Rosa María Cifuentes
Del amor y la muerte

Por Vanessa Herrera
Fuente: La República, Lima 28/03/10
http://www.larepublica.pe/archive/all/domingo/20100328/18/node/257646/todos/1558

Esta mujer ha buscado develar ese amasijo de sentimientos que rodean los actos más brutales y sublimes de la vida en pareja. “13 Asesinas”, las crónicas que ahora nos presenta, tienen a la muerte como centro, pero trascienden lo policial hurgando en la vida y la mente de sus protagonistas. Se trata de una magnífica aproximación a un tema cada día más cotidiano. La autora, por cierto, también tenía una historia personal que contar…   


Docente universitaria, investigadora académica, consultora empresarial, escritora de no ficción y sanadora. Mujer multifacética, metódica y todavía más... Rosa María Cifuentes cree en Dios y en todos los ángeles. Despierta o entre sueños, se ha sentido capaz de predecir la muerte de alguien cercano, de un ser querido. Y esa es una facultad que es motivo de angustia y de tristeza. Así fue cuando amaneció con la certeza de que la abuela materna se estaba yendo de este mundo. Pero si estos presagios la perturbaron alguna vez, nunca le impidieron pararse frente a sus alumnos y hablarles de cómo hacer una tesis. Por dentro, sepa usted, no ha dejado de sentir cierto estremecimiento ante la súbita aparición de aquellas habilidades para nada convencionales.

–Usted estudió ciencias de la comunicación…
–Sí. Tengo una maestría en Periodismo. En el ámbito de las comunicaciones, me especialicé en la investigación cuantitativa y cualitativa.

Paralelamente he hecho varias cosas, tengo diplomados en Psicología, en Lengua. Además estoy involucrada en la comunicación organizacional. Ejerzo la cátedra desde que tenía 21 años y continúo en ella. Soy docente de periodismo en una universidad. Trabajé en el área de investigación por cinco años. Enseño coaching empresarial y dicto cursos de inteligencia emocional en ISIL. Mi primera publicación fue junto a Jorge Salazar: Historia de la noticia (1996). He trabajado por más de diez años en instituciones estatales y privadas en el área de investigación y comunicación.

–Sus alumnos aseguran que tiene habilidades  y aficiones especiales…
–Desde chica he tenido una percepción bastante desarrollada. Yo tenía amigos y amigas que estaban metidos en el mundo de lo místico y la sanación. Soy muy buena descrifrando sueños. Noté que tenía mucha habilidad en la numerología, entonces me hice aficionada. Me metí a cursos y talleres para desarrollar esta materia. La gente se espanta, pero en realidad es toda una ciencia exacta. Por las letras y los nombres pude encontrar rasgos de la personalidad de mis amigos. Gracias a profesores particulares practico la lectura de rostro (semiótica no verbal). Se utiliza para conocer el carácter y perfil de un individuo. Además estudié reiki en el Centro Holístico de Miraflores.

–¿Tiene sueños premonitorios?
–Un día antes de la muerte de mi abuela materna, soñé que me llamaba y me desperté. Cuando me estaba alistando para ir a verla a su casa, me comunicaron que acababa de  morir. Estoy segura de que en mi sueño se despidió de mí. También hay algo que llamo sincronismo. A los 18 años, me retiré de clases porque me sentía mal.  Fui a la casa y me encontré a mi abuelo desmayado, agonizó en mis brazos. Él fue muy importante en mi vida. Mi abuelo materno era quien me contaba las historias policiales y guardaba archivos hemerográficos. Heredé esa colección de él. Muchos de los crímenes que yo investigué en mi libro “13 Asesinas” forman parten de esos cuentos de niña. Cuando tengo un presentimiento de muerte de un pariente cercano sí me afecta. Soy una persona con mucha fe y creo que Dios es el único que decide cómo deben ser las cosas, pero considero que las intuiciones sirven para estar cerca del prójimo.

–Usted practica el reiki desde el 2003. ¿Cuál es su utilidad en la vida de las personas?
–El reiki es una técnica de sanación japonesa, dentro del campo holístico, que busca el equilibrio de las chakras o zonas donde se acumula la tensión en el cuerpo.  Nos sirve para calmar la ansiedad y la depresión. Ayuda y contribuye a desaparecer miedos. Se practica en niños, antes y después de una operación. Cualquier persona puede ser reikista. He ayudado a algunos alumnos a que mejoren su comunicación.
Eran tímidos y no podían hablar en público. He contribuido a vencer ese temor en ellos. También he ayudado a amigos que sufrían de depresión, ansiedad o insomnio.

–¿Qué experiencias y recuerdos guarda del trabajo con el periodista Jorge Salazar en el libro Historia de la noticia?
–Yo fui alumna de Coco Salazar en la universidad. Él vio que tenía habilidad en la investigación y me dijo que trabajara en un libro. Me mandó al lugar que más amo: a la biblioteca. Fue lindo buscar casos que mi abuelo me había contado como cuentos. Es una experiencia apasionante. Aprendí mucho la metodicidad e ingresé el mundo de lo policial. Coco acrecentó mi curiosidad periodística. Me ayudó a destapar esa faceta de escritora. Le agradezco al destino y  a Dios el haberlo conocido.

–La primera edición de su libro tuvo problemas legales…
–Sí, porque conté el caso Guiliana Llamoja en el libro “Asesinas”. Fue el único crimen en el que no cambié los nombres. Ella no estuvo de acuerdo con algunos pasajes de la crónica. Está en su derecho. Las autoridades están viendo los detalles de la denuncia. Ahora se ha reeditado.

“13 Asesinas” narra el caso de dos mujeres que estrangulan al asesino de su hermana en la sierra, ¿cómo ha evolucionado la modalidad de los crímenes perpetuados por mujeres en el país?
–Las modalidades cambian, las razones no. Ellas matan porque tienen un mal manejo de las emociones, por odio, por amor, por sed de venganza. La modalidad del veneno ha evolucionado. Antes se llama folidol, ahora se llama racumín. Algo que permanece en el tiempo es que las mujeres matan a sus bebes y luego se suicidan. Ese caso se repite en los 60’ o en los 90’ solo cambian los escenarios. En la sierra encontré los casos más escabrosos. He encontrado descuartizamientos, muertes causadas con hacha. Nadie conoce lo que ellas sienten y piensan.

–Entonces las justificas…
–No las justifico. Son personas responsables de sus actos, que no supieron manejar su sufrimiento, su inteligencia emocional. En el libro narro cómo perdieron el control. Esto le puede pasar a cualquiera. Es fácil acusar con el dedo, no saben lo que hay detrás. Las personas tienes emociones y espíritu. Yo no puedo dejarlas de lado si voy hacer una investigación.

–¿Cuáles son tus próximos proyectos periodísticos?
–Un libro en el que relato las formas de amar de las mujeres. Detrás de cada amor, hay una historia y un problema. Vas a ver casos de dependencia afectiva, de chicas ambiciosas, en este libro hay vidas de mujeres de toda condición económica. Todos los sentimientos mezclados primero y luego catalogados. Algunos casos los tomé de mi círculo personal. Está en edición y sale en mayo. Ahora estoy en plena investigación de un proyecto similar sobre las formas en que los hombres aman a las mujeres.

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