanzable: «Un escritor no es nadie, es una fuerza motriz insuficiente para esta lucha, pero sí lo es la suma de conciencias, intenciones y músculos de un pueblo unido y fortalecido»5. Esta es una invitación a la unidad, es el grito de quienes queremos una sociedad culta, sin vendas en los ojos, frente a las intenciones de nuestros políticos de idiotizarnos con imágenes creadas en complicidad con los medios de prensa, así como mantener a un pueblo en la ignorancia, «insumo» necesario para sus campañas políticas, tomando en cuenta que pobreza no es sinónimo de ignorancia, pero que esta última sí genera pobreza.
 
Como lo dice muy bien Ricardo, la idea es ganar adeptos (para mí, adictos) a la lectura, y la única forma de hacerlo es lograr una «invasión cultural» en los colegios y en toda nuestra comunidad, una verdadera revolución de la lectura que conlleve a un pensamiento libre y crítico en todo sentido; y esta revolución, a la vez, debe estar cimentada en una verdadera descentralización cultural, donde las tecnologías educativas lleguen hasta los lugares más recónditos de nuestro país (pueblos de frontera) y donde la oportunidad intelectual de nuestros escritores se abra también a las provincias más alejadas. Y Ricardo, como ya sabemos, es una muestra –con su sello propio– de la calidad de literatos que tenemos en otras ciudades que no son de Lima.
 
Debo resaltar y recoger las letras de Ricardo, al inicio de su libro Viajar con libros. Andanzas literarias por el Perú, donde hace una crítica a la proliferación de publicaciones con escasa calidad en sus contenidos, coincidiendo plenamente con los tres puntos bien marcados que menciona: la autoedición, la impunidad con la que trabaja la piratería editorial y la desventaja de las editoriales independientes frente a las editoriales de élite, que manejan el poder económico; pero agregar a esto el centralismo cultural y editorial que existe en el Perú (algo que ya mencionamos), lo cual posterga la difusión de algunos escritores que sí merecen salir a la palestra pública e ingresar al mundo de las «publicaciones mediáticas», algo que debe de ir de la mano con la capacitación de autores, con investigación permanente, verdaderos autodidactas de la literatura, y no buscar la improvisación en la difusión de obras que conlleva a la mera figuración de «nombres» más no así destacar en este ambiente por mérito propio. Y hacia eso debe apuntar la organización de eventos académicos en esta parte de nuestro país; sobre todo dirigir la mirada a las nuevas generaciones, llegar con este mensaje a las instituciones educativas, jóvenes que se inician en la vocación literaria sintiendo ya el amor por las letras, con su aspiración de publicar obras que pasen a la historia de la literatura ancashina, y por ende nacional.
 
Con estas cortas líneas he querido resaltar algunas de las cualidades personales, y dentro de ellas las literarias, de un grande de nuestra literatura regional, un auténtico representante de la lucha permanente y silenciosa de los abanderados de la promoción de la lectura; y todos sabemos lo que esto representa en un país donde la cultura no es prioridad para los que manejan el Estado; por todo ello, Ricardo no solo debe ser homenajeado como escritor, sino también como un editor y promotor cultural en plena vigencia; un innato y absoluto líder cultural contemporáneo.

Notas
________________________ 
1  Viajar con libros. Andanzas literarias por el Perú (Fondo Editorial de Nuevo Chimbote, 2017). p. 30.
2  Óp. cit. p. 64.
3  Imberbes (Ornitorrinco Editores, 2019). p. 48.
4  Texto inédito.
5  Viajar con libros. Andanzas literarias por el Perú (Fondo Editorial de Nuevo Chimbote, 2017). p. 78.
 
 
Casma, 15 de noviembre de 2022
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