José María Arguedas
“Narradores peruanos” “Narradores peruanos”

Por Mario Vargas Llosa
Fuente: El Comercio, Lima 10 de octubre del 2010 http://elcomercio.pe/impresa/notas/narradores-peruanos/20101010/651707

Por su bellísima prosa, la delicadeza de sus temas y el mensaje de amor y de fe en el pueblo indio de sus cuentos y novelas, José María Arguedas es uno de los mejores narradores contemporáneos del Perú; su obra, una de las más constructivas.

Su vida
Nació en enero de 1911. Muy niño, quedó huérfano de madre. Fue obligado a vivir en un pequeño pueblo, San Juan de Lucanas, donde por circunstancias crueles tuvo que compartir la vida de los sirvientes, sujeta a duros castigos. Estudió en diversas escuelas de provincia, viajó mucho por la sierra; por un tiempo, habló solamente el quechua. Una noche, que abandonaba Pampas, Arguedas, de quince años, puso algunos carteles en las calles del pueblo, manifestando su resentimiento. En 1929 vino a Lima. En 1931 ingresó a la Facultad de Letras de San Marcos. La muerte de su padre lo dejó en la penuria: vendió sus ropas y sus libros. Un amigo que no olvida, Héctor Araujo Álvarez, le consiguió un puesto, por entonces. Fue, luego, profesor en Sicuani, hasta su regreso a Lima en 1942, llamado para formar parte de la Comisión de Reforma de la Educación Secundaria, por sus excelentes informes y experiencias. Actualmente es Jefe del Instituto de Estudios Etnológicos del Museo Nacional de Historia.

El hombre
José María Arguedas es un hombre sencillo, trabajador y sin grandes ambiciones, ha tenido una niñez y una juventud muy duras. Algunas escenas vividas por él en estos tiempos son conmovedoras e innarrables. Nunca ha sido aficionado a partidos políticos. Arguedas no ha buscado nunca la celebridad ni la fortuna. Con ferviente vocación por la enseñanza se sabe que cuando era profesor en Sicuani daba clases gratuitas de castellano a los indios. Hombre tímido y austero, de gran sensibilidad y finura, tiene una conversación agradable y espontánea, inspira confianza y cordialidad de inmediato a quienes lo visitan. Habla de sí mismo sin ninguna afectación y recuerda constantemente, con emoción, a las personas que fueron generosas con él alguna vez.

El escritor
Empezó a escribir desde muy joven, artículos que destruía inmediatamente. Confiesa que siempre ha tenido poca confianza en el éxito de sus escritos. Cuando llegó a Lima por primera vez y leyó algo de literatura peruana sufrió una gran decepción. Arguedas recuerda aún con decepción qué le produjo leer las obras literarias más famosas de la época que desarrollaban el tema del indio, mostrando a nuestros indígenas como seres decadentes. Entonces sintió, nos dice, una gran indignación y una aguda necesidad de revelar la verdadera realidad humana del indio, totalmente diferente de la presentada por la literatura imperante. Y empezó a escribir. Sus cuentos y novelas tienen todos una entraña autobiográfica. Arguedas afirma que no es un escritor imparcial, en cuanto tiene como ideal “la firme convicción de que las grandes cualidades de la población indígena deben ser aprovechadas en beneficio del país”. Este es el propósito, fundamentalmente constructivo y social, que anima su obra. “No trabajo para servir determinados intereses políticos, sino pensando que se dé libre curso a las posibilidades de creación y trabajo de los hombres que están apartados de la vida nacional”. Cree que el cuento o la novela “debe conmover al lector, llevándolo a la vivencia total de lo que uno escribe”. Asegura que el instrumento para conseguir tal fin es el estilo, tanto como el tema o la técnica. “El estilo es fundamental. El autor no debe dar su obra como un espectáculo, sino como algo que desde las primeras páginas se integre en el lector”.

Su obra
Ha publicado los siguientes libros: “Agua” (cuentos, 1935), Traducido en la Revista “Literatura internacional” de Moscú al francés, inglés, ruso y alemán; “Canto Quechua” (traducción de huaynos, 1938). Traducido al inglés por Ruth Stephan; “Yawar Fiesta” (novela, 1940); “Canciones y cuentos del pueblo quechua” (1948); “Cuentos mágico-realistas y canciones de fiestas tradicionales en el Valle del Mantaro” (1953); “Diamantes y pedernales” (cuentos, 1954). Tiene artículos publicados en Historia, Mar del Sur, Letras Peruanas, Idea, Tradición, y en los principales diarios de Lima. Y en la Prensa de Buenos Aires, Romance y Educación de México. Hace pocas semanas, obtuvo el primer premio de un concurso de cuentos en México, con su relato “La muerte de los hermanos Arango” que publicamos en este número


(*) El Dominical, 4 de setiembre de 1955.
Con una reseña sobre José María Arguedas, Mario Vargas Llosa inició sus colaboraciones semanales en este suplemento. Aquí, su primera columna.

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