María Luisa Del Río
María Luisa del Río:<br>Cusco tiene la energía de la naturaleza, los incas y la gente María Luisa del Río:
Cusco tiene la energía de la naturaleza, los incas y la gente


Por José Gabriel Chueca
Fuente: Peru21, Lima 24/04/08
http://www.peru21.com/p21impreso/Html/2008-04-24/imp2entrevista0884442.html

Una divertida e interesante guía para visitar la Ciudad Imperial es Cusco bizarro. La encargada de elaborar este inusual y profusamente ilustrado texto -y, efectivamente, bizarro- fue la periodista María Luisa del Río, quien en esta entrevista nos cuenta algunas de sus aventuras.

"Practicar en el diario El Mundo fue una revelación, para mí, como periodista escrita y cronista. Cuando salí, una amiga y yo aprovechamos una oportunidad para ir a Nueva York. Allá trabajé de mesera en un par de restaurantes y, de regreso, entré a TV+ y, luego, a Somos. Y, después, me fui en la selva", cuenta María Luisa del Río.

¿Por qué se fue a la selva?
Porque me enamoré de Iñigo que, ahora, es mi esposo. Él era voluntario en un proyecto en comunidades aguarunas. Estuve 4 años allá. Vivíamos en una casa de palo, con techo de hojas de palmera, al lado del río. El poblado tenía como 1,500 personas que hablaban aguaruna. La oficina, con teléfono e Internet, estaba a 18 horas, por río y tierra.

¿Y qué tal la vida? ¿Fue una exageración de amor?
Recuerdo peleas por cosas muy fantasiosas, pero que tenían que ver con el día a día, con el clima de la selva, que es aplastante; con las ganas, a veces, de ver a los amigos y con una cosa como de pasión sexual que da en la selva. Uno se pone medio celoso. Es un ambiente muy caliente. Y las bromas... de los hombres, no. Yo no les gustaba. Pero las mujeres eran recontra calientes con Iñigo. Me tomó tiempo acostumbrarme. Pero, al final, me hice cómplice. Es que todas ellas me parecían más sensuales que yo. Tuve que superar un montón de huevadas, pero lo logré. Y uno termina agarrando un poco de esa sensualidad y de esa cosa chévere que tienen las mujeres en la selva.

¿Escribió?
Sí. Porque Iñigo viajaba. Yo escribía en cuadernitos, a mano. Eso fue lo que publiqué en el 2006, en No mires atrás, una mezcla de lo que viví ahí, con un poco de poesía y de mis viajes anteriores. Cuando uno está solo, se le refresca la memoria.

¿Cuándo se fue?
Salimos de allá en 2001. Antes de volver a Lima, pasamos un año en Huanchaco, donde pusimos un bar. Toda la plata que teníamos se fue en pagar un año de alquiler de la casa así que, para comprar la primera caja de chelas, el día que inauguramos, tuve que dejar mi DNI. Así arrancó el negocio.

Cuénteme de Cusco bizarro. ¿Cómo nació el proyecto?
El año pasado, Iñigo, que trabaja en hotelería, estaba con la idea de ir a Urubamba. Y yo era la más animada porque era la oportunidad de estar en un lugar lindo y conocer más el Perú, que es algo que me inquieta muchísimo, y llevar a mi hija a un sitio sano. No sabía qué iba a hacer allá, pero no me importaba. Estaba contenta. Fuimos y alquilamos una casa en Urubamba y, a los 15 días, me llamaron de Santillana para proponerme hacer Cusco bizarro. Las guías bizarras son una colección de Santillana.

¿Cómo lo plantearon?
Me propusieron hacer una guía de sensaciones, que mostrara mi mirada y que tuviera los textos cortos porque eso es lo que yo sé hacer. Empecé yendo a todos lados con una cámara de fotos, una libreta y un lapicero. Yo no conocía nada. En comida, no me provocaba andar recomendando gusanos o caldo de cabeza de toro. No. Buscaba anécdotas. Poco a poco fui conociendo jóvenes que viven en Cusco, algunos que se habían ido de Lima y que estaban haciendo su propia historia allá. Ellos comenzaron a datearme y ahí la cosa prendió. Paré después de cinco meses de trabajo disciplinado en Cusco. Pero también le puse mucho ojo al Valle Sagrado que, para mí, vale más que todo.

En su libro hay personajes inusuales.
Leoni Lange, que ahora es mi amiga, es una alemana reciaza que es partera natural. Tiene como 25 años en el Perú. Ayuda a las mujeres de allá. Habla quechua. Su historia me pareció la más fuerte. Se pasa todo el día atendiendo y curando gente, usando plantas. Llegó a los 18 años al Perú con su bebé, desde Berlín, que aún tenía su muro entonces, buscando algo mejor.

¿Existe este 'magnetismo' en Cusco?
(Piensa) Hay muchas montañas, mucha agua y una presencia inca mucho mayor de lo que dice cualquier guía tradicional -hay mucho por descubrir-. Entre la naturaleza y el legado de los incas hay una energía de la cual uno no puede escapar. Y también está la energía de la gente. Todos van para estar bien.

Ahora es mamá. Cuénteme.
Mi hija tiene tres años. Es chiquita y puede moverse con nosotros. Imagino que, en el futuro, ella exigirá cierta estabilidad que me va a obligar a no moverme tanto. Pero espero que, cuando eso pase, ya no estemos en Lima sino en un sitio que me sea nuevo a mí y que a ella le sea amable. Si es el Cusco, mejor.

Autoficha
Nací en Lima, el 15 de noviembre del 68. Mi papá es abogado, y mi mamá, educadora de estimulación temprana musical. Soy la segunda de cinco hermanos. Estuve en el Santa Úrsula y en el Villa Cáritas. Estudié comunicación audiovisual; comencé en la Universidad de Lima, pero me pasé al IPP, para terminar rápido. Pasé unos meses en Nueva York trabajando como mesera. Entrar al diario El Mundo fue una revelación para mí. Viví cuatro años en la selva. Mi hija tiene tres años.
 

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