Kay, pacha, yachay. La reflexión y el saber en el Tawantinsuyo

Por Víctor Mazzi Huaycucho
Fuente: Librosperuanos.com
Marzo, 2017

«[…] pretendo en este libro escribir de sus costumbres y policía y gobierno, para dos fines. El uno, deshacer la falsa opinión que comúnmente se tiene de ellos, como gente bruta, y bestial y sin entendimiento, o tan corto que apenas merece ese nombre. Del cual engaño se sigue hacerles muchos y muy notables agravios, sirviéndose de ellos poco menos que de animales y despreciando cualquier género de respeto que se les tenga. Que es tan vulgar y tan pernicioso engaño, como saben bien los que con algún celo y consideración han andado entre ellos, y visto y sabido sus secretos y avisos, y juntamente el poco caso que de todos ellos hacen los que piensan que saben mucho, que son de ordinario los más necios y más confiados de sí. Esta tan perjudicial opinión no veo medio con que pueda mejor deshacerse, que con dar a entender el orden y modo de proceder que éstos tenían cuando vivían en su ley; en la cual, aunque tenían muchas cosas de bárbaros y sin fundamento, pero había también otras muchas dignas de admiración, por las cuales se deja bien comprender que tienen natural capacidad para ser bien enseñados, y aún en gran parte hacen ventaja a muchas de nuestras repúblicas. Y no es de maravillar que se mezclasen yerros graves, pues en los más estirados de los legisladores y filósofos, se hallan, aunque entren Licurgo y Platón en ellos. Y en las más sabias repúblicas, como fueron la romana y la ateniense, vemos ignorancias dignas de risa, que cierto si las repúblicas de los mexicanos y de los ingas se refirieran en tiempo de romanos o griegos, fueran sus leyes y gobierno, estimado. Mas como sin saber nada de esto entramos por la espada sin oídles ni entendelles, no nos parece que merecen reputación las cosas de los indios, sino como de caza habida en el monte y traída para nuestro servicio y antojo».
                                                                                                       Joseph de Acosta, 1590
 
 
Kay
La reflexión del «kay» en el Tawantinsuyu, fue registrada en el siglo XVI, en los siguientes términos: «Se traduce con el ser y el estar corporal y espiritual». «Runap kayñin. El ser humano, o de hombre, añadido kaskana kay, se hace el ser de existencia, o el ser existente que es el modo de estar de cada cosa». La idea de «kay» se inserta con el de naturaleza: kay también es «El ser esencial de la naturaleza». Kay funciona para designar la existencia inmediata, en sus aspectos de suyu (espacio, región) construyéndose el espacio próximo, inmediato o kaylla (cercano, alrededor) kayllamanta (de cerca); designa también temporalidad; kay pis’i punch’awmanta (de aquí a poco tiempo), kachkani, como el «ser o estar presente, o tener de presente». Sus significados derivados son: kanan (lo futuro, lo que ha de ser, o suceder, o tener efecto, o a ver, o a estar) y «ñawpa», lo que viene de atrás.
 
«Kay» designa el concepto «esencialidad del ser», también «lo que se muestra tal como es».  «Kay» representa identidad lógica, pues, «kay mana kay» indica: «se es o no se es», «kaspa mana kaspa», indica lo que es siendo y no siendo, contiene para sí variantes potenciales como Ñuqa kayman (yo sería); kaptiy (cuando sea) y kastin (siendo). Todas las designaciones indican movimiento del «kay». Se considera Kaylla un concepto del límite, frontera, propiedad y diferencia. Kaylla indica las fronteras de la identidad del kay, contiene para sí un límite donde «se es», pasado dicho límite ya «no se es».
 
Para que «kay» (el ser) y «kaylla» (su límite) se establezcan, se debe recurrir a la condicionalidad de «tiqsi», que puede definirse como «origen, principio, fundamento, cimiento, causa raíz, fundador, dar principio», «principio o fundamento de edificio, elemento o principio, fin de cualquier cosa, cimentar o echar fundamento».  Kay contiene «fundamento», «causa» o alguna finalidad que lo hace «ser como es». 
 
Pacha
«Kay» puede expresarse como «pacha». Señala (GH:268) su significado es «Tiempo, suelo, lugar. Mundo. Cielo. Tierra. Lo entero, intacto sano, no quebrado ni dañado. Tantos juntos, número cabal sin faltar ni uno. Mismo, solo», lo que nos aproxima a una interpretación de «mundo», «naturaleza», «cosmos», «universo», «tiempo», un concepto sobre unidad y orden de la naturaleza, la cual hace coincidir con su identidad y lo que lo compone completamente, así como sus partes internas, contenidas en su forma polar «ukhu» (lo interior, lo oculto, parte de aquella unidad). «Pacha» designa un concepto «cosmológico» muy amplio2, de manera tal, que puede considerarse un concepto general de «universo». Las múltiples designaciones de pacha implican una ubicación espacial y temporal. Se puede entender en su sentido inmediato como jallapa, tierra objetiva que se puede ver, observar, percibir. Expresar pacha como totalidad implica establecer el espacio como el todo y la parte «hinantin tiqsi muyu pacha» expresa «toda la faz de la tierra, todo el mundo observable, sensible».
 
«Pacha» designa a todo «ser» en cuanto existe, refiere a la naturaleza, como un todo y debe contener sus particularidades para luego aparecer u originarse como «tiempo, suelo, lugar», lo cual nos remite a «paqari», indica lo que se muestra oculto o se esconde. Las derivaciones (GH: 265) son: «paqari qui» —esconder, encubrir algo—, «paqakuq» o «paqaq» —encubridor generalmente—, «paqasqa» —escondidamente—, «paqaskalla» o «waslalla», —escondidas de uno—, «paqasqa» —escondidas cosas—, «paqa» —Cosa secreta, encubierta, o escondida o guardada de verla—. Uno de los momentos de «pacha» es su condición no sensible «ñawi pacha» (a los ojos), se muestra en condición de «pacha» (apariencias que ocultan «kay»), esto produce «rikhuriy» (ver, percibir lo que parece). Santa Cruz Pachakuti (1993:207) indica la necesidad de percibir «pacha» prescindiendo momentáneamente de aquellos sentidos: «Quiere dezir conocer sólo con el entendimiento por poderosso señor y governador y por Hazedor menospreciando a todas las cossas, elementos». «Kay» puede tomar la condición «tukapu»; «el que continuamente esconde todo», se presenta como lo que se muestra en apariencia —el ser que no es el ser, kay mana kay— y «aqnupu» —el que despedaza y desmenuza todo—. Al superar la necesidad de presentarse bajo la forma «tukapu», y lograr «aqnupu», se adquiere la condición de yachaku, es decir, «llegar completamente a su ser», comprender «pacha», delimitando su paqari (origen). No acceder a tal condición implica no percibir el verdadero «kay».
 
La condición de espacio, lugar, posición de kay pacha implica hanan pacha, lo elevado, superior. Chawpi, es el centro, lo que está en medio o limite. Uray pacha es lo que está abajo, por debajo. Ukhu forma la parte interior del espacio; su forma polar es jaway, lo exterior, las formas externas. Polo Ondegardo (1916:2) señala que la organización del espacio tenía forma direccional, esto es, una división de los limites o siq’i (raya, línea, término, rumbo), que se prolongaban en cuatro direcciones: kayaw; Payan (chincha); k’ullana (kulla); Payaw
 
Una descripción de la simbología del espacio puede encontrarse en Juan Santa Cruz Pachakuti (1993:208), quien indica una jerarquía y organización espacial dentro de límites determinados. El espacio era entendido como una inmensidad imponente como el mar (mamaqucha) que se prolongaba hasta lo desconocido y podría referir su fundamento. Pantakaq no sólo indica un referente numérico, sino también un concepto de espacio infinito. Establecer un concepto sobre el origen del sistema del espacio y sus múltiples direcciones tomando el centro referente, que se originaba en el Intikancha y se prolongaba en cuatro direcciones. Polo de Ondegardo (id:134) afirma que «la división empieça dende el Cuzco, del qual salen cuatro camynos cada vno para vna partes destas». Estas cuatro partes que divide el espacio son collasuyu; contisuyu, chinchasuyu y antisuyu. Lo distributivo y la simetría devienen en el aspecto específico que cada región designa como hanansaya y urinsaya.
 
Yachay
Yachay en runasimi significa «saber», de aquí se derivan los términos: yachachiy (enseñar, instruir acostumbrar y amansar y preparar) y yachapu (el que lo sabe todo, o de todas cosas). A quien ejercía yachay, se le consideraba  yachachiq, «maestro, el que enseña, imparte enseñanza» y yachapa, «el ingenioso en aprender lo que ve y lo hace luego». Los hamut’aq partieron por interrogarse y plantear la condición inicial del saber por medio de kuzkiy, «buscar con gran solicitud cosas dificultosas de hallar, o cosas menudas, o escondidas, u oscuras». 
 
Sus primeras interrogantes acerca de cómo se produce el saber, establecieron la condición «atiqllayay», «apercibir, requerir». Esta condición primera nos integra al «atillanak’uy», el «apercibirse uno a otro, o notificarse algo». Para alcanzar «chiq’anchak’uy», se debía «acertar, o atinar la duda por conjecturas, o la pregunta, o dar en el punto de lo dudoso de algo».
 
Este proceso planteaba que la primera aproximación a la pacha sea percibida como llullapacha. «Mundo engañoso y falso». «Llulla» es significada como «mentira, cosa engañosa, y aparente y vana o falsa». Llullapacha es la primera presencia (kay) que comunica pacha, pues, establecida y notificada, cabe la necesidad de ser interrogada y requerida para determinar la condición de existencia como debe ser. No salir de esta condición implica: «Manayachay manayachana», «cosa que no se puede saber», «mana watuy», «ni se puede predecir». Ello puede indicar presencia de qaytu (enmarañada cosa) y puede conllevar (GH: 146) «hamu manta yuyaq manaqakta»: «El que traça en vano y sin fundamento, piensa lo que no es». Esto conduce al error y a la falsa percepción de lo que se comunica: «hamumanta rimaq», «El que habla sin fundamento atiento y sin saberlo, sin verdad y sin razón». 
 
La condición verdadera de «kay pacha» no sólo está en superar la condición «llullapacha», sino en establecer «kay pacha», de acuerdo con cómo esta «es» y «está», para lo cual los antiguos hamut’aq registraron distintos significados destinados a establecer su condición verdadera. Estos conceptos son: «kamanmi», «sullulmi» y «chiq’anmi». Todos estos significados se refieren a conceptos aproximados para establecer «verdad». Una interpretación sobre estos tres conceptos muestra la amplitud de los procesos para establecer el saber y la condición verdadera de lo comunicado.
 
La primera forma de percibir, kay pacha, implica la condición de «kama». El Inka Garcilaso (1976:I;62)señala que su significado es «animar», «dar alma, vida ser y sustancia», concepto que se puede interpretar como el «aparecer», «develar» por medio de yachay, comprendiendo lo que compone  «tiqsi» (principio) en toda las formas de yuyay (pensar).«»
 
 Otro significado de «kama» es «hasta», esto es, «meta, posibilidad, necesidad y frontera», para lo cual, debe identificársele, dividiéndosele y apartando pantakaq hunu —lo que pueda ser percibido infinitamente—. «Kaman kaman» significa «todos por sí y aparte»; «kama kama huqinkalla, kimsainkalla, chunkainkalla» significa; «de uno en uno, de tres en tres, de diez en diez, por sí apartados», «kaman kamanpi, kamalla pampi», o «kaman kamanmi rin» es «todos por su parte, o cada uno de por sí se van». Una vez establecidas las partes importantes que se han percibido, se puede comprender la función dentro del contexto de cada parte que la integra para corresponder «kamaykaman», o «muñaynim hinan», (cada uno a su albedrío por su dictamen) y «kamaykama» significa según mis méritos, y todo lo que me pertenece, o cabe). Esta primera definición de «kaman» o «chiyaqin punim» indica «lo justo, lo que al justo viene derechamente», también se interpreta como «lo que con justicia es representado en sus propiedades de existencia». «Kamay» significa «Caber algo, o entrar bien». Esta condición de «correspondencia» determina una primera reflexión sobre el saber, esto es, lo que puede ser captado de «kay pacha», registrado de manera correcta en su forma de existencia, ya indica lo que es pertenecer y mostrar sus propiedades y caber con justicia, conectándose en lo comunicado. «Kama», también significa «según o conforme», mientras que «yuyayniykama» es «conforme a mi sentir y juicio», para luego alcanzar «yachakuqpaqmi hamut’ay», esto es, «ordenarlo todo bien para tener buen efecto y buena salida». 
 
La otra definición extensa de «kama» es lo referido al aprendizaje, la aplicación y comunicación del saber y su posterior posicionamiento entre los encargados de preservarla y desarrollarla: «kamay kuy, allin yachaskayta» o «yachaq kaynita» significa «enseñar o infundirle mi ciencia», «kamay ñiyqikama» es «según tu oficio, o tu saber o tu talento». «Kamay» (o suyuy) es la «tarea en el trabajo»; «kamankuy», es repartir entre sí las tareas, u obras; «kamamuy», «Dar a muchos la materia lugar instrumentos con que han de hacer algo». «Kaman kamayñiy, kamanniyki»: «El talento caudal ingenio y habilidad natural, o industria»; «yachayqa manayñiyki»: «tu habilidad». 
 
Todos los significados posibles indican la construcción del saber unida al trabajo, pues el saber desencadena talento, habilidad, para crear instrumentos que permiten conocer mejor y el saber resulta una aplicación en el trabajo. La condición verdadera deberá corresponder en su aplicación en el trabajo, acción que conduce al desarrollo de «oficios» e «instrumentos», ambos requisitos para desarrollar el saber.
 
Este concepto resulta aglutinante y a la vez se reduce a un solo significado: «kamanmi», o «kamallanmi». «Verdad es, no es falso ni fingido». Esta condición del saber verdadero nos conduce a su función afirmativa, aseverativa: «Ari ari», «Así es, o es verdad, o tienes razón». 
 
El otro sentido de la condición verdadera es «chiq’alla», «Cosa derecha». «Chiq’allanmi» es «ciertamente», o «verdaderamente», o «la verdad». Esta condición nos indica condicionalidad de la correspondencia establecida, verificada, corroborada bajo el correcto saber del «kay pacha». «Chiq’antam ñini» o «chiq’allantana ñini», significa, pues, «digo la verdad, o digo con razón, y justicia»  y «chiq’ataqmi chiq’apunim» se traduce como «sin duda ninguna, o de verdad, o verdaderamente». La condición «chiq’a» del saber es comunicar «rikhsikuy» —el conocimiento— sin errores, superando las dificultades que puedan surgir entre los «hamut’aq runa». «Chiq’a» significa: «De verdad o verdaderamente no con ficción ni mala intención». La condición  del «saber verdadero»  se conceptúa como «chiq’amanta sullulmanta». Ahora bien, esta condición de trasmisión del saber requiere se observe fidelidad en comunicarlo; «Chiqan runa» o «sullul runa» se traduce como «el veraz, verdadero que trata verdad no engaña ni miente», evitándose «kalluykuy», «engañar con maña de obra y con astucia como llullaykuy de palabra» y «simi wallpaq» o «simiqta yachaq», «el engañador con palabras compuestas». La forma superior de haber accedido a «chiq’aruna» es lograr «chiq’allanmi», cuyo significado indica «es mucha verdad», que logra «kur mani ñan ñini», darse por vencido en lo preguntado. Esta reflexión nos acerca al problema de la aproximación al saber, pues, «rimayta atipay» expresa «poderlo hablarlo todo», lo cual indica que un sabio «chiq’aruna» es «simi mastaray kachaq», «el descubridor y mensajero de los secretos que sabe».
 
La condición superior a «chiq’a» fue «sullul», «verdad o cosa verdadera», esto es, la consistencia del saber que puede confiarse y salir de cualquier duda o pregunta que la debilite en su existencia «kay»; «sullulpas puy» o «punilla» o «sullulmantapas» significa «de veras y verdaderamente y con toda verdad». Ser considerado «sullulruna» —hombre fiel de confianza y de verdad seguro— fue el mayor prestigio que podía lograrse entre los hamut’aq. La jerarquía sobre esta condición fue considerarse «sullulmanta yachaq», ser alulido como muy «sapientísimo».«»
 
Bajo estas premisas, establecer «tiqsi» —dar «principio o raíz»— en el hamut’ay (saber), debía conceder  «paq’arichiy» la necesidad de «asentar, entablar algo de nuevo, darle principio». Esta condición del saber lo aparta como saber «tradicional», cuya función fue solo la preservación de rikhsikuykuna (conocimientos) establecidos, pues existen conceptos e ideas que refieren a creación de nuevos saberes tales como «paq’ari chisk’a», la «invención», el «nuevo conocimiento» y «wamaq hamut’ay» referencia a «la invención nueva».
 
La condición del saber entre los hamut’aq nos indica una peculiar y original construcción histórica de «yuyayta»3  —el pensar—, pues son ellos quienes ejercen «yuyaykuy» o «yuyaykukuy», el «estar pensativo consigo [mismo]». Esto es producto de encontrar reflexión, interrogándose mediante «watuy», el «soltar enigmas, o preguntas buenas oscuras». Los hamut’aq podían manifestarse mediante «watunakta riman», esto es, «hablar por enigmas, o por palabras oscuras de adivinar». Esto podría conducir a «chankallpayak simiqta», «el que no acaba una razón, sino que enreda muchas» y llevarnos a pensar mediante «q’asi simi», las «palabras o nuevas vanas de burla, sin provecho, sin fundamento ni verdad».
 
Los hamut’aq al ejercer «yuyaykuy» ejercían «hamupayay», esto es, «conjecturar, o ventilar entre sí las razones y ponderarlas para determinarse». Así, lograban «hamuyniy», —el propio juicio y dictamen—, para lo cual reflexionaban cada problema buscando resolución por cada parte. Recurren al análisis mediante «anchunakuq pura», «los que se apartan de entre sí», y «anchurkuchiy», «hacer apartarse una cosa de con otra, o quitar de dentro, o de entre otras” . La condición reflexiva sólo podía considerar «millaysimiqta», o «mana allin yuyayta aqturck’uy», «desechar las malas palabras, o pensamientos», oponiéndose  a quienes faltaban a su condición de yachachiq, pues «kutipaytarimay» significa «hablar contra la razón cosas sin fundamento», o «kuti panaqta manachayaqinta», «las cosas para contradecir». Un yachachiq debe estar premunido de una poderosa razón para establecer «mana kuti panaq takamarimay», «hablar cosas ciertas que nadie las puede negar».
 
Sabios y hamut’aq
 «Hamut’aq» es traducido usualmente como «sabio, prudente, cuerdo», se le identifica como «hamu hamu sunquyuq» o «yuyayniyuq» o «ñawray ñawray sunquyuq». Su significado nos aproxima a una definición europea del filósofo: «El que es universal versado y entendido en todo que lo penetra y da razón de todo» . El aprendizaje de reflexiones requiere que los hamut’aq se identifiquen como «hayaq’in allinta yachachiq», «el que enseña cosas altas y muy bien». Este ejercicio del saber y la reflexión fue solo una función exclusiva de aquellos. Tuvieron que enseñar y comunicar sus saberes preparando a hijos del Inka, orejones y guerreros, muchos de ellos hijos de gobernantes de naciones que estuvieron bajo el dominio de los cuzqueños.
 
La condición hamut’aq fue representada por los más ancianos4. Ordenaban y llevaban registros en khipukuna y qillqakuna que contenían información vital para el gobierno de tan extenso territorio que abarcó el Tawantinsuyu. Preservaban la memoria colectiva y el control de la mentalidad en la población, solo a ellos se le permitía comunicar la versión oficial de distintos acontecimientos. Se encargaban de preservar fielmente las qillqakuna que contenían los «cantares», utilizando sistemas de registros simbólicos, preservando la memoria sobre diversos tópicos de gobierno y reflexión, considerando que los registros orales resultaban insuficientes para preservar extensas ideas, edictos, leyes, normas morales, el registro numérico de la población, la producción por naciones, los guerreros, entre otros.
 
 
 
Estos Hamut’aq5, cumplían una función ordenadora del Estado Inka, formaban parte de un «consejo» que proponía determinadas normas y leyes para el buen gobierno. Eran escogidos por el Inka6 y le servían durante hasta que éste fallecía. A esta categoría de sabios podemos llamarlos de «gobierno». Fueron magníficos «harawiku»7  o poetas, sus composiciones rescatan la tradición de los takikuna —cantos y bailes— que se rendían a determinadas deidades durante el qhapaq raymi, recitaban escenas de guerra donde destacaban la gallardía de los guerreros, versos amorosos y en general estaban dedicados a consolidar la dominación cusqueña. Fueron khipukamayuq de alto nivel, expertos estadistas para registrar y llevar el control del número de guerreros, contribuciones de las provincias, producción agrícola, control de la población de cada suyu; fueron considerados historiadores, registraban los hechos como testigos del Inka, presenciaban batallas, viajaban por cada suyu hasta donde alcanzara el dominio Inka; como astrónomos8  tuvieron la sabiduría de hacer coincidir sus observaciones estelares con el periodo agrícola de siembra y prever las variaciones climáticas. Estos hamut’aq podían cumplir funciones del Wila Umu y regentar a los servidores de los diferentes wak’akuna representadas en el Intikancha. Su sabiduría se integraba con sus funciones del culto a Inti (Sol).
 
Los hamut’aq cusqueños, regentaban el yachaywasi 9 —escuelas— donde educaban a los jóvenes en el adiestramiento de las artes militares que los formaba como guerreros y estrategas; mediante el uso y lectura de khipu y qillqa se formaban en la tradición del culto a los wak’akuna y los fundamentos de la doctrina y reflexión. Solo se impartía dicha formación entre hijos de orejones, de los kuraqakuna de provincias que le rendían vasallaje y tributo. La educación se impartió reproduciendo una ideología sobre los wak’a y yachay, lo que posibilitó el dominio de las ideas que permitían el sostenimiento del Estado Inka.
 
Existió en Paqaritampu, un Hatun yachaywasi a manera de «universidad», donde los hamut'aq formaban a quienes debían suplirlos. Aquellos conformaban una clase que se apartaba de las labores domésticas y productivas. Sus funciones se retraían al dominio de la generación y conservación del yachay —saber—. Esta categoría de sabios, fue impuesta por el Inka Pachakutiq como parte de las reformas del Estado Inka. Permitió así preservar una tradición en el saber de tiempos antiguos y que benefició en general a los hatunrunakuna.
 
Existieron los «huacacue»10  sabios que desempeñaban una función similar a los hamut’aq. Se encargaban de la regulación social y adquisición del yachay para afrontar distintos problemas de subsistencia y otras motivaciones que inducen a la problematización de conocimientos ordenadores. Estos sabios también se denominaban kamasqa, sunquyuq, wilawisa, kuntiwisa, kallawaya, layka y hamut’aq runa entre otros. Se desprende que el objeto de su reflexión y sabiduría es «pacha» entendida actualmente como «naturaleza» o «universo». Ellos debían «alcanzar sus secretos», lo que implicaba uso del yuyay —el pensamiento para investigación y reflexión—. Se muestra al «wak’anki» como un filósofo, casi un asceta que llevaba una vida «pura», un camino de vida que consistía en la superación de lo sensible, pues codiciaban «más de lo que la razón  y naturaleza demandaban».11
 
La forma elevada de considerarse hamut’aq fue alcanzar la condición «pachayachachiq»12, sólo Wiraqucha pudo tener tal rango en el saber. Cabe indicar que  «pachayachachiq» se concibe también como «el que logra el saber sobre el universo», pues yachachiq es una condición del sabio y del saber, define una condición de quien enseña y aprende.
 
Ejercían sus funciones dentro de los llaqtakuna brindando yuyay (reflexión, pensamiento), esto es, la sabiduría y enseñanza sobre lo reflexionado. Concebían el cielo como un hatun mayu (gran río), el cual discurría arrastrando en su cauce a distintas constelaciones, las que cíclicamente  se observaban en determinados meses de cada wata (año solar). Llevaban en manos un khipu que les servía para registrar las regularidades astronómicas. Un sabio autóctono que subsistió aún durante la época colonial fue Juan Yunpa,13  quien reflexionaba acerca de la regularidad del hanan pacha; estudiaba los períodos de Inti (año solar) y fases de cada killa (mes lunar) y los momentos en que se producían determinados fenómenos astronómicos mediante la observación de instrumentos como: saywa, intiwatana, illari, todos ellos marcadores temporales; éstos le sirvieron para lograr la predicción de eclipses y eventos climáticos favorables o perjudiciales. Estos hamut’aq guardaban la corrección del orden moral en el conjunto social, preservando y enseñando allin kawsay —las normas establecidas para el buen gobierno—.
 
Para ejercitar la reflexión acudían a dos sistemas de registro14: podía leer el registro de los khipukuna donde estaban anudados hechos, ideas, datos estadísticos y otros; como también simbolizar y pintar killka para ir construyendo determinadas ideas fundamentales, que luego pueden ir agregando ideas y pensamientos, cuyos resultados nuevamente se anudaban en khipu. 
 
Los antiguos hamut’aq orientaban sus reflexiones partiendo de la pregunta por el principio que componía lo que era existente; búsqueda de tiqsi y kamaq, el principio vital que da impulso y dona vida. Un texto reflexivo autóctono es el registrado por Cristóbal de Molina (1573: fol. 15v):
 
Oración primera al animador
 
01. Ah tiqşi Wiraquchan Oh, [Sol] fundamento, principio vital!
02. qaylla Wiraquchan Sol honroso en los límites
03. tukapu aqnupu vestido de símbolos muy galanos
04. wiraquchan  donador de vida
05. kamaq churaq principio vital, hacedor
06. qhari kachun sea varón
07. warmi kachun ñispa  sea mujer, diciendo
08. llut’aq ruraq esculpes y haces en lodo
09. kamasqayki tu medida justa
10. churasqayki lo que has puesto
11. qasilla qispilla tranquilo y salvo
12. kawsamusaq viviré
13. maypim kanki ¿dónde estás?
14. hawapichu ¿estás tejido?
15. ququpichu ¿en los humedales?
16. phuyupichu ¿en la nube?
17. llanthupichu ¿en la sombra?
18. uyariway ¡escúchame!
19. hayniway ¡respóndeme, diciendo jay!
20. iniway dime
21. imay pachakama ¿Hasta qué tiempo?
22. hayk’ay pachakama  ¿Hasta lo infinito?
23. kawsachiway hazme vivir,
24. marq’ariway  tenme en tus brazos
25. hat’alliway  cuídame, críame,
26. kay qusqaytari  esto lo que te doy
27. chaskiway recíbeme
28. maypi kaspapas  en cualquier lugar que estés
29. Wiraquchalla ¡Oh! Principio donador de vida

Esta oración contiene dos propuestas:Tiqsi, principio fundamental proviene de Inti por otro vocativo es conocido como pachayachachiq y rige en todo lo que es presente y existente. Su distancia y cercanía sólo se pueden percibir mediante sunquyuq, pues su imposibilidad anula los sentidos. El principio del pachayachachiq fue sustentado con la idea de un wak’a más material y tangible como es Inti, venerado y oficializado por los hanan qusqu. Donde se imponía la doctrina oficial de los hanan qusqu, debíase tributar dividiendo el producto de las tierras de la manera siguiente: una parte; para Inti, el wak’a principal del Tawantinsuyu, luego, chuqi illa (el trueno), pachamama (madre tierra), los wak’a locales y sus adoratorios en cada llaqta; otra parte para los hatunrunakuna a quienes se les ha concedido allpa (tierra); otra parte para los tampu (mesón) y qulqakuna (depósitos).
 
La oración que nos refiere a la condición reflexiva muy similar al de Cristóbal de Molina proviene también de un texto que recogió Joan Santa Cruz Pachakuti (1613:fol. 9v).
 
Hamut’ay de Manqu Qhapaq
 
01. A Wiraquchan  ¡Oh! Fecundador de vida
02. tiqsi qhapaq poderoso principio
03. kay qari kachun éste, sea varón
04. kay warmi kachun ésta, sea mujer
05. ñiq apu  dice[s], soberano
06. hinantima  todos cuanto hay
07. chik’a kamaq hasta poder expandir
08. maypim kanki ¿dónde estás?
09. manachu rikhuykiman ¿no podré verte?
10. hananpichum  ¿estás en lo alto?
11. urinpichum ¿estás en lo bajo?
12. kinrayñimpichum ¿estás en los límites?
13. qhapaq usnuyki tu marcador poderoso [para predecir tiempo]
14. hayñillaway espóndeme [diciendo ¡hay!] 
15. hanan qucha lago de arriba
16. mantarayaq elemento en expansión
17. urin qucha lago de abajo,
18. thiyankay kamaq hacedor de este asiento
19. runa wallpaq animador del hombre
20. apu gran señor
21. yanaykikuna kanman habrían tus amados
22. allqa ñawiywan con mis ojos dolientes
23. rikhuytam munayki tú quieres mirarte
24. rikhuptiy yachaptiy cuando mire y cuando sepa
25. unanchaptiy cuando te señale [tiempo en usnu]
26. hamuttaptiy cuando reflexione y sepa
27. rikhuwankim me observarás
28. yachawankim  sabrás de mí
29. intiqa killaqa el sol y la luna
30. p’unchawqa tutaqa el día y la noche
31. puquyqa chirawqa el invierno y verano
32. manan yanqachu no son en vano
33. kamachisqa [a lo] ordenado 
34. purin tu camino
35. unanchasqaman a lo establecido
36. tupusqamanmi chayan a lo medido llega
37. mayqanmi  ¿dónde está, tú [señal]?
38. t’upa yawrikta piedra ventana [que marca el tiempo]
39. apachiwarkanki  me hacías llevar [la cuenta]
40. hayñillaway  respóndeme diciendo ¡jay!
41. uyarillaway ¡escúchame!
42. manaraqpas aun cuando todavía no
43. saykuptiy wañuptiy me he cansado y desfallecido
 
La potencia reflexiva del texto estriba entre las líneas 29 a 36, la correspondencia e interdependencia entre dos opuestos, noción de complementariedad que ordena e inquiere sobre los principios de pacha. Ahora bien, estas ideas indican un entendimiento y razón verdadera manifiesto en el pensamiento autóctono.
 
Conclusiones
1. «Kay» designa y comprende alguna forma categorial de existencia en la reflexión de los hamut’aq del Tawantinsuyu.
2. «Pacha» indica la construcción de una definición de «naturaleza», «universo». Designa lo existente como tiempo y lugar.
3. «Yachay» es una reflexión que comprende las condiciones del conocimiento, basado en la razón y el cambio del mismo.
4. Los hamut’aq del Tawantinsuyu, reflexionaron sobre tópicos comunes al saber y su problematización.
 
Fuentes Consultadas.
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Sarmiento de Gamboa, Pedro [1672] (1960) Historia Indica. Madrid: Bae.
 
Notas
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1 Texto publicado en: Castro, A. y V. Krebs (2012). Tolerancia: Filosofía iberoamericana y aspectos diversos de la tolerancia. Lima: PUCP, vol. 6,  pp. 55-69. Respecto a éste se ha modificado la transcripción del runasimi, se han suprimido las notas al pie que aluden a términos en runasimi que se han extraído de: Santo Thomas, Domingo (1951). Lexicon, o vocabulario de la lengua general del Perú [1560] abreviatura DST; Anónimo (1951). Arte y Vocabulario en la lengua general del Perú [1584] abreviatura Anón; Gonçalez, Diego (1989). Vocabulario de la lengua general de todo el Perú llamada lengua qquichua o del Inca [1609], abreviatura GH.
2 Pedro Cieza de León, Crónica del Perú. Segunda Parte. pág. 78, destaca que: «A todo el mundo llaman pacha, conociendo la buelta quel sol haze y las crecientes y menguantes de la luna. Contaron el año por ello, al cual llaman “guata” y lo hazen de doze lunas, teniendo su quenta en ello».
3 Yuyayta puede presentarse también como «razón» en su sentido más amplio de la construcción del saber.
4 Pedro Cieza de León (1986:31) afirma: «Y así, dicho esto, luego que por el rey era entendido, mandava a llamar a otros de sus yndios viejos, a los quales mandava que tuviesen cuydado de saber de los cantares que aquellos tenían en la memoria y de ordenar otros de nuevo de lo que pasava en el tiempo de su reynado, y que las cosas que se gastavan y lo que las provincias contribuyan se asentase en los quipos para que se supiese lo que davan y contribuyan muerto él y reynando su progenitor, y si no hera un día de gran regozijo o en otro que oviesen lloros y trizteza por muerte de algún hermano o hijo del rey, porque en los tales días se permitía contar su grandeza dellos y su origen y nacimiento, y fuera destos a ninguno hera permitido tratar dello porque estava así ordenado por los señores suyos; y sí lo hazían, eran castigados rigurosamente».
5 Antonio de la Calancha (1974: I; 205) «Para remedio de la falta que hacía el no tener para tales hechos o palabras o cifra, era oficio de los Amautas, que eran sus Filósofos, o Letrados, hacer cuentos en que legalmente se refería el suceso, la historia, o el razonamiento, tománbalos de memoria los Quipo Camayos, que eran como secretarios de estos archivos, para dar cuenta al Inca, o al Cacique, o al que se la fuese a preguntar, y Arabicus que eran sus poetas, componían versos breves y compendiosos, en los cuales encerraban la historia, el suceso o la embajada, y se cantaban en los pueblos, o Provincias donde pasaban, enseñándoselos el padre al hijo, y éste al suyo; y los Quipo Camayos, ya por los privilegios con que les honraba el oficio, ya porque si no daban razón de lo que se les preguntaba tenían grandes castigos, y así estaban continuamente estudiando en las señales, cifras y relaciones, enseñándoselas a los que les habían de suceder en los oficios, y había [gran] número de estos Secretarios, que cada cual tenía repartido su género de materia, habiendo de corresponder el cuento, relación, o cantar a los nudos que servían de índice, y punto para memoria local. Por la misma orden daban cuenta de sus leyes, ordenanzas, ritos y ceremonias, ponían el premio, o el castigo de la virtud o delito. Las ceremonias de cada fiesta, que hacían al Sol, o al Dios invisible; aprendían con suma veneración las historias de sus reyes, o los oráculos y sacrificios de sus ídolos El Secretario o Quipo Camayo, tenía pena de muerte, que al punto, y sin remisión se ejecutaba, si faltaba algo de la verdad, o ignoraba algo de lo que debía saber, o si desdecía en algo de lo que contenía el suceso, la legacía, o el oráculo».
6 Cieza de León (1986: 30): «Fue ordenado por los Yncas lo que ya avemos escrito acerca de poner los bultos en sus Fiestas y en qué se escociesen algunos de los más sabios ¿ellos para que en cantares supiesen las vidas de los señores qué tal había sido y cómo se habían avido en el gobierno del reyno para el efecto por mi dicho. Y es tambien de saber que, sin esto, fue costumbre de ellos y ley muy usada y guardada de escoger cada cada uno en tiempo de su reynado o señorío tres o quatro hombres ancianos de los de su nación a los cuales, viendo para ello eran hábiles y suficientes, les mandaban que todas las cosas que sucediesen en las provincias durante el tiempo de su reynado, ora fuesen prósperas, ora fuesen adversas, las tuviesen en la memoria y dellas hiciesen y ordenasen cantares para que por aquel sonido se pudieze entender en lo futuro haber así pasado, con tanto que estos cantares no pudiesen ser publicados ni dichos fuera de la presencia del señor».
7 Inka Garcilaso de la Vega (1976:I;114) afirma que: «No les faltó habilidad a los Amautas, que eran los Filósofos, para componer comedias y tragedias, que en días de fiestas solemnes representaban delante de sus Reyes y de los señores que asistían en la corte. Los representantes no eran viles, sino Incas y gente noble, hijos de curas v los mismos curacas y capitanes, hasta maeses de campo, porque los autos de las tragedias se representaban al propio, cuyos argumentos siempre eran de hecho militares, triunfos y victorias, de las hazañas y grandezas de los Reyes pasados y de otros heroicos varones. Los argumentos de las comedias eran de agricultura de hacienda, de cosas caseras y familiares. Los representantes, luego que se acababa la comedia, se sentaban en sus lugares conforme a su calidad y oficios. No hacían entremeses deshonestos, viles y bajos: todo era de cosas graves y honestas, con sentencias y donaires permitidos en tal lugar. A los que se aventajaban en la gracia del representar les daban joyas y favores de mucha estima. De la poesía alcanzaron otra poca. porque supieron hacer versos cortos y largos, con medida de sílabas: en ellos ponían sus cantares amorosos con tonadas diferentes como se ha dicho. También componían en verso las hazañas de sus reyes y de otros famosos Incas y curacas principales, y los enseñaban a sus descendientes por tradición, para que se acordasen de los buenos hechos de sus pasados y los imitasen».
8 Inka Garcilaso de la Vega (1976: I; 103) sostiene que «La astrología y la filosofía natural que los incas alcanzaron fue muy poca, porque, como no tuvieron letras, aunque entre ellos hubo hombres de buenos ingenios que llamaron amautas, que filosofaron cosas sutiles, como muchas que en su república platicaron, no pudieron dejarlas escritas para que los sucesores las llevarán adelante, perecieron con los mismos inventores. Y así quedaron cortos en todas ciencias o no las tuvieron, sino algunos principios rastreados con la lumbre natural, y ésos dejaron señalados con señales toscas y groseras para que las gentes las viesen y notasen».
9 Martín de Murúa (1925:123-24) nos informa: «Tenían como, dicho es, estos Ingas y señores muchos indios principales y grandes en sus palacio, los cuales eran personas muy graves y principales y de mucho tono entre ellos: principalmente estos señores orejones que los Ingas llevaban en su compañía; y éstos eran muy tenidos y regalados, a los cuales desde muchachos les enseñaban todas las cosas por donde han de venir a ser grandes señores y por donde han de venir a merecer caer en la gracia del Inga; el cual tenía para esto dentro del palacio una escuela en la cual un viejo anciano y de mucho reposo, no para enseñar las letras, porque entre ellos no las usaban más para que estuviesen con sosiego y quietos. Los maestros eran cuatro, cada uno de los cuales enseña diversas cosas a los muchachos por el espacio de cuatro años que enseñaba un maestro; el primer año enseñaba la lengua del Inga, que es de esta ciudad del Cusco, a los que no eran naturales della, porque comúnmente eran hijos de los más principales de todo el reino, como lo diré en su lugar; y acabado el año pasaban al segundo maestro, y éste les enseñaba otro año a adorar ídolos y a doctrinas, declarando y enseñando su religión. Al tercero año, que ya iba más adelante, les enseñaban en ciertos quipos que ellos tenían, a donde había cosas que importaban mucho para las cosas de su gobierno y autoridad: el cuarto y postrero año, aprendían en los mismos cordeles muchas historias y trances de guerra que acaecieron en tiempos pasados, y deciánselas en la lengua general del Inga, porque ya estaban diestros y los maestros las decían de memoria muchas veces para que se les quedase a los discípulos también en ella, y después referíanlas y contábanlas en conversación, y del estilo que tenían en referirlas colegían lo que aquellos muchachos habían de ser; después de lo cual le daban cuenta al Inga».
10 Posiblemente Wak’anki. Martín de Murúa (1925:110) [1590] refiere: «Y tenían justamente estos Ingas unos médicos o filósofos adivinos que se dicen huacacue, los cuales andaban desnudos por los lugares más apartados y sombríos desta región y por esta razón se llamaban ansi y andando solos por los desiertos, y sin reposo ni sosiego se dan a la adivinanza o filosofa. Desde que salía el Sol hasta que se ponía, miraban con mucha firmeza la rueda del Sol, por encendido que estuviese, sin mover los ojos, y decían que en aquella rueda resplandeciente y encendida veían ellos y alcanzaban grandes secretos, y todo el día se estaban en pie sobre las arenas que hierven de calor y no sienten dolor, y también sufrían con paciencia los fríos y nieves. Vivían una manera de vida muy pura y simple y ningún deleite procuraban, ninguna cosa codiciaban más de lo que la razón y naturaleza demandaba; su mantenimiento era muy fácil, no procuraban lo que la saciedad y codicia y apetito buscan por todos los elementos, mas solamente lo que la tierra producía, sin ser maltratada con el hierro, y así cargaban sus mesas de manjares; y de aquí viene que entre ellos no había males ni diversidades de enfermedades, más antes tenían perpetuamente salud y morían muy viejos».
11 Jesuita anónimo (1945:37) «El pueblo llamaba a estos comúnmente huancaquilli, esto es, desheredados y desechados de todas las riquezas, y desterrados; y aún tiempo hubo en que se iban los viejos hechiceros a tener otra tal soledad en los montes. Allí contemplaban al sol, la luna y las estrellas y las adoraban casi sin cesar; no carecían de sus idolillos; los montes, las cuencas de los ríos, las peñas, les servían de templos, de oratorios. [...] Dormían en el suelo, comían raíces, bebían agua fría, disciplinábanse con cordeles bien añudados, y así como los antiguos anacoretas fueron antiguamente muy visitados de los fieles, así también lo fueron éstos de los infieles. El que había perdido algo precioso, iba a ellos para que adivinasen dónde estaba o quién lo había llevado; la que tenía ausente su marido en la guerra o en la mar, les preguntaba si volvería con salud, si se moriría allá; la que estaba de parto, los enviaba a rogar orasen a la reina del cielo, que así llamaban ellos a la luna, para que la alumbrase; finalmente, acudían a ellos en sus necesidades. Si morían, eran enterrados por los demás solitarios convecinos con grandes llantos y supersticiones».
12 Con la designación «Pachayachachiq» las diferentes traducciones religiosas coloniales designaban los siguientes significados: «Hacedor», «principio», «hacedor del mundo», «creador de la tierra», «maestro supremo». Una traducción menos literal que se aparta del sesgo religioso colonial, es: «Sabio que conoce y enseña el universo», un equivalente moderno sobre la función del filósofo.
13 Guamán Poma, Felipe (1987:II; 830)  «ASTROLOGO PVETA QVE SAVE del ruedo del sol y de la luna y clip y de estrellas y cometas ora, domingo mes y año y de los quatro uientos del mundo para senbrar la comida desde antigua/ astrólogo/ Que los indios filósofos, astrólogos que sauen las oras y domingos y días y meses, año, para senbrar v rrecoger las comidas cada año. Llamado Juan Yunpa del pueblo de Uchuc marca. Lucana. tenía el horden de Filusufía y conocía de las estrellas y del rruedo del andar del sol y de las horas y meses. año.»
14 Gutiérrez de Santa Clara, Pedro (1929: I; 548). «Traen la cuenta por piedras menudas y por ciertos ñudos que tienen hechos en unos hilos de lana y de algodón que son de muchos y diversos colores, que ellos llaman cuypos, y por esta cuenta tienen en memoria lo que se hizo en tiempos pasados, y así cuentan lo que pasó de quinientos años atrás y aún de más tiempo. Este género de cuypos, son unos ñudos hechos en cordones torcidos y largos, como de una vara, y por ellos contaban los días, meses y años, y por esto hacían unidades, centenas, millares y cuentos. Así mismo contaban por estos ñudos las sucesiones de los tiempos antiguos y cuántos reyes Ingas hubo, y de sus nombres, y cuánto reinó cada uno y qué edad tenía cuando murió y si fue bueno o malo, y si fue valiente o cobarde: finalmente lo que se podía sacar de nuestros libros se sacaba de los ñudos de estos cuypos. Ellos tenían grandes montones de estas cuentas o ñudos en unos aposentos a manera de registros, como lo tienen los escribanos reales en sus archivos, de manera que el que quería saber algo, no hacía más que irse a los que tenían este oficio y les preguntaban: ¿Qué es lo que pasó en los tiempos antiguos entre los Ingas? ¿Cuánto tiempo a que aconteció esto? luego mostraba muchos cuypos o cordones y sacaba de entre ellos el que había menester, por el cual y por los ñudos daba cuenta y razón de todo lo que le preguntaban; y había escuelas de muchachos en donde aprendían estas cosas y otras muchas».
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