Jorge Eslava
Elogio de la irreverencia<br>La literatura infantil se despabila Elogio de la irreverencia
La literatura infantil se despabila


Por Diego Otero
Fuente: Domingo. El Comercio, Lima 27/11/05

Jorge Eslava, además de docente, poeta y editor de larga data, es uno de los más audaces y talentosos autores de literatura "para menores" en el país. La reciente publicación de La estrella del circo es un excelente pretexto para conversar con él.

Eslava enseña literatura en una universidad, pero no se le ve como el típico profesor. Zapatillas, jean, anteojos de diseño. Parece más un artista plástico o un músico que un académico. Y sin embargo lo es, en todo el sentido del término: su edición crítica de
Los jefes de Vargas Llosa se publicará próximamente, así como las obras completas de Washington Delgado, que están, también, a su cuidado. Pero claro, no es solo un académico: a los veintitantos ganó un par de premios importantes de poesía y, desde entonces, ha publicado más de una docena de libros para niños y jóvenes. La estrella del circo, su más reciente publicación, es un relato asombroso, de estirpe burtoniana, para chicos y para adultos, en el que una niña a la que le han crecido unos enormes bigotes, huye de su casa y se incorpora en la fascinante y grotesca caravana de un circo.
 

En el libro hay un clima ominoso, hay costados de humor negro. ¿Cómo evalúas hasta donde llegar en esos terrenos, teniendo en cuenta que tus lectores pueden tener, por ejemplo, diez años?
-En el proceso de creación hay una corriente misteriosa en la que se filtran tus propias experiencias, tus propias manías, tus propios referentes, tu propia actitud como papá o como profesor, que en mi caso resultan determinantes. Y la manera como he orientado mi relación con los chicos ha sido en esa línea dibujada entre el humor negro, la provocación, el desafío para la reflexión, el picotazo incordiante. No me interesa la ternura vacía. La gratuidad de la dulzura me fastidia porque la he soportado mucho como lector de textos para niños, y me parece que no funciona. Los chicos están acostumbrados a la irreverencia: los dibujos animados la ofrecen, el cine que ven la ofrece.

Pero hasta dónde llegar con la irreverencia: ese es el punto.
-Yo pongo la misma preocupación que cuando creo, cuando corrijo. Y cuando corrijo someto la lectura de esos textos a mis hijos. Armo un petit comité en el que les digo: nos sentamos hoy a leer ese texto si quieren la propina o el permiso. (Con lo cual, por supuesto, no se incluye la complacencia en su opinión). Mi esposa lee también. Y todos ellos son bastante duros con las críticas, porque, supongo, quieren sacarse de encima a este cargoso. Esas lecturas son un tamiz importante, un aparato censor de calidad. Y suelo estar bastante atento con lo que me dicen porque me interesa acariciar los bordes extremos de la sensibilidad, me interesa forzar las posibilidades de la pesadilla, de la incomodidad, de la provocación.

En ese sentido, La estrella del circo está en el límite de lo oscuro y la parodia de lo oscuro.
-Claro, porque a mí me interesa lo aterrador, desde luego, pero como un desafío para que los chicos vayan conociendo sus propios márgenes de imaginación, de interpretación.

En tus libros, a diferencia de otra literatura infantil, no hay una conciencia moral edificante, sino una intención estética, una vocación por la aventura, y también una suerte de base formativa.
-A mí no me interesa dictar un catecismo. Creo en la vocación por la búsqueda de respuestas, y creo también que parte del germen de la infelicidad está en esa vocación. Y si bien mis libros intentan entretener, no lo hacen en el camino de la complacencia sino en el del cuestionamiento, el de la incomodidad. Por otro lado, frente al catecismo, frente a la palabra admonitoria y sentenciosa, me interesa más la ética que implica la libertad. Tú planteas en un mundo algunos caminos en los que el personaje -muchas veces junto al lector- va encontrando sus propias resoluciones. Eso es por lo general un elemento ausente en la literatura para chicos: la reflexión desde la libertad.

En La Estrella del circo ella sueña que les envía cartas a sus padres, y ese sueño hace que ellos puedan salvar a todos. Es como una apuesta radical por la imaginación. Es como decir que la imaginación es lo que nos va a redimir, finalmente.
-Yo creo que la imaginación, la fantasía y una dosis de locura nos permiten mirar el mundo de otro modo. Se necesita cierta dosis de locura, por ejemplo, para ponerse a escribir en el Perú. Si todos quisiéramos actuar con almidonada cordura tendríamos una sociedad mucho más aburrida, más gris, con menos intereses.
 

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