José María Arguedas
Centenario de José María Arguedas Centenario de José María Arguedas

Por Francisco Miró Quesada Cantuarias
Fuente: El Comercio, Lima 07/01/11 http://elcomercio.pe/impresa/notas/centenario-jose-maria-arguedas/20110107/695038

El 18 de enero de 1911 nació en Andahuaylas (Apurímac) José María Arguedas, uno de los más grandes escritores que ha existido en el Perú. En mi opinión, el más grande de todos después de Mario Vargas Llosa, quien confiere gran importancia a la obra del etnólogo, antropólogo, poeta y novelista peruano.

La obra de Arguedas es muy profusa, pues abarca una gran cantidad de cuentos, novelas, poemas y estudios etnoantropológicos. Entre sus cuentos principales debemos citar “Agua” y “Warma kuyay”, “La muerte de los hermanos Arango”, “La agonía de Rasu Ñiti”, todos escritos entre 1933 y 1953. En 1941 escribe una novela que, sin ser la mejor, capta a fondo la atención del lector: “Yawar Fiesta”. La novela se desarrolla en la ciudad de Puquio y versa sobre las corridas de toros, que se hacían en dicha ciudad y que tenían mucha importancia para sus habitantes. Puquio, a través del tiempo, siempre perteneció a los ayllus hasta que llegaron los mistis (los blancos) y se apoderaron de parte de sus tierras. Pero en Puquio todavía se vive la tradición y se realizan espectáculos con gran solemnidad. Mas, un día, el subprefecto de Puquio prohíbe, por orden del gobierno, que se mate al toro. Los puquianos no se rinden. Una comisión viaja a Lima, contrata a un torero español y la Yawar Fiesta se lleva a cabo.

Una novela que por muchos es considerada la mejor que ha escrito Arguedas es “Los ríos profundos”. Tiene una estructura muy complicada y es difícil de resumir. Pero lo intentaré. El personaje central es Ernesto, un adolescente que emprende un largo viaje. Primero, hace una corta estada en el Cusco, donde se compenetra con el sentido profundo de la cultura inca. Luego, Ernesto sigue la trayectoria de su padre por múltiples parajes del Perú. Por último, fija su residencia en Abancay. Pero allí descubre que existe el mal y vuelve a peregrinar buscando el camino que lo integrará con la sierra, los ríos y el pasado.
Una escena soberbia de la novela es cuando Ernesto en un pequeño pueblo escucha por primera vez una orquesta con instrumentos de viento, de cobre reluciente, y queda fascinado no solo por la música, sino por el aspecto de los instrumentos.

Pero Arguedas escribe algunos años más tarde otra novela: “Todas las sangres”, que puede compararse en calidad y genio creativo a “Los ríos profundos”. La trama es bastante complicada, pero puede decirse que el eje sobre el que gira el argumento está centrado en dos hermanos: don Fermín y don Bruno. Son dos personas distintas. El primero está dedicado íntegramente a los negocios. Es frío y calculador. Está casado con Matilde, una mujer hermosa y buena que con frecuencia discrepa del espíritu totalmente práctico de su marido.

Don Bruno es todo lo contrario. No le interesan los negocios, a pesar de tener muy buen nivel de vida, pues ambos hermanos pertenecen a la aristocracia de la región. Hay un personaje siniestro muy poderoso, cuya intención es apoderarse de la gran mina que hay en las alturas de la comarca. Y aspira, además, a explotar más minas y llegar a influir en el Gobierno del Perú. En esta novela, Arguedas muestra la horrorosa explotación de que eran víctimas los comuneros de la región.

Entre la obra de Arguedas hay muchos poemas de alta calidad, que son tan extraordinarios como sus novelas. Me limito a esta referencia, porque todos están escritos en quechua y no tendría sentido, con excepción de los lectores quechuahablantes, reproducirlos en estas líneas.

Cito unos cuantos: Túpac Amaru Kamaq, Qollana Vietnam Llaqtaman, Warma Sunquykiwan.

Un admirador de Arguedas es nada menos que Vargas Llosa. Siempre se interesó por su obra y ha escrito un libro sobre ella. En su opinión, “Los ríos profundos” es una de las obras más importantes de la literatura peruana.

Me he limitado en este artículo a escribir, de modo muy incompleto, sobre la obra de Arguedas. No he podido tratar sobre sus aportes etnográficos y antropológicos y me habría gustado hablar sobre su personalidad, que era fascinante. Arguedas es el hombre más modesto y con mayor capacidad de amar a sus semejantes que he conocido.

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