Ciro Alegría
Los cien años del gran Ciro Alegría Los cien años del gran Ciro Alegría

Por Carlos Villanes Cairo
Fuente: La República, Lima 04/11/09
http://www.larepublica.pe/archive/all/larepublica/20091104/28/node/230460/todos/11

Un día como hoy nació en el pueblo de Marcabal, en Huamachuco. Su principal novela, El mundo es ancho y ajeno, ha sido traducida a 48 idiomas y publicada en 70 países.

Escrita cuando tenía 31 años, en el exilio, tuberculoso y sin trabajo fijo, El mundo es ancho y ajeno es la obra más importante de Ciro Alegría (Marcabal, 1909 - Lima, 1967), y, a juicio de muchos, la mayor novela peruana de todos los tiempos. Con ella ganó el Premio Latinoamericano de Novela Farrar & Rinehart (1941), en Nueva York, con un jurado presidido por John Dos Passos.

Traducida y publicada en 48 idiomas y en 70 países, es la novela peruana más difundida en lengua castellana. Publicada por 20 editoriales españolas y desde los años 60, en que salió por primera vez en el Perú, con una tirada de 100 mil ejemplares para un festival del libro, nunca ha dejado de reimprimirse en la patria de Vallejo, que fue maestro de Alegría, cuando éste era niño.

Esencia de la novela

Brillante desde el título, El mundo es ancho y ajeno, ocurre en una comunidad de la sierra del norte del Perú, convulsionada por la resistencia de sus habitantes y su sabio alcalde a la expoliación de los gamonales, el holocausto y la emigración de las víctimas.

Pero Alegría fue más allá del villorrio andino y del indigenismo. Mostró al viejo ayllu, su esplendor, agonía y tragedia. Descubrió la gran ciudad con sus penurias, sus obreros y sus sindicatos; la hacienda costeña, la aberración marginal y racista; la semiesclavitud en los plantíos de la selva; el espacio subterráneo degradado de las minas; pero sobre todo la evolución de la conciencia social de muchos de sus personajes, mágicos al iniciar el libro y definitivamente alzados contra la tiranía civil, judicial, y hegemónica de la corrupción y el poder político, creando seres memorables como Benito Castro, el Fiero Vásquez, Álvaro Amenábar, Pascuala, Nasha Suro, y en especial Rosendo Maqui, que a juicio de José Saramago se parece a don Quijote.

La crítica y los recursos

Alguna crítica decimonónica, partidista y “muy moderna”, ha ejercido un soterrado silencio a esta gran novela. No así los nuevos catadores de la literatura peruana. El mundo es ancho y ajeno es  para Alejandro Losada, la novela fundadora de la realidad peruana; Ricardo González Vigil y Tomás Escajadillo han visto en ella técnicas modernas de narrativa; Eduardo Urdanivia, su apego a los moldes socialistas; el español Arturo del Hoyo, renovadora y totalizante de la realidad peruana; Antonio Cornejo Polar, histórica y progresista, sin descuidar el arte; Vargas Llosa, como la primera novela clásica del Perú; la rusa Liuba Lapshiná, superando en mucho a la ideología aprista anterior a 1948; o el  parisino Henry Bonnville, para señalar sus virtudes humanas y sociales, pero también que fue concebida para seducirnos con su lenguaje hechicero.

Pero además, el discurso literario de Alegría tiene 7 planos lingüísticos diferentes, la oralidad con interpolación de relatos, las particularidades ideolectales de sus personajes, los textos de corriente de conciencia, la asunción de intemporalidad, raccontos e inclusive flash-backs y la división de la novela en bloques temáticos, dan en la cara a cuantos como  Emir Rodríguez Monegal, el novelista chileno José Donoso o  Alfredo Bryce, quieran achacarle su falta de modernidad.

De esta manera, la novela cumbre de Alegría se convierte en una epopeya que pese a su gran contenido social se desarrolla dentro de una admirable poética, que convierte al indio en sustancia literaria, se universaliza y crea personajes arquetípicos válidos en cualquier parte. Con toda justicia se la valora como un símbolo del hombre americano por la tierra, por su reivindicación como persona y reclamo de respeto a su cultura y, por ello, una de las obras de obligada referencia en toda la literatura iberoamericana.

Finalmente, sólo unas palabras para Rosalía Amézquita, primera esposa de Ciro Alegría, que en la desesperanza, la enfermedad y la desesperación del exilio, supo darle amor y ayuda material en los cruciales momentos cuando escribió sus 3 novelas fundamentales.

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