Ricardo Ayllón
Bajo el cielo de Barranca Bajo el cielo de Barranca

Por Ricardo Ayllón
Fuente: Ricardo Ayllón, Diciembre 2010

Por invitación de los hermanos y jóvenes escritores John y Juan López estuve el pasado fin de semana en Barranca. Ellos impulsan todos los años en esa ciudad el Festival Internacional de Poesía “Cielo Abierto”, que ya va por su cuarta edición. La invitación fue ocasión justificable para pasar –inicialmente– por la vieja Lima. El viernes 10 aproveché en visitar a mi amigo el editor y poeta Jorge Luis Roncal, y ponernos al día sobre aspectos comunes de nuestra literatura. Yo le llevé noticias frescas del quehacer literario en el norte del Perú, y él me hizo un acelerado balance de su cierre de año editorial, además de entregarme (por fin terminada) la edición número 13 de la revista Arteidea, producida por ambos desde hace unos años junto a la poeta Viviana Gómez.

Acudiendo en todo momento a las noticias del paro general en Huaraz, y curioseando por los televisores de las tiendas del centro la ceremonia de entrega del Nobel, marché por la tarde a la Casa de la Literatura, donde tenía pendiente el abrazo con la poeta Luz Vilca, quien llegó ese mismo día a la Capital para encargarse –junto a los escritores Luzgardo Medina y José Gabriel Valdivia– de la penúltima fecha en el ciclo de ponencias “Muestra de Literatura Arequipeña”, iniciado en octubre pasado.

En una de las pequeñas salas de la antigua Estación de Desamparados, los asistentes permitimos que estos tres aguerridos mosqueteros de la generación del 80 nos pusieran al tanto del proceso literario arequipeño durante el siglo pasado. Por esta razón, y por la fuerza lírica de sus poemas leídos al final de la jornada, fue placentero saludar personalmente a estos talentosos mistianos que solo conocía por su obra y por la Internet.

Muy temprano, al día siguiente, partí a Barranca. Llegué a las 10 y 30 de la mañana directo a probar el desayuno de “cebadas” con que mis amigos Juan López, César Quispe, Rhazú Vásquez y Erick Sarmiento (jovencísimas voces de la literatura peruana) me esperaban en una bodeguita de la Plaza de Armas. Día soleado y grato el de Barranca, con la concurrencia de escritores provenientes de Lima y provincias: los villarrealinos Armando Alzamora, Max Pinedo y Renato Gallese; el caricaturista trujillano Walter Toscano; los capitalinos Maoli Mao, Indira Anampa, Javier Ágreda, Luis Boceli y Helmut Jerí; así como los músicos y cantautores Miguel Ángel Olivares y Piero Montaldo.

Entendí que el Festival era promovido este año por la Fiscalía Mixta de Barranca, entidad que no escatimó gastos en agenciar a los organizadores de infraestructura para acondicionar el Parque de los Próceres (al sur de la ciudad), además de proporcionar alojamiento y alimentación a los invitados. Pese a la ausencia notoria de algunos escribas importantes, no la pasamos mal. Un permanente clima de afecto consiguió que el programa de actividades (aunque retrasado) se cumpliera sin problemas. Grupos de muchachos mostraron el encanto de nuestras danzas típicas nacionales y representaron durante toda la mañana piezas teatrales de creación colectiva con un claro mensaje social, y es que se trataba en su mayoría de estudiantes secundarios pertenecientes al grupo de Fiscales Escolares de Barranca, un proyecto que a los invitados nos pareció novedoso y dejó en nuestras mentes y corazones una grata impresión. Junto al desarrollo de estas escenificaciones, se instaló la exposición de libros frente a la feria gastronómica (de moda últimamente en todo evento organizado a la intemperie) que hasta el medio día tuvo una excelente acogida.

Se trató de un programa cultural redondo. Sin embargo, entrada la noche el público barranqueño casi nos abandonó y asistió escasamente, lo cual constituye un fenómeno extraño si se tiene en cuenta que los escritores fuimos teloneros de un espectáculo de fondo bautizado como el Segundo Festival de Arte y Cultura “Conciertizando”. “La nueva invasión”, “IGV”, “Quántika”, “Mandrágora”, entre otras camarillas juveniles de nombres audaces, demostraron –a la manera en un pequeño modelo a escala– que el rock en el Perú continúa evolucionando, y la creatividad, fusiones y estilos se diversifican en temas fecundos de redescubrimientos sinfónicos. Mientras que de nuestras participaciones líricas y narrativas, considero digno el destacar la lectura del “Manifiesto Egoísta”, resultado de un proyecto estético-social que sacan adelante jóvenes poetas reunidos bajo la agrupación homónima “Movimiento Egoísta”, la cual no debemos perder de vista.

Eso fue todo para mí. Aquella noche cerré mi visita a Barranca en una reunión nocturna junto a la piscina del hotel donde todos fuimos albergados. Música de los ‘80 y de los ‘90 fue el mejor telón de fondo para que algunos de nosotros –entre vino, cerveza y cigarrillos– esperáramos la madrugada en nombre de nuestra literatura y alrededor del humilde fuego de la existencia. La siguiente jornada sería el turno de un recital de poesía en uno de los sitios arqueológicos más representativos del Norte Chico: la Fortaleza de Paramonga. Pero ya no pude estar allí.

El domingo a las diez de la mañana, luego de un sueño sobresaltado y un baño frío que me despertó completamente, corrí a la carretera Panamericana para trepar al primer bus que me transbordara a Chimbote, mi tierra nativa, donde vine a visitar a mi bella madre. Ahora es miércoles 15 de octubre, y me encuentro en Cajamarca, ciudad que actualmente me contiene y desde donde escribo este reporte al paso para dar cuenta una vez más de la movida literaria en provincias, cuyas noticias a veces se diluyen en ese tráfago informativo limeño que no siempre lo abarca todo.

Boletín semanal
Mantente al tanto de las novedades ¿Quieres ver nuestro boletín actual?
Ingresa por aquí
Suscríbete a nuestro boletín y recibe noticias sobre publicaciones, presentaciones y más.