Tejedor de historias

Por Raúl A. Mendoza C.
Fuente: Domingo. La República, Lima 22/06/08
http://www.larepublica.com.pe/content/view/227836/

Sentado frente a una taza de café, Óscar Colchado cuenta que desde muy chico su madre, gran narradora oral, lo inició en los secretos del saber escuchar. De entonces le quedan recuerdos persistentes: las historias que la gente de su pueblo contaba, la forma de hablar de sus paisanos, el vasto paisaje de la sierra. Y cuando él también se hizo un narrador, aunque de forma escrita, no dejó atrás el pasado. Los Andes, el mundo mágico de la cultura andina, siempre han estado presentes en su escritura.

Él se fue de su natal Huayllabamba, Áncash, a los cinco años y ya no regresó. "Muchos creen, cuando leen mis libros, que he vivido en la sierra hasta hace poco, pero lo cierto es que crecí en Chimbote y luego viví en Lima. Mi cercanía al mundo andino se explica porque nunca he perdido el contacto con los paisanos y la gente provinciana que conozco". Su estilo ha bebido, sobre todo, de tres fuentes: la historia, la oralidad y la recopilación de mitos, leyendas y personajes andinos que luego aparecen en sus libros.

Un tema recurrente lo persigue: la búsqueda de justicia. "Al comienzo lo hacía intuitivamente. Pero, revisando mi obra, me doy cuenta de que así ha sido desde mis primeros libros. Por ejemplo, cuando escribo de las rebeliones indígenas que buscan reivindicar su cultura como sucede en ‘Cordillera Negra’. Incluso mi personaje infantil Cholito es un niño que lucha contra los abusos". No publica para que lo lean muchos, sino cuando sabe que la obra está de acuerdo a como él mira el mundo.

Para muchos no es un escritor muy conocido, pero está claro que tiene una obra sólida y anclada sin rubores y complejos en la tradición andina. Además es un escritor solvente. Con su primer libro "Del mar a la ciudad" ganó en 1978 el premio nacional "José María Arguedas". Y con "Cordillera Negra", donde relata la rebelión de Atusparia, ganó de forma unánime el Premio Copé de Cuento 1983. Se ha dicho que es "uno de los mejores cuentos peruanos e hispanoamericanos de los últimos años".

Lo real maravilloso

Ahí no quedan los galardones. Ganó también el Premio Nacional de Novela Federico Villareal en 1996 con su formidable "Rosa Cuchillo", una novela que "sucede en dos mundos: el mundo de la realidad visible que todos conocemos y el del otro lado, el de la muerte". Aquí aparece otro tema recurrente en Colchado: el de la violencia. La novela habla de la guerra interna que vivió el Perú, de Sendero Luminoso, de los militares y de los grandes perdedores en ese conflicto: la castigada población andina.

"Es curioso. Soy una persona pacífica, tímida, pero escribo sobre la violencia para exorcizar todo lo que vivimos en los 80. ¿Quién no vivió los apagones y los bombazos que sonaban a lo lejos? Rosa Cuchillo es parte de lo que todos vivimos, pero también fue un gran ejercicio de imaginación". El mismo tema de la violencia está presente en el cuento "La casa del Cerro El Pino", con el que ganó su premio más importante: el Juan Rulfo del 2002. Es un cuento realista que tiene un giro mágico al final. Pero ese giro explica toda una forma de ver el mundo.

"Para nuestros antepasados todo tenía vida: los cerros, las estrellas, el agua, la tierra. De esa tradición venimos y algunos escritores, como yo, se sienten a gusto trabajando esa veta mítica. Hoy algunos escritores dicen que lo real maravilloso ha muerto, pero yo lo reivindico. Para mí es natural escribir así. Puede que esté escribiendo un cuento realista y de pronto aparece un personaje mágico. No es solo decir ‘voy a escribir un cuento real maravilloso’, porque si no viene de adentro va a salir falso", dice.

A propósito de sus galardones, preguntamos: ¿Son importantes los premios para un escritor? "Sí. Sobre todo para los escritores que no tenemos el favor de los medios de comunicación, como sí pasa con otros. Gracias a los premios se ha puesto atención sobre mi obra y ha podido difundirse. Además es una forma de saber que la obra es publicable". Los premios ganados le han permitido, también, que su obra para jóvenes logre el interés de editoriales grandes.

Ocurre que Óscar Colchado también escribe literatura para niños y es el padre de un personaje entrañable: Cholito. El relato "Cholito tras las huellas de Lucero" nació de cuando el escritor era maestro y tuvo un alumno que criaba un venado. Él imaginó que el venado se perdía, que el niño salía a buscarlo y en el camino lo ayudaban seres míticos andinos. La historia fue un éxito y escribió sobre Cholito cuatro libros más. La editorial Alfaguara, con ojo atento, ha editado todos. "El sexto libro saldrá para la Feria del Libro de julio", anuncia.

Lleno de proyectos

Hace unos años Colchado decidió dejar la docencia para dedicarse por completo a sus proyectos literarios. Es un escritor impenitente y nunca ha tenido problemas ante lo que muchos llaman "la página en blanco". No los tiene porque siempre está metido en un cuento, una novela, un argumento para un relato futuro al mismo tiempo. "Quisiera tener tres cabezas y varias manos para poder escribir todo lo que quisiera", dice. No bromea. Acaba de terminar una novela sobre Chimbote y está escribiendo dos más.

"La novela sobre Chimbote abarcará la historia del puerto después de la gran crisis pesquera, desde el año 70 hasta el 2000. Tiene historias que se imbrican entre sí, como la gran huelga de los gremios en Chimbote durante el gobierno militar. También habla del narcotráfico. Y estoy trabajando una novela sobre el bandolero Luis Pardo, que ampliará lo que ya dije en ¡Viva Luis Pardo!".

En mayo pasado, a despecho de su proverbial perfil bajo, Colchado fue homenajeado por la Cámara Peruana del Libro en la Feria del Libro del Cono Norte. Fue un reconocimiento a su talento de escritor y a su obra real maravillosa. A lo largo de su vida ha escrito cuento, poesía, novela, teatro. "No cambiaría mi trabajo por otro. El escritor nunca se jubila", dice parapetado tras sus gruesos lentes. Lo suyo es contar historias de este y otros mundos. Como en un conocido poema, Óscar Colchado puede decir que construye su país con palabras.