José María Arguedas
Ficción y verdad en José María Arguedas Ficción y verdad en José María Arguedas

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Fuente: La Primera, Lima 08/10/08 http://www.diariolaprimeraperu.com/online/noticia.php?IDnoticia=24987

En un Encuentro de Narradores en Arequipa, José María Arguedas aseveró haber sufrido la maldad de su madrastra Grimanesa. Francisco Huerta pone en duda esa novelesca aseveración.

–¿En qué situación conoció a José María Arguedas?
–En una conferencia que dictó en la Universidad Nacional de San Marcos. Entonces, ya era un escritor conocido y sobre todo con un prestigio de auténtico representante de la literatura indigenista.

–Conoció también al hermano llamado Arístides.
–Lo conocí en Chimbote durante la campaña política que desarrolló el Frente de Liberación Nacional en 1962. Arístides era profesor en Chimbote.

–¿Qué sabe acerca de Grimanesa, madrastra de Arguedas?
–Casi nunca comentamos sobre este tema tan sensible. Pero recuerdo que había objeciones frente a las declaraciones que había hecho Arguedas. Dijo que había sufrido maltratos de su madrastra. No estaban de acuerdo Arístides ni su hermana Nelly.

–¿Qué decían?
–Manifestaban su desazón tanto en público como en privado. Cuando hablamos en referencia a este tema con Arístides y Nelly, comentaron que José María nunca recibió maltratos de parte de su madre, le tenían una gran consideración.

–Y, ¿qué dijo Arguedas?
–Cuando yo le pregunté en un encuentro que tuvimos en la casa de Nelly, me respondió que esa verdad era una cuestión fabulada y pertenecía a la novela, no a la verdad. Dejó que la fábula siguiera viva porque las obras se leían. Después de esa anécdota, nunca más comentamos nada con él.

–¿Qué decía Arístides de ese supuesto maltrato?
–Nunca comentamos ese hecho con él. Nelly estuvo con José María hasta el último minuto de su penosa agonía. José María almorzaba en su casa, nos reunimos muchas veces. Tocaba muy bien la guitarra, cantaba en quechua, lloraba cuando cantaba.

–¿Cuándo fue la última vez que habló con Arguedas?
–Lo vi en la Agraria y fue una sorpresa encontrarlo allí. Se encargaba de dictar cursos de sociología, además era un gran conversador.

–Entonces, hay dos verdades.
–Por supuesto, José María nunca quiso aclarar o tocar ese tema. Pero entre su aseveración y la verdad de sus hermanos, yo me inclino por sus hermanos, me consta que José María era muy querido. Entonces, Arguedas fabuló aunque a doña Grimanesa la haya inmortalizado como una persona indolente.


Detalle
El testimonio de Francisco Huerta Rodríguez (Aija-Huaraz, 1926), en referencia a la relación entre Arguedas y su madrastra, es en verdad un aporte singular.

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