Bethoven Medina Sánchez
Éxodo a las siete estaciones: aproximación poética a los enigmas del cosmos, la vida y del ser

Por José Vásquez Peña
Fuente: Librosperuanos.com
Julio, 2018

Espléndidamente concebido y con un sustrato sólido  en los ámbitos  conceptual  y filosófico, el poemario: Éxodo a las siete estaciones, del poeta  trujillano Bethoven Medina (1960), nace para constituirse en lo mejor de su obra poética. Su vasta producción  ha servido para bruñir su poesía hasta convertirla en un ramillete de piedras preciosas.
Desde el título, la obra convoca reflexiones filosóficas profundas,  derivadas  del excelente efecto poético logrado.
 
Lo primero que nos impacta es el término éxodo, que lo entiendo como la ruta emprendida por los hebreos hacia la liberación. Apelando a ese criterio religioso, el aeda nos invita a un viaje poético que debe entenderse como la desrealización de aquel pasaje bíblico para llevarnos a su mundo imaginario de las siete estaciones  poéticas, cada cual con su propia trascendencia.
 
Escoger el número siete para introducirnos a los enigmas de la vida y el ser, es bastante revelador. Indiscutiblemente este número que es el signo del pensamiento la espiritualidad y la conciencia, está dando la pauta del contenido poético. Es más, el siete, acudiendo a su contenido cabalístico, se convierte en la obra en una entelequia, en un predio  imaginario, que el vate escudriñará para dar su visión de la existencia humana.
  
 He aquí la arquitectura del poemario: Está dividido en siete secciones (poéticamente se denominan estaciones); se complementa, así: cada estación se encuentra compuesta por siete poemas, cada poema subdividido en tres estrofas de siete versos. Denotase en esta singular forma de organizar la materia poética, la influencia del siete, como signo, como número perfecto según los cánones cabalísticos.
 
Introduzcámonos en este insular mundo poético. Afirmo que no tiene parangón en la poética peruana, ni en el aspecto formal ni en el fondo. Allí radica el gran aporte de Medina a la literatura nuestra.
 
Veamos como concibe su poemario. El vate invocando  a la numerología, como ciencia,   nos delinea  a través de la globalidad de su obra, un mensaje, un camino de vida. Poetiza el mundo material (significado del número cuatro) uniéndolo al tres (mundo subjetivo, símbolo de  la expresión artística y de la interacción humana).
 
UNO
 
En la estación primera, Siete días de la creación del universo, Medina haciendo derivar las estrofas y los versos de versículos bíblicos, con aquella finísima tesitura consustancial a su producto poético, nos extasía  con su poesía pletórica de tropos literarios. 
 
Es trascendente que el libro y el día primero de esta estación, se inicien con este verso: Con Disco Solar busco azorado el origen como si me siguieran. Afirma desde la aurora poética su identidad con la cultura andina. El disco solar refiere a un culto ancestral de nuestros antepasados anterior al Tahuantinsuyo. Refiere, asimismo, al contexto místico en que se insertaron los creadores del Imperio del Sol. Indica, también, yendo más allá de esta simbología que el Disco Solar fue traído al Cuzco desde Lemuria (un continente desaparecido). 
 
La búsqueda del origen que azorado hace el poeta, sigue dos retro – rutas: la filogenética (la que explica la evolución desde el homínido hasta el hombre actual) y la ontogenética que estudia el origen del ser concreto). Eso explica el asombro del poeta cuando afirma en la segunda parte del verso: como si me siguieran. Efectivamente nuestro pasado nos persigue. A esa persecución debemos responder con una actitud positiva: la identidad cultural, conforme se evidencia en esta parte inicial del poemario, cuando el rapsoda supera la geografía de la luz, para celebrar su primer día, en el camino que se abre e ilumina. Allí empieza la vida del poeta que oficia de personaje poemático. Sigue formándose, hasta mis siete infantes formé cerebro/ y abrí los ojos. Prosigue, ahora  gozoso de vivir, recorro calles y montes. Hecha La Luz. Aunque representa en sus versos no sólo el gozo sino también las vicisitudes de la existencia: Vida, estremeces veleros, Apocalipsis y siete lámparas. 
 
En este día primero, se da un contrapunto entre las mitologías: arcana (la mención a Lemuria), la andina (Disco de Sol) y la cristiana: háblanos del manzano de Adán, caído en otoño próximo a la Luz; / si los peregrinos por la claridad, interpretan emocionados, / el sueño del viento para siempre suelto de pies, lo que trasluce una visión holística de las concepciones del mundo, al servicio de la literatura. Esta pluralidad de ideas es positiva para el enfoque unitario de dioses y hombre (lo divino y lo humano), siempre enlazado al simbolismo del número siete, tan es así que el total de poemas suman cuarenta y nueve,  múltiplo de siete.
 
Analizaremos la obra, atendiendo a una hermenéutica selectiva o si se quiere modélica, tomando lo más representativo,  sin perder el enfoque integral del poemario.
 
En el día segundo, la temática central es el mar. El poeta interactúa con los Náufragos (que) reflexionan sobre las aguas,  para darnos a saber tal vez que la vida nace en el mar; época en que la tierra era un inmenso bloque (Pangea) y luego con el discurrir del tiempo fueron desprendiéndose los continentes. 
 
Más adelante, en la última estrofa, refiere el poeta las funciones del cuerpo humano: Llave del AmorPrincipio de Vibracióneres sexo, Y así de etapa en etapa madura el hombre hasta que el vate metiéndose en la piel del hombre de puerto (de todos los tiempos) sentencia: Descubro el mar lejano abrazado al firmamento, / y el día entre garúas baja a dar vida a los totorales, / abre ojos a gaviotas enamoradas / y alumbra luciérnaga el interior del zoo humano. Apretadamente da a conocer la relación entre la naturaleza (el mar), la aparición de la vida, el hombre de mar, colmado con sentimientos y pasiones.
 
En el día tercero, con los dos primeros versos: De cara al tiempo que nos otorga Vida y Muerte, / aramos la tierra con su piel cubierta de eucaliptos, continúa con el fenómeno de la evolución de la naturaleza y el hombre, como fundamento de su poesía. Incidiendo una vez más en el principio que establece que la vida surge del mar: Las aguas se pronuncian al sonar de caracoles y devela /  Tierra – Cielo mundos paralelos Infierno – Purgatorio – Paraíso. En este último verso además participa de la idea de que al morir el hombre se va a otra dimensión (infierno, purgatorio, paraíso), mostrando conceptualmente su cercanía con el esoterismo.
 
En el día cuarto, en este poema versa sobre la separación del día y la noche y la secuencia temporal, cuando afirma: Descubro el Día y estaciones vuelven / con esperanza joven para los habitantes. Uniendo lo bíblico (haya en el firmamento lumbreras para separar el día de la noche) con lo humano (Vuelvo a golpear mi cabeza en afilado hielo, / y aprehendo el peso de estaciones, días y años). 
La capacidad de síntesis usada para construir sus poemas es extraordinaria. Abarca tiempos y espacios enormes y los expresa en versos llenos de metáforas, utilizando un lenguaje sugerente.
 
En el día quinto, usando para la construcción poética, la pluralidad de concepciones religiosas, en esta sección el vate acude a la mitología hindú: Brahma, el Día anima los brotes de la semilla, / y  prolonga rayos de sol en el agua llena de peces  / y permite el color de la Noche y su desdén al crepúsculo. Dándole a su poesía el sustrato que otorga la multiplicidad de religiones, pues apelando al poder de Brahma Dios creador del hinduismo, nos introduce otra vez a los momentos aurorales de la humanidad.  Brahma y Shiva, Vishnu forman la trinidad hindú. Casualmente en la segunda estrofa aparece: Vishnu: el viento se mueve y / vuelan sobre la tierra aves que rompen las formas de las nubes. 
 
En el día sexto, poetiza sobre la aparición de los animales sobre la faz de la tierra: mañana, tarde y noche, ante el tiempo y toda especie, / se renueva la natura en las eras y desde el origen / reverdecen prados y vacunos los recorren bramando.
Todas las especies van apareciendo en este día: y las múltiples especies afirman su presencia. / Picaflores rompen estambres y pistilos, /  y el cuerpo permanece para otro inocente.
 
Día séptimo, culmina la creación. Así lo anuncia el poeta: Al crear todo, se hizo la luz de raíz a flor; / y en los paisajes llovieron plegarias que ríos aún anuncian. Termina el vate loando el día de descanso con los versos finales de esta estación: Celebro tu descanso en tanto el mar crecía; / ignoré tu sangre del recorrido u oleaje perenne; / ahora, descubro mensaje de la luz en el adviento.
 
La decodificación poética de los siete días de la creación del universo, dada la pluralidad de enfoques con que se aborda, resulta un valioso aporte para la mejor comprensión de este enigma de la existencia.
 
DOS
 
El abordaje hermenéutico de la estación II: Siete notas musicales, nos trae sorpresas: a) cambia radicalmente de temática, b) el lenguaje se torna intensamente poético, c) el pretexto de las notas musicales, sirve de estructura para la creación de esta parte del poemario, d) el yo poético se interna en cuestiones más humanas, menos etéreas. 
 
Interpretemos el primer poema Do, apelando a sus versos: DO quiera la Vida se instala vibrando tambores, / inunda mapas con afluentes de ríos, / y en mi fondo se estremecen lotos. Nos invitan, estos versos, a integrarnos con la música, tanto en su connotación de deleite estético como en su percepción filosófica. Ya el viejo Pitágoras, la había conceptualizado como la armonía entre el cielo y la tierra, entendiendo que el movimiento de los cuerpos siderales, producen sonidos bellos  a los que él llamó música de las esferas. De otro lado el filósofo griego estudió la relación entre la música y las matemáticas. 
 
Termina esta poema, Medina, con estos sugestivos versos: sauces inclinados en posición de definirme / entre pájaros y albas; /me ubican en esta dimensión, donde celebro mi cuerpo amado. Imprimiéndole a su poesía un tono más intimista. Yo diría que hasta establece una relación de su yo poético con el cosmos.
 
Con los primeros versos del poema (Re) que anotamos: REcinto de vegetales fosforescentes descubro en la sombra, / y hasta identificarlos respiro en el parque eterno, / lejos de los dones del agua y el Principio del Mentalismo, el vate, participa de este principio que está contenido en el Kybalión o los 7 principios herméticos: El Todo es Mente, el Universo es Mental. El documento aludido muestra la amplitud de la formación  de Medina, lo liga, con los conocimientos de la Sociedad Teosófica. El escrito anotado (el Kybalión) está estructurado en una serie de 7,  Un capítulo por cada principio: He aquí una coincidencia más del poeta con el hermetismo. Estas teorías postulan que los fundamentos de los principios herméticos,  deben ser  aplicados a la vida cotidiana. Esto lo hace Medina, los traslada con destreza y sencillez, a los no iniciados, a todos, con un lenguaje poético entendible. 
 
Finaliza esta parte con versos  que nos trasladan a Grecia  del año 250 D.C, en que habitaban en Éfeso,  Siete sacerdotes cristianos que fueron tapiados en una cueva, por el Emperador Romano, Decio, que imponía su religión pagana.  Esto los convirtió en legendarios porque después de doscientos años, según la leyenda, un campesino dueño de los terrenos en que estaba la cueva, decidió abrirla y los encontró durmiendo, despertando éstos milagrosamente. Se ampara, también,  para poetizar,  en el filósofo de la lámpara, Diógenes. Anoto los versos finales: Con una lámpara encendida (sugiere la búsqueda de la verdad,  imagen que indica el fin que perseguía Diógenes, recorriendo Sinope, su ciudad natal, a mediodía con el esplendor del sol, con su lámpara encendida indagando por un hombre honesto) Repito: Con una lámpara encendida busco a Siete Santos durmientes de Éfeso, / hasta ser voz del ande que recorre fatigado venado, / y despierto iluminado como un niño ¡Saltando límites, saltando, límites saltando!  Aquí encuentro un salto en el tiempo y en el espacio para aparecer el personaje poemático en  Los Andes convertido en un niño alegre. 
 
En el  poema (Mi), versa sobre el derrotero del ser, el alfa y el omega de los hombres (Mí ser y los ríos, continúan su cauce hacia lo eterno (…) el silencio balancea y fluye. /  Cuando la soledad me horada (dónde están siete éteres diferenciados).  Al referirse a los siete éteres, el poeta está remitiéndonos a la concepción esotérica (sostenida por los rosacruces), de las siete energías  (algunos teóricos en esta materia la  llaman los siete gases) o los siete mundos. Este atisbo de la doctrina rosa cruz se confirma con  los versos  finales de esta sección: y pulmones ceden a brisa marina mi agonía de microcosmos. Al final y al borde del camino reflexiono como un árbol; / identifico el ascenso y exploro dimensiones humanas–esotéricas.
 
Los poemas: Fa, Sol, La, Sí, tienen la misma estructura poéticas que las anteriores, diferenciándose sólo por la temática central de cada una. Anotamos sucintamente cada uno de los temas base para la construcción de los poemas y los versos.
 
En el poema Fa, el tema descollante es la muerte: La Muerte alienta y libera gases en el macrocosmos. En el poema Sol, se plantea la evolución del hombre frente al rito de superación (los siete grados de iniciación masónica orientados a la superación): Lo sublime crece y se vierte en lágrimas emocionadas, al tramontar sentimientos y Siete grados de Iniciación Real. ¡Oh humanos!, busquemos la superación total cual gracia de girasol.
 
En el poema La, la fe es el eje sobre el cual se desarrolla, o más exactamente, se explica la ligazón del microcosmos (nosotros o uno de) frente al macrocosmos (el universo y la otredad, que sería la humanidad entera, otra, frente a la unidad, la individualidad del ser). 
En poema Si,  aprecio la importancia de la meditación para el equilibrio físico y mental: 
Y nuestro espíritu elevado, celebra en meditación / el brillo transparente (…)  Y esa incesante búsqueda de la verdad, sin sujeción a credos, llegando en esa indagación a la concepción científica del mundo: No me extraña ser espacio, latido, nota musical, / y buscarme con linterna (otra vez la constante Diógenes) desde orígenes del Bing Bang. En estos versos completa el poeta la multiplicidad de concepciones que asisten al hombre (y a él como creador poético), partiendo de lo místico pasando por la religiosa, hasta llegar a la concepción científica, sustentada en la explicación del origen del universo, sin mitos ni leyendas. Eso significa la teoría científica del Bing Bang.  
 
TRES
 
En La estación III, Siete días de la semana, siguiendo el enfoque esotérico, poetiza en el primer poema,  Domingo,  fenómenos explicables a la luz del esoterismo: a) el triángulo de las Bermudas, asociándolo con la energía como elemento sustancial de la existencia del universo y el hombre: Y barcos zarpan /a islas desconocidas por brújulas y navegantes. /Los mares reservan energía en sus ondas, y el día apertura los ojos ante el Triángulo de las Bermudas; b) las siete cadenas evolutivas, se refiere a la teoría que considera que la tierra y los planetas forman cadenas de globos.
 
Los demás días de la semana, como el caso de la estación anterior: Las notas musicales, se avienen a la misma estructura, diferenciándose solo por la temática central abordada:
El Lunes, contiene como temas: a) La vida (Ahí la luz aparece como antorcha / al sentir la vida en continuo aliento, rememoro para hacer más explícita la explicación la frase de los investigadores franceses, Jacques Bergier y Louis Powell, autores de la obra, El retorno de los brujos: el tiempo aquel fuego que nos consume, y  b) el principio de correspondencia, contenido en  el Kybalión, formulado así: Como es arriba es abajo, como es abajo es arriba, aludiendo al micro y al macro cosmos.
 
El Martes, toma como temática a la Vida, preguntándose y respondiéndose el poeta: ¿Dime si ésta es la Vida? nacer, crecer, reproducir y morir aletas a la deriva; función de ser vivo ante tejados que caen. La especie se extingue. Poéticamente describe el trayecto vital e inclusive intuye la extinción de la especie.
 
El Miércoles, Amor: carbón encendido en mis manos; / ardo a orillas del naufragio fuera de tus brazos, / soy Nada y Todo al sufrir. / Alucinado desciendo del sueño antes que la aurora.     De estos versos iniciales de esta poema se deduce que la temática esencial es el amor, aunque también apunta a la duración del diluvio universal: El Arca de Noé descansó / al sétimo mes y siete días. Desde entonces, los Hombres/reman mar adentro con la intención de desentrañar el mar profundo.
 
Jueves, aborda el poeta en este poema, problemas como el hambre,  la muerte, sin dejar de mencionar algún acontecimiento que esté relacionado con el número siete: En espigas identifico solución al hambre, /  si la vida dio soplo en Siete continentes del planeta, / y madres lloran cadáveres de sus hijos.
 
Viernes, en este poema, el rapsoda hace un deslinde entre  lo natural  y  lo  sobrenatural, como una forma de entender la vida terrena: Son temblores los míos y no del Supremo, / la
emoción en mensajes nunca enviados; / porque me debo a la ley de la naturaleza material; /  y hundido en este arenal, sin aliento ni cielo, persisto. Queda claramente establecida la prominencia del reino de este mundo sobre el reino del más allá. Filosofía y ciencia cruzan sus antenas para cimentar la posición del poeta. La alusión a las siete iglesias, cumplen como verso integrante de esta poema, con el plan poético sustentado en el cabalístico siete.
 
En Sábado, la muerte asociada al hambre, son los argumentos  de fondo. Veamos: Pensar que la muerte se cumple sin tiempo. Cualquier día es banca para cansados y su sombra es un túnel, un vacío / Los de arriba cenan más de la ración; abajo, el pan duro es sibarita para descalzos, / en esta doliente estación / descubro claves y pienso en ellas. Entiendo que la férrea formación filosófica del poeta, lo aleja, también, en el plano poético, de la muerte. La tanatofobia  no se presenta ni por asomo en su horizonte vital. Más bien, el poeta se muestra de acuerdo con el pensamiento del filósofo alemán, Nietzsche, cuando afirma: Muchos mueren demasiado tarde y algunos prematuramente. No entra aún en los oídos la doctrina de morir a tiempo... El que apetezca la gloria debe despedirse  a tiempo del honor y dominar el arte difícil de irse en el momento oportuno.    
 
Al finalizar   esta estación: Siete días de la semana, debo admitir que en ella hay un tremendo enlace con la filosofía, aparte del pensamiento nietzscheano, señalado ut supra,  con la filosofía griega. Y dentro de ella, con el primer intento del hombre griego para explicarse el cosmos: la mitología. Los dioses mitológicos latinos (Venus, Marte Mercurio, Júpiter, etc. son derivados de la mitología griega). Razón tiene el vate, no podría ser de otra forma, los nombres de los días de la semana encuentran su explicación en los nombres de los dioses griegos, en su versión romana. Aclaro, es consabido que los romanos conquistaron territorial y políticamente a Grecia. Pero los griegos conquistaron con su poderoso pensamiento filosófico a los romanos.  Por ello cuando hablo de esa  mitología, para ser certero, digo: mitología grecolatina.
 
CUATRO
 
La cuarta estación, Siete cuerpos del hombre, contiene una profusión de símbolos, de códigos que  al ser descifrados muestran siempre ese nexo entre la biblia y el esoterismo, pues cada una de los siete poemas, se inician  con un nombre de un personaje bíblico, como: Adán, Jacob, Matusalén, Abraham, Moisés, David (respectivamente del primero al sexto poema; el séptimo no tiene, se refiere sólo a los profetas genéricamente).  Se dirige a ellos como interlocutores válidos para darle una singular arquitectura a los poemas.  Cada verso de inicio de los poemas es elucidario. Ejemplo, en el primer poema de esta estación CUERPO FÍSICO, el primer verso; Adán: mi corazón late y celebra la gracia del silencio, alude al momento de la creación bíblica  del hombre, destacando la situación anterior: al caos, poblado de silencio;  es como si dijéramos que antes del principio de las cosas, hubo el silencio, para celebrar la importancia de la creación: la aparición de Adán sobre la faz de la tierra y el inicio de la historia del hombre. 
 
Por otro lado, en cada poema, como queda expresado,  hay indicación precisa a conceptos esotéricos que amplían la riqueza del contenido y hacen que el poema se sustente en la diversidad conceptual y no en una sola visión filosófica/religiosa. Verbigracia en cuerpo físico destaco: ¡Oh, cordón de plata!  Concepto que es manejado por astrólogos, clarividentes y astrofísicos, es decir, es mencionado a nivel del esoterismo y refiere al finísimo hilo de plata que une el cuerpo físico con el cuerpo astral (en gran medida esto sucede cuando dormimos); cuando acaece la muerte, este cordón se rompe y el espíritu pasa a otra dimensión. En la biblia  se menciona también este concepto en el libro de Eclesiastés 12:6 Acuérdate de   tu creador antes que se hagan pedazos el hilo de plata y la vasija de oro. Yo lo conceptualizo como el hilo de energía que nos enlaza como hombres de este mundo con el otro.
 
La exegética de estos poemas  transita por los diversos caminos del conocimiento humano. Filosofía, Religión, Esoterismo, Anatomía, etc. Abordarlos, desde todas las aristas implicaría un extenso ensayo que más adelante podría hacerse. Ahora,  dejando establecido que todos los poemas del libro son de gran tesitura y demuestran la extraordinaria calidad poética de Bethoven Medina, solo analizaré cada poema de esta estación y de las siguientes basándome en tres criterios: a) el significado del primer verso b) su engarce  filosofía / religión / esoterismo / anatomía,  y,  c) su anclaje en el código 7 que no falta en ningún poema. Por ejemplo para terminar el comentario de este primer poema faltaría el siguiente aserto: aparece en el verso la siguiente mención: Anatomía – cuerpo sólido - son siete glándulas endocrinas principales, pero obsérvese que la visión que nos entrega el poeta es la esotérica porque versos más abajo se dice: Honda arquitectura, células y glóbulos, glándula pineal. Estas dos últimas palabras, remarcadas en negrita como significando que  el concepto que debemos asignarle no es el que la anatomía le da,  sino el del esoterismo, Me recuerda al tercer ojo, concepto que esgrime Lobsang Rampa,  en su obra del mismo nombre: es decir: glándula pineal / órgano de los fenómenos parasicológicos, esencialmente la telepatía. Este va a ser el procedimiento a seguir hasta la culminación del estudio. 
 
CUERPO ETÉRICO, segundo poema, nos introduce en un contexto diferente, pues partiendo del verso inicial: Jacob: los muertos son transeúntes invisibles en esta acera, tenemos necesidad  de ir al ámbito esotérico (revisamos nuestros conocimientos de esoterismo hindú y chino)   para comprender que se le llama también cuerpo de vitalidad, doble etérico o cuerpo pránico, y es de los siete cuerpos el que nos surte de energía sutil.
 
A este cuerpo no se le ve, es etéreo, los muertos son transeúntes invisibles, cohabitan   este mundo (esta acera) sin que los podamos ver, los muertos conocen la paz / y los vivos bajo la lluvia bailan el desencanto. 
 
La glándula pituitaria o hipófisis es mencionada en uno de los versos, Nos faltan sentidos y saber vivir, glándula pituitaria,  intuyo que lo hace por considerarla, la maestra, la reina de todo el sistema glandular, dirige la orquesta endocrina y es relacionada también con el tercer ojo. A través de la energía que nos proporciona podemos encontrarnos con nuestro sabio interno. No menciona la clave 7.
 
En CUERPO ASTRAL, tercer poema, el personaje bíblico que encabeza el primer verso es Matusalén, famoso por haber vivido 969 años, a él se dirige el personaje poemático cuando dice: soy nube que despierta en manos del infinito, / figura vaga, no prevista para álbum de huellas digitales. / Mañana, otra vez, quiero salir de mi cuerpo astral. Este cuerpo es entendido por los esotéricos como un entidad intermedia entre el alma inteligente y el cuerpo físico. La idea más antigua de este concepto la hallamos en el platonismo. Platón concebía el alma como una entidad independiente del cuerpo e incluso habló del plano astral. Si reparamos bien en los versos,  el poeta dice que quiere salir otra vez de su cuerpo astral, fenómeno que no es otra cosa que la proyección astral o desdoblamiento astral, un tipo de experiencia subjetiva consistente en la separación del cuerpo astral o sutil del cuerpo físico, para realizar un viaje astral. 
 
Todos los versos del poema tienen la misma temática, el viaje astral: viaja mi alma con fuerza propia, en vehículo material. / Quedo mi cuerpo en séptimo planeta: la tierra. En este poema hay mención a la glándula tiroides, ubicada según el esoterismo, en el chakra de la expresión y de la creatividad.  La clave 7, está dada en los siguientes versos: Todos están muertos, / señalan las cruces y las siete trompetas del ángel. Se refiere a las siete trompetas que anuncian el apocalipsis bíblico.
 
Abraham, nuestra evolución de luminoso rayo sorprenderá al véspero, / a los árboles y a la masa gris. Abraham, oficia de interlocutor poemático. El poeta se dirige a él en CUERPO MENTAL, cuarto poema de la estación. Se refiere al  cuerpo que  funciona de manera interdependiente con el astral y se encarga de nuestras capacidades intelectuales y racionales. Los esotéricos lo consideran como un campo magnético que rodea nuestro cuerpo físico alimentando nuestros pensamiento consciente. Así queda explícito en los versos que siguen: con seguridad mental, asir el alma entre aguas, / al entonar salmos e himnos,  (…)  Y tenemos ganas de abrirnos como girasoles al sol.
 
Menciona a la glándula Timo, la llave  de la energía vital, la glándula de la felicidad y la emoción. Lo que he llamado clave 7 está dada en este verso: Aquí, están padres que perdimos, las siete edades del hombre. Reseña el poeta las edades de la infancia, niñez, el amante, el soldado. el adulto, la edad avanzada y la senilidad. Tal vez las referencias más cercanas a este tema las encontramos en el escritor romano Petronio (siglo I d.n.e.) o en la interpretación shakesperiana en el monólogo Todo el mundo es un escenario
 
En CUERPO ESPIRITUAL, direccionando la intencionalidad poética hacia Moisés, le dice: al este caminé sin sandalias agrestes pendientes. (…) Me sentí feliz en la sala de meditación; / recordé destino terrestre, biografía del hombre, /  leí estrellas hasta que la noche cesó su color. He hecho este collage de versos de este poema para dar a entender que el poeta, o más exacto su cuerpo espiritual,  comienza  un trayecto hacia el edén (esto lo deduzco porque inicia ese recorrido, (el alma esencial, sinónimo de cuerpo espiritual),  partiendo del este (tal vez en indicación al título de la novela Al este del Edén  a veces también traducida como Al este del Paraíso  de John Steinbeck.) y no de ninguno de los otros puntos cardinales que sí los menciona en el poema.
 
El traslado etérico  (y posterior resurrección) queda claro si: a) interpretamos a la luz de la Biblia de las Américas (que a todas luces es la que utiliza el poeta para su inspiración; esto queda demostrado desde el primer poema (día primero) de la primera estación cuando utiliza este texto bíblico: sea hecha la luz y hubo luz, para rotular su poema.  Me explico mejor: en la citada versión bíblica (llamada también Biblia paralela), se lee: se siembra un cuerpo natural, se resucita un cuerpo espiritual. Si hay un cuerpo natural, hay también un cuerpo espiritual. b)  Sin embargo,  si interpretamos los dos primeros versos de la tercera estrofa: Al norte, bajo este cielo / todo se permite imaginar; / El espíritu agita  algún cuerpo – causa efecto -  colegimos un doble pensamiento filosófico, por un lado aquello de causa efecto se inscribe dentro de la concepción científica del mundo; de otro lado, los versos: Medito la angustia de ser hombre y nada más. (…) Al final del brazo voy con la Vida al Sur, y mi espíritu se eleva (recién, significa que ha estado en transición) traslucen  una cercanía con el pensamiento hindú  que aparece, bajo el concepto de Buddhi o alma espiritual, en el Rigveda y en otra literatura védica, que a decir de Monier Williams, significa el poder de formar, retener conceptos: inteligencia, razón, intelecto, mente", la facultad intelectual y la capacidad de "discernir, juzgar, comprender, comprender" algo.  
 
Culmino la exégesis de este poema, diciendo que en él se menciona al páncreas, glándula endocrina que fue estudiada desde la Grecia Antigua (cuna del pensamiento y la ciencia occidental). La describió por primera vez  Herófilo (335-280 a.C.), y fue detallado y nombrado por Rufo de Éfeso. El nombre que le pusieron (pan, que significa “todo” y kréas que significa  “carne”) insinúa la visión holística que tuvieron los griegos para denominar esta glándula. Esta nota la incorporo al comentario porque corresponde  al contexto, también holístico, que asume el poeta en su creación literaria.
 
En CUERPO INTUICIONAL, su pensamiento poético ancorado siempre en precisiones esotéricas para poetizar los enigmas del hombre, se ubica en la sexta dimensión de energía electromagnética, para dirigirse a  su interlocutor David y decirle: el cuerpo se deja a un costado para Ser, / certidumbre de luminaria. Intuye, el poeta, que debe/debemos despojarnos del cuerpo físico recién para Ser, pues luego de eso nos convertimos en estrella (certidumbre de luminaria); en otras palabras, nos integramos a la dinámica cósmica. Se consigue esto a través del cuerpo intuicional que nos permite incluso percibir que familiares acuden a mi nacimiento cuando he muerto, verso que aparentemente es contradictorio. ¿Nacimiento después de muerto? A la luz del conocimiento común, es incluso, inentendible. Sin embargo, esta figura antitética, es perfectamente entendible bajo el enfoque de los siete cuerpos, que maneja el poeta. La muerte trae consigo el nacimiento a la eternidad. Así lo entiende el poeta en estos dos versos: porque la vida es clavel enfrentando el huracán (…) Todos están muertos, y es hermoso respirar.  Demuestran ellos la fortaleza de la vida (clavel enraizado) enfrentando a la eternidad (el huracán) o la hermoso del respirar frente a la muerte. Todo  este pensamiento poético, está asociado a las glándulas adrenales, (citadas en el poema), que sirven para sostener la vida. 
 
En CUERPO DEL ÍNTIMO,  destacamos dos aspectos esenciales: a) el interlocutor poemático es Jesucristo, Es entendible que así sea porque el poema está sustentado en  el esoterismo crístico, que postula al espíritu  como nuestro padre íntimo, que habita en todos nosotros. Asoma también el esoterismo oriental que le da al espíritu el nombre de Atman, que en sánscrito significa "esencia, aliento, ego o alma". Según este enfoque cada uno tiene su Atman individualizado.  b) Se mencionan las  gónadas, glándulas de la reproducción,
Algunos versos que demuestran lo antedicho: Estoy de acuerdo profetas: la muerte no existe, / es viejo puente que espera nuestros pasos cada amanecer. (…) Feliz he muerto y recogí azucenas, pensando en ti Jesucristo (…)  Me reanima morir o nacer y soy feliz, / en estado de transición, mi glándula gónadas.  (…)  ¿Cuántas veces me perdí en bosques, magnolias? /  Un día de estos naceré ¿Quién será mi madre? Final del poema que denota ese viaje que ha realizado el poeta, en esta estación, a través de los siete cuerpos dimensionales del hombre, en una extraordinaria fusión de poesía/filosofía/esoterismo y religión.
 
CINCO
 
En La  quinta estación, Siete palabras de Jesucristo, el vate hace una interpretación poética de las palabras pronunciadas  por Jesucristo en  la cruz. La simbología religiosa asignada a la crucifixión va más allá del sacrificio máximo, la pérdida de la vida. Esotéricamente representa la auto-entrega, el desapego de lo que es la personalidad. Es la ruptura con toda la mecánica de la personalidad. Esa percepción la encontramos plasmada en esta estación del poemario, que comentaremos: a) mostrando el sustento ideológico/doctrinal que encontramos en algunos de sus versos y que identificamos (¡Ojalá no hallamos errado!) con una de las tendencias teológicas muy difundidas y practicadas en nuestra américa latina, la contenida en la Biblia Latinoamericana. b) vamos a hacer un abordaje integral de toda la estación, mostrando algunos versos, señalando a qué poema pertenece, en un esfuerzo de síntesis, porque la esencialidad del poemario es exquisita y la calidad literaria de la obra, es mayor.
 
El rapsoda, desde los versos iniciales: Madre, al acordarme de ti, regreso saltando en cuclillas, (del poema: MADRE, HE AHÍ A TU HIJO. HIJO, HE AHÍ A TU MADRE.), parece optar  más por el Jesucristo físico, histórico, que por el teológico,  y en la playa de pescadores acaricio chalaneros cuando predico la verdad. Verso consiguiente, me permite  juzgar que  el escenario poético que pinta el poeta para que hable Jesucristo, como personaje poemático, es del norte del Perú, como el rapsoda;  parece una playa trujillana con sus pescadores y sus chalanas. Encontramos fortalecida, esta interpretación, con otro verso: Vuelvo a navegar con fe sobre caballos de totora.  No encuentro mención en sus poemas a los elementos místicos que expresan la naturaleza divina de Jesús. No olvidemos que la biblia latinoamericana, en la que se sustenta el poemario, en su arista cristiana, postula (ante la crisis en el Primer Mundo, de la así llamada “civilización cristiana occidental”)  reconstruir la doctrina que sea fiel y propicia para el destino y desarrollo de América latina, partiendo  de este Jesús de la historia y no desde el Jesús teológico. Y no olvidemos,  aún más, que desde 1968 el teólogo peruano Gustavo Gutiérrez formuló su Teología de la Liberación Latinoamericana que surgió como un movimiento socioeclesial disruptivo de la ortodoxia católica “en la periferia de los centros metropolitanos de la cultura y la producción teológica”.
 
Esta opción hermenéutica nos posibilita seguir explicando el poema, La luz en palabras de siete profetisas / recorre calles de oscuro puerto buscando a tu hijo. / aquel del monte del calvario en donde permanece la Existencia. / Ahí los crucificados nunca dejarán de morir. Es importante reparar en este código: (Existencia), le asigno el símbolo de: humanidad y que se conjuga con la parte final del último verso de esa estrofa (crucificados nunca dejaran de morir, que conduce a este aserto: Humanidad crucificada, explotada, nunca dejará de morir.
 
Los siete poemas de esta sección finalizan con un verso dirigido a una de esas profetisas contempladas en la Biblia y nombradas en los poemas. En este, primero, es a Sarah: Entonces ¿Qué hacéis flores en mi pecho?, contéstame Sarah.
 
La clave siete en este poema está representada por: cordero de siete cabezas. Merecen una explicación estos versos: Pedro, no me niegues, recorreré bahías, nerviosismos de olas; bajo lluvia cruzaré todos los mares por ser de Quinta raza. La famosa negación de Pedro adquiere otro contexto, por dos razones, en principio por que deja entrever la universalización y atemporalidad de Jesucristo; luego porque hay una alusión a la quinta raza (Jesús es de quinta raza), y en el fondo es así, bíblicamente se llama a la raza posterior a Noe, superadora de diluvios. Y se nos atenemos al enfoque esotérico la quinta raza es la raza de los atlantes que poblaron el  mundo después del hundimiento de la Atlántida. 
 
Lejos de todo, la vida cobra jerarquía azul; / con su libertad crecen ciruelos, lúcumos, / y mi cuerpo sediento camina por valles. Estos versos iniciales de TENGO SED, segundo poema, contiene la misma tendencia de versar sobre nuestra realidad, El Reino de este Mundo, por tomar el título de una de las obras de Carpentier. Veamos: vida, jerarquía azul, da la impresión de referirse al cielo sobre todo porque el adjetivo azul así lo sugiere; pero luego, nos habla de ciruelos, lúcumos, y de una caminata por valles, acentuando con ello que se trata de nuestra realidad. Esto se reafirma con los versos finales del poema: empiezo  a recordar mañanas, la montaña bajo el alba, / cuando encontré mis sentidos iluminados, y cayó la lluvia de aguaviva, / y empecé a navegar en mi barca de los Siete días, Deborah.
 
La clave siete está dada por: siete sacramentos y barca de los siete días. En los primeros versos de PADRE, PERDÓNALOS PORQUE NO SABEN LOS QUE HACEN: Esta arcilla que te pertenece está rajada; / y el sol avanza por tejados como sonido quebrado / ardiendo corolas de mi sueños, aprecio una yuxtaposición de personajes poemáticos: el poeta que hace uso de su condición de hombre (existencia humana) para decir que el hombre (arcilla, hechura de Dios)  está en falta ( arcilla rajada); luego el poeta para cantar con lenguaje poético y decir que su/ la vida (el sol sale todos los días) avanza  por tejados, ardiendo, ( nuevamente esa concepción de tiempo: ese fuego que nos consume) corola de mis sueños. Esta percepción se confirma en los versos finales: soy forastero en busca de talismán en cerros olvidados; / por eso padre perdónanos, / ahora que contemplo mi alma musical, Hannanh. La clave 7 la encontramos en siete peticiones del Padre Nuestro.
 
En el poema HOY  ESTARÁS CONMIGO EN EL PARAISO, persiste esa tendencia de desacralizar  conceptos netamente religiosos para darle un tinte terreno. Así se aprecia en la estrofa  final del poema: Aquí he levitado otra vez, así estarás conmigo.  / Atisbo el paraíso- valle y todos los planos bajo el sol. / La ciudad a mi espalda encanece. / Saco mi corazón como lucero del amanecer / y me siento a conversar con él, / como viejo conocedor de madrugadas y caminos / y supero lo terrenal en las líneas de las manos, Miriam
Nuevamente al comentar el poema: DIOS MIO, DIOS MÍO: ¿POR QUE ME HAS ABANDONADO?, quiero remitirme a la estrofa final, por encontrar allí esencia para el comentario, ateniéndonos al enfoque hasta aquí utilizado: ir más allá de la concepción religiosa normal para ir a su contexto esotérico, por ejemplo llamar a Dios, energía superior. Veamos: Siempre pienso en ti, Dios mío, Energía Superior; / y los árboles en movimiento nos confían sus secretos / y aparece la emoción en rosada mejilla de adolescente. / LA noche se balancea y estoy abandonado / como madero flotando en las aguas; / hereje de costumbres en la tierra, / en tanto busco mi corazón que evadió, Abigail.   La clave siete que estuvo ausente en el poema anterior, aparece ahora en el siguiente verso: Y los hombres Iniciados rezan 7 céfiros del conocimiento.
 
PADRE EN TUS MANOS ENCOMIENDO MI ESPÍRITU,  penúltimo poema de esta sección, tiene como interlocutora poemática a la profetisa, Hulda. El  hablante poemático es Jesucristo. Anotamos algunos versos para sostener el comentario: Arrojado a compartir la luz del saber, / busco auras olvidadas, conmemoro la Unidad. / Padre, en tus manos / descubro latidos de trigos maduros / y vacíos corazones se retuercen ante el equilibrio que trasmites, / y  encomiendo mi  espíritu  entre las piedras y su silencio de significados / que renuevan el verbo y la gracia del hijo del hombre, Hulda. Una brillante percepción poética de los momentos casi finales de Jesús en la cruz. Entiendo que lo hace un personaje más humano, más sensible a la problemática diaria de cada día y después de siglos plantea  la renovación del verbo del hijo del hombre, nuevamente desacralizando lo divino, dándole un rostro más humano a las creencias. La clave 7 está cifrado en el siguiente verso: He descubierto el número siete de la espiritualidad.
 
TODO ESTA CONSUMADO, poema final de la estación: Siete palabras de Jesucristo, tiene la virtud de exponernos otra vez la problemática actual que consume a la humanidad. Usa el poeta las palabras de Jesucristo para desarraigadamente denunciar la crisis existencial por la que atraviesa la humanidad. Veamos de manera intercalada qué versos refieren esta situación: Humanos motivos, alborotan fieles y suenan tambores bajo las tormentas, /  y las conciencias oscurecen a hombres equivocados. Estos versos son descarnados para revelar la actualidad del mundo, Terminamos quebrándonos las alas, ¡Oh, distancia!, ¡Oh agujas en arterias! / (¿Se refiere tal vez a la droga inyectada?) ¡Todo está consumado!. Como una manera de buscar solución a esta problemática lanza una exhortación: Advierto,  en  memoria de Iniciados está la luz, es una clarísima indicación: la sabiduría del arcano, el esoterismo,  deben jugar un papel vital en la solución de la problemática humana pues, saben de números y calles no inscritas en la realidad. / Y la vida, busca su cifra. Termina este poema con un premonitorio verso: ¡Si no cruzamos el Jordán, todo está consumado, Esther Nos invita a cruzar nuestro Jordán.  Cruzar tu Jordán Significa pasar a un nuevo nivel; significa ascender a una altura más alta.  Es decir, tenemos que dejar atrás ciertas actitudes y formas de pensar que están muy arraigadas en el mundo  y cambiar. La clave siete se halla en este verso: y consumo una de las Siete copas de la cólera de Dios.
 
SEIS
 
En La sexta estación Siete colores del arcoíris, (Poema: ROJO)  el vate  nos incita a realizar una travesía por la gama cromática Pájaro iris  (dixit, poéticamente, Arturo Corcuera); viaje asociado en sus inicios: De  la  Nada surgió Mar rojo, / setenta veces siete y las lágrimas desmoronan en cada perdón, al influjo bíblico / místico, para luego descender al plano humano dialogando con el arco iris, sobre la angustia existencial que acomete al poeta/hombre (entiéndase a ambos como personajes poemáticos) que se pierde entre la realidad actual (real) y la realidad desreal (antigüedad bíblica): rojo mi contorno al salir del agua. El yo poético se desplaza con destreza creativa entre el presente y el pasado ancestral: y pienso en las pirámides de Egipto (predios de los Faraones: Keops, Kefren y Mikerino), reafirmada en los versos finales de esta primera estrofa que contiene los elementos fundamentales para la exégesis: en los corales resplandecientes bajo el agua, del mar rojo, entiéndase que los corales allí eran/son color rojo radiante. Formaban a decir del autor (en la nota explicativa) un “puente natural bajo el agua”, vislumbro que pretende dar una explicación más real (cuasi científica) al escenario bíblico de las aguas divididas del mar rojo, en tiempos del éxodo bajo el liderazgo de  Moisés y Aarón. El poema finaliza con una clara alusión a lo nuestro. Otra vez se produce una traslación poética de espacio y tiempo. Advirtamos: viejas olas del Mar rojo. / Todos somos marineros en tierra. / Mis pensamientos, ante las Siete Maravillas del mundo, / crecen al soplo de pájaros cuando la esperanza es posibilidad; en estos días aromados con el color del rosal.
 
Me explico mejor: el manejo de la inespacialidad (saltos en el espacio) y la intemporalidad (saltos en el tiempo) son manejados extraordinariamente por el rapsoda. Distingamos como produce el cambio: viejas olas (tiempo antiguo) del Mar rojo (espacio: Egipto) Siete Maravillas del mundo, además de contener la clave 7 en el poema, se refiere a un tiempo actual. Si reparamos en la nota 86, caeremos en cuenta que se trata de las nuevas maravillas, incluido nuestro majestuoso Machu Picchu. Se presenta otra vez el fenómeno literario: producto sin tiempo, sin espacio.    
 
Esta sección, en todos sus poemas, permite apreciar las altas calidades poéticas de Bethoven Medina, debido a que la temática, algo diferente a las otras estaciones, lo facilita. A pesar de mantener las constantes creativas: filosofía, esoterismo, religión, él, logra un efecto estético formidable en el plano ya no de fondo que venimos analizando prioritariamente, sino en el plano formal, por la cantidad y valía de los tropos literarios que usa. En creación poética (como en literatura en general) hay que saber qué se va a decir (fondo o contenido), en el caso de análisis ha quedado demostrado que las vertientes creativas del autor son: Filosofía, Esoterismo y Religión,  profusamente sustentadas en citas de autores y libros concomitantes. Apréciese ello en las notas contenidas en los anexos del libro, que explican que ha habido un serio trabajo de investigación. Después ese contenido debes saber expresarlo de alguna manera específica (forma) y aquí es donde se aprecia el uso de figuras retóricas. El poemario es riquísimo en  recursos literarios que el poeta utiliza para embellecer su obra; sin embargo,  esta ambivalencia tiene su priorización, en algunas estaciones se presenta con mayor fuerza una de ellas (fondo o forma) sin que se pierda el efecto poético.
 
En NARANJA, segundo poema, continúa la priorización de lo formal sobre el contenido, adviértase ese detalle en los versos iniciales: Mi casa  rodeada de naranjales, / es temblor en el camino de venados, / y en mi vida sencilla de pensamiento espiritual. No obstante,  el último verso termina en espiritual como significando que lo interior, lo intrínseco debe valorarse preferentemente. Corroborase esa tendencia en estos versos de la segunda estrofa: La piedra se torne suave masa, para construir hombres con servicio devocional. / Hombres en Templo de Artemisa en Éfeso, / sienten sus medidas arcillo-arenosas, son los versos iniciales de la última estrofa que nos vuelve a la temática general del poemario: visión holística: de historia, filosofía y mítica referencia esotérica, del hombre de arcilla formado, no sólo la mitología cristiana sobre este menester, sino  también, por extensión, las mitologías: Sumeria, Egipcias, Védica/Hinduista, Maya, Andina, entre otras, que guardan increíbles semejanzas. Sin dejar de lado la existente entre los hombres de barro y los hombres de maíz (Popol Vuh, la biblia de los Quiché).
 
En VERDE, continuando con la exquisita textura poética que maneja, el poeta, sigue construyendo versos pletóricos de tropos literarios: Euforia de las hierbas buena disfraza la esperanza, / y el verde amarra uno a uno dedos de la lluvia, en la lejanía que oscila bajo el arcoíris.  En lo conceptual parte del significado del color verde: naturaleza y lo asocia a las hierbas buenas y a la esperanza  del hombre. La da una connotancia agraria (verde haba, nací para arrancar sus deseos a las simientes. Y   como poema verde trasluce su raigambre ecológica: Pero lo esotérico siempre está presente: Continuo viaje a otras dimensiones / amor y paz son fresca lluvia. Podemos afirmar que en este poema se nota aún más esa tendencia a indagar a escudriñar en todo los campos del saber humano, dejando expresión de su acuerdo con aquella concepción particular de la poesía comprendida como un lenguaje de patas de gallina en la medida de que ésta en perspectiva poética escarba, hunde y borra en las arenas del tiempo, nombres y conceptos para ponerle su impronta indeleble. Ello, coligado con un propósito de develamiento de los misterios cósmicos y humanos, lo hace incursionar una vez más a otra de sus constantes creativas: la histórica/esotérica: Seguiré el enigma, a figuras de pirámides, / al Mausoleo de Helicarnaso  y Faro de Alejandría; para recalar luego en algo muy peruano (con bastón de algarrobo).
 
En AZUL,  quinto poema de la sección,  se aprecia mejor ese viaje (o éxodo a tenor del contenido textual) entre pasado presente e infinito; revisión que en versión poética implica el aporte estético del vate. Por ser el color de la vida, la temática central,  se insinúa en el texto, la preeminencia del sentimiento del amor: Las manos quietas hablan de amor, / y delfines se entusiasman con sus pieles / danzando felices en las aguas. Incluso antes, en la primera estrofa, cuando apunta otras de las grandes realizaciones humanas (en el pasado): Enigmática Estatua de Júpiter Olímpico, estás bajo el cielo y decrece su altitud la ola del amor, también está presente el sentimiento del amor. Luego, en la estrofa final, donde poéticamente refiere mitología griega: y descubro Siete Cabrillas en el cielo donde Zeus les dio refugio, que nos recuerda la formidable historia de las Pléyades huyendo del guerrero Orión y afincadas en el cielo por obra y protección de Zeus, el sentimiento amoroso también hace su aparición en el verso final: ¿Qué espejo te conserva con tus besos mi amor? 
 
En  INDIGO, color de la noche y de los sueños, el rapsoda inicia su acto poético al despertar un día cualquiera: Me levanto temprano a deshojar la soledad, / en ella, me encuentro y abrazo;  y  a pesar del nexo que siempre establece con el pasado artístico (escultórico, en este caso), A veces,  me considero en El Coloso de Rodas, al poeta, lo abate la angustia: Mi tristeza pronuncia su desafío de hielo, / como anciana que ha perdido su edad, su vestido índigo; luego como es sueño (planes) también el índigo y habla de una persona calma, equilibrada que trasmite fuerza y energía, el vate, en la última estrofa invita con su actitud, como personaje poemático, al triunfo en la vida: La  piel me pertenece y mis ansias de florecimiento; / lentamente  mi nombre y mis afanes me signan, (…) y avanzo en el camino como retoño.
 
En el último poema: VIOLETA, el color de la paz y la tranquilidad; de la trasmutación y de la unión entre el corazón y la mente el poeta, en evocación de esa simbolización cromática, inicia así su texto poemático: Tiempo, solsticio, a veces te viste de eclipses, / tus movimientos animan la estampa de violetas.  Antes el hombre (incluida la cultura andina) celebraba los equinoccios y solsticios). En este caso, debe  referirse al  solsticio de invierno, el gran símbolo natural de la muerte y el renacimiento, porque más adelante dice: y el sol rompe violines y labios de la hierba. / Se abren horizontes en primavera / y encerrado en tu caparazón, Tiempo, / abro la puerta de este universo dimensional, porque en esta dimensión temporal que nos ha tocado deshojar, pues como decía Albert Camus, La luz y la oscuridad no pueden existir la una sin la otra y es posible ver en las tinieblas una luz invencible.
 
En su vertiente mitológica-religiosa  el poema nos traslada a Grecia, cuando dice: causa mi afán de ser hombre más íntegro ante Estatua de Filias / -idioma de campanas esta Fe- / alzándose hasta poseer altura humana.
La perspectiva del ser mortal no se pierde en el texto y abarca los cinco versos finales del poema: Hombre, indicio de lo somos e imaginamos superior, / mi frente registra arrugas que imponen los años, / motivándome a partir cualquier madrugada; / y solo, frente a mi perfil de luz,  / me vienen las energías del mar profundo al sol. Recordándonos al Dios energía interior que habita en nosotros, dándonos la fuerza vital.
 
SIETE
 
Siete Ensayos de la realidad, última estación de este periplo por el arte poética de Bethoven Medina, valiosa creación con contenido poli-conceptual: filosófico/mitológico/religioso/esotérico, anclada en un tiempo sin tiempo y en un espacio ilimitado. Basándose en la obra cumbre y necesaria de José Carlos Mariátegui, nos introduce a la política: re-interpreta, ahora poéticamente, nuestra compleja y desatendida realidad peruana. El poeta ha partido de tiempos secretos, (tal vez debería decir arcanos) y de espacios universales para darle basamento a esta estación, a todas luces un merecido epílogo para su testimonio lírico holístico, y llegar a este tiempo Y no es que haya hecho un giro temático en su creación poética. La política es la piel del hombre. En fin de cuentas la definición más exacta la dio, hace siglos,  el viejo Aristóteles: el hombre es un  Zóon politikon. El recuento que hace el poeta de la existencia del hombre para acercarse a sus enigmas (Ser: es tiempo y espacio) partió, en su poemario, desde  tiempos remotos. Un breve recorderis,  así lo atestigua: Con Disco Solar,  busco azorado el origen, parte del primer verso de la primera estación y del poema.  Esa mención al disco solar nos traslada en el tiempo (bajo la concepción lineal al pasado; bajo la concepción cíclica, en espiral hacia arriba). Es decir nos traslada a los albores de nuestra civilización. Incluso la indicación del Disco Solar, símbolo de la mitología inca, nos induce a pensar en civilizaciones más antigua como la de Lemuria. Es menester ser explícito en esto, antes de analizar los poemas de esta estación, para dejar establecido que Bethoven participa de la visión cíclica, así se aprecia en sus poemas. Comulgo con ella también. Esto quizá porque los incas tuvieron una idea de tiempo cíclico. Más acá, en el tiempo y en el espacio, varios filósofos han desarrollado esta idea. Consultar en la nota 3 (ut infra). De esa información nos interesan dos cosas para entrar al análisis: a) la explicación detallada del tiempo cíclico o a decir de Nietzsche, el eterno retorno; la teoría del revival artístico, con el agregado que en Medina, gracias al sustento esotérico, ese revival tramonta tiempos hasta lo remoto, ya lo hemos visto; c) el señalamiento entre otros filósofos a Carlos Marx, creador del Marxismo, inspiración del pensamiento mariateguista.
 Ahora, sí, marchemos hacia la última estación. Antes dejamos, una vez más, señalado la complejidad de la estructura poética del poema, pareciera que Su estructura la trazó un gorrión (Alejandro Peralta).  
 
En PROBLEMA DEL INDIO, desde el enfoque de las múltiples interacciones, el poeta parte de una opción socialista (las ideas de Mariátegui) para poetizar ya no sobre cuestiones metafísicas, sino sobre cosas más humanas externas: los problemas  de  la sociedad peruana, referencialmente su punto de partida son los incas: Señalemos versos: En la igualdad descubrieron raíces de alegría, y solidarios la compartían; Que no quepa duda que simboliza, en este verso, las bondades del sistema socialista del Tahuantinsuyo e indica en los  siguientes: y con fe, a pesar del  holocausto y su producción de nieve, / resistieron al festejo lanzas  y sangre, la  cruenta invasión española y la sangrienta imposición de su sistema de explotación (económica/cultural) que inicialmente no pudieron plasmar totalmente: Incas indómitos rechazaron el desorden de linajes, / y los andes y el ayllu fueron estoicos con sus caminos de alpacas, / hasta que llegaron leyes,  préstamos, y este hielo desesperante que nos protege. Poéticamente diseña y proyecta, dando saltos en el tiempo,  el proceso de la dependencia económica en el Perú, (lo inicia con la llegada de los españoles), hasta que Ahora el peruano acude al fondo monetario, (arriba al mundo globalizado actual). Sin dejar de reconocer, raigalmente, que el Tahuantinsuyo es honroso antecedente, / significa abrir ventana a la puerta del sol, el poeta, insta a superar los problemas, porque este país de navío inseguro es nuestro, / y no permitiré digna vicuña, caer al escudo; / ni escapar al cuerno de la abundancia, sin toro.
 
La clave 7, la hallamos en los siguientes referentes contenidos en sus versos: siete sistemas numéricos fundamentales, Siete partidas fundamentales o leyes de Alfonso X y las  siete vacas flacas-.
 
En PROBLEMA DEL INDIO,  los primeros versos, expresan la condición natural de los indios: propietarios de este espacio que habitamos; luego, andando el tiempo,  fueron despojados de esa posición, merced a las sucesivas invasiones (española, inglesa, norteamericana) para convertirse en desposeídos. Advirtamos esta simbolización: Primeros en habitar la comarca, / herederos del Inca amaban la tierra, el sol y la luna: entonaban sus quenas y el viento bailaba. La clave 7 está cifrada en este verso: así asumimos los siete pecados capitales. Dejando de lado la trilogía de preceptos morales incas: no seas ladrón, no seas perezoso, no seas mentiroso. Da a entender que el del indio es un problema de educación. En esa perspectiva, las ideas socialistas, afincadas en nuestro medio desde la década del cincuenta de la centuria pasada, reivindicaron al indio, proceso que debe continuar. Esta tarea la plantea poéticamente el vate, en el verso final de este poema: Mañana persistiré en viaja hacia la identidad.
 
En PROBLEMA DE LA TIERRA, en versos elucidarios marca en el inicio de la tenencia de la tierra, apuntando a   los españoles: Entusiastas al designio, trazaron itinerario, / viñas y campiñas. Empezaron la rotura de riberas, / y nunca pensaron en siete vacas y siete espigas (clave 7)  a lo que agrego: Entonces el ayllu dejó de ser, para llamarse encomienda. Consumándose, tiempo mediante,  el despojo. Injusticia a la que se opone el vate al decir: y conceder el terreno acorde al trabajo y no  a las garras. 
 
En INSTRUCCIÓN PÚBLICA, yendo una vez más al origen del problema, como en los demás poemas de esta estación,  afirma: Letras de cartilla ajenas nos legaron, así aprendí a leer y / a contar en los dedos, usando palitos, piedritas y bolitas, dando a comprender quizá que la falta de identidad cultural y la discontinuación de los logros de nuestra civilización inca (el mundo aun inescrutable de los quipus por ejemplo) han posibilitado las falencias de la instrucción pública en el Perú.
En esa búsqueda de posibilidades para la solución de este problema, vuelve a la concepción que ofrece la numerología, sabiendo que dos por dos son cuatro, más tres son siete: el Supremo. Muéstrase, como constante  creativa, otra vez, la simbolización, el nexo, entre lo divino y lo humano. 
 
En ese afán de pesquisa de soluciones, va más allá, plantea axiomas para conseguir provechos, distingue y denuncia, verbigracia,  el carácter elitista de nuestro proceso educativo, cuando sin titubeos confirma:   Educación, para todos no eres bondad de gracia, señalando la diferencia de la enseñanza en las urbes y en la puna donde es totalmente deficitaria. Premonitoriamente, alega: Veré si el conocimiento deja de ser signo grabado en ceramios, / y oriente el camino de modernidad y globalización.   
 
En FACTOR RELIGIOSO, antepenúltimo poema, de la estación y del libro, expresa su posición sobre el papel de la religión en la formación del ser: No todos, entendemos la esperanza y comparsa interna. /  Las Sagradas Escrituras, de palabras buenas y marinas, / son luces ante la noche. Si en el poema anterior planteaba la educación por el arte como medida eficiente para superar el bajo estándar del desarrollo educativo -ahora, en éste- acude a la religión para que sostenga el andamiaje férreo que la educación requiere para su superación. 
 
Por lo expresado, no se piense que el poeta es parcial en su enfoque del papel que le cupo al factor religioso, en el proceso educativo peruano, en el tiempo. Es crítico mordaz del rol de la religión, en la Colonia: Adviértase su posición en estos versos: Se aprovecharon del orden de cantos, usaron mensaje del Señor esclavizando, cuando el sol, era más que farol del infinito. Clarísima la significación. Se refiere a la barbarie española para someterá a nuestro antepasados. 
 
Sin perder el hilo conductor de todo el poemario: la atinada fusión de lo esotérico (dentro, la numerología) de lo filosófico y lo religioso,  recurre a la clave 7: Siete panes de Jesús y los peces y las siete caídas de cristo, para sentenciar, (podría decirse también, clamar), Entra en vigencia tu verbo celestial, / y sea energía superior del Universo dentro de nosotros. Demanda del Supremo, energía superior, en el macrocosmos, intersección para ordenar la energía interior nuestra (espiritualidad, microcosmos) para reorientar el factor religioso en la búsqueda de paz, armonía, equidad  y direccionalidad positiva, en el proceso social.
 
En REGIONALISMO Y CENTRALISMO, desde el primer verso: La capital del país no es el corazón. la intencionalidad poética nos conduce al injusto problema de organización política del país. Contrapone centralismo al regionalismo   (Vegetales crecen lejos del reino de vehículos y cemento. / La euforia de pájaros acontece en valles y campiñas. Cada verso abona a favor de la modificación de este tipo de organización de larga data, postulando un sistema equilibrado (sostenido en el regionalismo), pues Los de allá y los de acá, transeúntes comunes, vivimos en biodiversidad, atados al esplendor multinacional, considerando vigentes siete ensayos de la realidad, (el poeta, reseña la globalización (esplendor mundial) como sistema mundializado al que nos encontramos atados, insinuando como propuesta de solución, la sentencia mariateguista: Peruanicemos el Perú. tanto en el plano interno, para resolver la controversia centralismo/regionalismo; así como en el internacional, defendiendo nuestra identidad cultural). Convenga tal vez noticiar, que en ese sentido, existe ya en internet una revista electrónica a la que le han puesto el nombre de Cyberayllu.
 
Los versos finales de este poema, son: ¿Lapidarios? ¿Premonitorias?, para el Centralismo.  Juzguen ustedes, lectores, Allí van los versos: Centralismo: sobrevives al infierno; / caracola silenciada por el rezo de del tiempo,  / débil y abierta, has de caer / invadida por la fuerza solar y su movimiento. (Léase, por el campo, por las regiones y sus hombres que habrán de construir su propio modelo de gobierno.)
 
PROCESO DE LA LITERATURA. La travesía ha culminado. Nuestro entendimiento se ha fortalecido (enriquecido) con el aporte poético de Bethoven. Éste se hace más advertible en este poema. Apuesta, el poeta, por señalar la importancia y fuerza de la literatura en la existencia humana y acuña la definición más sutil, más tierna de poesía. Solo este verso justifica y sostiene el poema y su final, sin apartarse del título, pues diera la impresión que no se trata en el poema del proceso de la literatura. He aquí el verso/definición que bien podría resumir su arte poética: ¡Oh, Poesía, manantial en sonrisa de niño que gatea! Algunos apuntes interpretativos: Manantial, origen, principio, brotando con pureza sin igual del centro de Gea (o Pachamama, madre tierra, para hablar en peruano). La poesía es eso, el origen de lo bello usando la palabra como vehículo de externalización de íntimos y destellantes sentimientos. Se torna más poético aún si relacionamos el manantial con la sonrisa de un niño, inocencia/ternura/ingenuidad y ansias de aprender en este mundo que recién conoce (sobre el cual está dando no sus primeros pasos, sino sus primeros  esfuerzos en gatear, en serpentear por los caminos de la vida.). 
 
Sumemos el contenido de algunos versos para entender que el poeta ha hecho una reinterpretación válida del proceso de la literatura que en Mariátegui  se refiere a cómo se desarrolló la literatura en el Perú, para mostrarnos poéticamente como se produce ese proceso de interacción: externo/interno/externo, como base de la creación literaria, aunando a ello la belleza de la palabra para lograr un producto poético de calidad. Expongo mejor mis ideas: realidad externa impacta el mundo interno del poeta y éste responde el estímulo produciendo poesía sentimental, pasional. Veámoslo en la secuencia de los versos del poeta, que anotamos: Son Las siete virtudes cardinales, /  las cuales con pasión, caen gota a gota desde los ojos /  hacia el alma, noble poema que poseemos; / y es recóndito en mi campaña perpetua.
 
En la última estrofa que registramos íntegramente se repite esta tendencia pero con un final (último verso) que condensa el mensaje poético de todo el libro, Opinemos en base a los versos del poeta: En cada palabra mía, cae la lluvia y estalla en luces; / si el siete significa perfección del ser humano, / no solo sentimiento, el claro Saber sea en mí. / Abrazado al sol ingresaré al paraíso, / al cubierto edén que llevamos adentro, energía en Unidad, / como luz en ojos todos, / y con mi voz que canta al hombre: a su creación y evolución.  
Finalizo con la siguiente reflexión, Bethoven Medina, con su obra, ha innovado la poética peruana, lo dije antes y lo sostengo. Este poemario es insular, y el poeta es rupturista en la medida que se aleja de las tendencias actuales de la poesía. En todo caso les dejo  la siguiente frase de Unamuno, para comprenderlo mejor: Revolucionar la lengua es la más honda revolución.
   
José Vásquez Peña. Poeta, escritor, crítico literario e investigador nacido en Ica en 1946, muy apreciado y admirado por los intelectuales y toda la  comunidad cultural iqueña. Su obra es conocida no sólo en la ciudad de Ica sino que ha trascendido en otras ciudades importantes de nuestro país. Abogado y Educador con maestría en Administración y Planificación de Educación Universitaria, posee una larga trayectoria como docente en conocidas universidades e institutos de educación superior. Autor de El Parral de la Animas, La Soledad del Viejo Huarango, Antología de la Poesía Infantil Peruana del Siglo XX, Valdelomar para Niños y Jóvenes, y El Increíble Viaje al País de Duna Encantada.
 
Citas: 
1. Diego Facundo Sánchez, Teología de la liberación. en el derrotero hacia otro modelo de iglesia, Mar del Plata, 2009, 103 pp. (tesis de profesorado en teología, escuela Universitaria de Teología).
2. Nota; Hasta aquí no había sido necesario mencionar fuente bibliográfica porque ésta estaba citada directamente con un versículo bíblico o en todo caso con citas de conceptos esotéricos, explicados  
3. Consultar: http://www.investigartes.com/inicio/index.php?option=com_content&view=article&id=62:el-pasado-en-el-presente-vico-y-nietzsche, en esa página encontramos la información que nos interesa:
Giambattista Vico fuera un precursor-no reconocido- de Nietzsche; Su teoría cíclica del tiempo tiene evidentes resonancias con el eterno retorno y, de ambas, surge el “revival” artístico como categoría y estilo.3
La concepción de Vico, y más tarde la de Nietzsche, negará el proceso lineal de la misma, aunque ambos partan de puntos de partida radicalmente diferentes: el primero desde la filosofía trascendental, pues para Vico el proceso histórico depende de una ley inmutable, de la Providencia. Por el contrario Nietzsche con la afirmación de que “Dios ha muerto”, liberará al hombre al fin de toda trascendencia, quien no habrá de buscar un fin fuera de él mismo. El sujeto de la historia es con Nietzsche el hombre en soledad y en responsabilidad propia, pasando así la vida a tener un constante carácter experimental. Pero ya para Vico, mucho antes, sólo lo histórico es auténtico, estableciendo así la indisoluble unidad de la teoría y la práctica, que se desarrollará más tarde, como acabamos de ver en Nietzsche (La gaya ciencia) y en distintas direcciones lo harán también Hegel, Marx o Freud.
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