Alberto Loza Nehmad
Alberto Loza Nehmad

Desde la otra esquina:
Traducciones de artículos, entrevistas, etc.

Bibliotecarios: atrapados entre piratas y editores académicos

Por Corinne Ruff.
Publicado originalmente como “Librarians Find Themselves Caught Between Journal Pirates and Publishers”. The Chronicle of Higher Education, 18 de Febrero de 2016 (http://chronicle.com/article/Librarians-Find-Themselves/235353). Traducido por Alberto Loza Nehmad.

El auge, caída y resurgimiento de un popular sitio web de piratería para artículos de revistas de investigación, Sci-Hub.io, ha resaltado las tensiones entre los bibliotecarios académicos y los editores de investigación.

Los académicos están crecientemente dirigiéndose a websites como Sci-Hub para visualizar artículos solo para suscriptores que ellos no pueden obtener en sus universidades o que necesitan con más rapidez que la que ofrece el préstamo interbibliotecario.

Esa tendencia pone a los bibliotecarios en una posición incómoda. Mientras muchos proponen el acceso abierto y entienden los desafíos que los investigadores enfrentan para obtener acceso a la información, también están atados por sus contratos con los editores académicos, quienes los obligan a tomar medidas enérgicas contra los piratas. Y mientras pocos bibliotecarios apoyan la piratería, muchos creen que el sistema de publicación investigativa está fallando.

Carolyn C. Gardner es una bibliotecaria que dice que el sistema necesita una reparación. Ms. Gardner, bibliotecaria de alfabetismo informativo y de tecnología-educativa en University of Southern California, dijo que, como defensora del acceso abierto pero como cliente del modelo de pago, siente una tensión interior. Mientras los bibliotecarios presionan a los editores a que reconsideren sus costosos métodos de pago, también dependen de los servicios de esas revistas.

“Probablemente nosotros seamos, tanto el principal consumidor de los materiales que venden como sus más grandes críticos”, dice.

Sci-Hub, que defiende el acceso libre a la investigación académica científica, fue desarrollada en 2011 por Alexandra Elbakyan, estudiante de posgrado en Kazakstán.

El año pasado, su website fue exitosamente enjuiciado por el gigante editorial Elsevier. Una corte distrital de EE.UU. de Nueva York ordenó al sitio que cerrase y dejase de piratear material. Mientras sci-hub.org cerró efectivamente, sci-hub.io pronto brotó en su lugar.

En una carta de 2015 a la corte, Ms. Elbakyan explicó que, como estudiante extranjera, no tenía acceso a muchos artículos académicos que necesitaba para sus investigaciones, y descubrió que tampoco lo tenían muchos otros en países en desarrollo.

“Un pago de 32 dólares es sencillamente algo demente cuando tienes que echarle una mirada a decenas o centenares de estos artículos para hacer investigación. Obtuve esos artículos pirateándolos”, escribió, citando el costo por artículo cobrado por muchos editores. “Aquí, cualquiera que necesite un artículo de investigación, pero no puede pagarlo, puede hacer un pedido y otros miembros que pueden obtener el artículo lo enviarán gratis por email. Yo podía obtener cualquier artículo pirateándolo”. Añadía que ella había desarrollado el website para procesar automáticamente tales pedidos.

Como informó The Atlantic (http://www.theatlantic.com/technology/archive/2016/02/the-research-pirates-of-the-dark-web/461829/), cuando los usuarios del website escriben en pantalla el título de un artículo que buscan, el servicio usa la autenticación del login de un college o una universidad para obtener acceso a artículos solo para suscriptores. Entones, se envía un PDF al usuario, y se guarda una copia en la base de datos de Sci-Hub para satisfacer futuros pedidos.

Por supuesto, el servicio está basado en procurar login y clave secreta, por las cuales una biblioteca académica puede haber pagado cientos de miles de dólares en suscripciones.

Pero, según Ms. Elbaykan, son los editores quienes están actuando de manera no ética, no Sci-Hub, porque los editores están cobrando por un trabajo creado gratos por académicos. En una entrevista de 2015 con Torrent Freak (https://torrentfreak.com/sci-hub-tears-down-academias-illegal-copyright-paywalls-150627/), una publicación electrónica acerca de los derechos de copia y el compartir archivos, ella dijo, “Tenemos que ganar a Elsevier y a otras editoriales y mostrar que lo que estas compañías comerciales están haciendo es fundamentalmente incorrecto”.

Encuestando Investigadores

Ms. Elbaykan recientemente se dispuso a investigar qué motiva a los investigadores a usar sitios piratas para obtener artículos de revistas. En un estudio cuyos resultados serán publicados este mes en una revista de acceso abierto, Ms. Gardner y su esposo, Gabriel J. Gardner, les preguntaron a cerca de 200 investigadores que usaban métodos alternativos para ver artículos de revistas, por qué lo hacían.

Mientras una mayoría dijo que habían usado el préstamo interbibliotecario, aún más dijeron que habían recurrido a una sección del website anónimo Reddit, r/scholar, para pedir a otros usuarios de Internet que les enviaran los archivos que buscaban. Cerca de la mitad de los participantes en la encuesta dijeron que habían usado un website pirata como Sci-Hub o LibGen, y cerca del 20 por ciento dijeron que habían hecho pedidos en Twitter usando el hashtag #icanhazPDF. Muchos investigadores dijeron que ellos veían esos métodos como equivalentes a que un colega les dejara un PDF sobre el escritorio.

“Ellos dijeron que de otro modo no tendrían acceso. ‘Simplemente, necesito acceso. Realmente no me importa cómo’”, dice ella. “También muchos citaron que sus sistemas de préstamo interbibliotecario eran lentos”. Ella dice que algunos académicos también sostenían que ellos realizan revisiones por pares sin cobrar, de modo que también deberían ser capaces de leer artículos gratis. Y otros decían que no era posible que su biblioteca tuviera todas las revistas que podrían necesitar para investigar.

Un representante de Elsevier, Thomas Reller, vicepresidente de relaciones corporativas globales, rehusó contestar preguntas para este artículo, diciendo solo que “Elsevier simplemente es el querellante en el juicio que se ha abierto en representación de la industria”. Urgió a The Chronicle a hablar con funcionarios de la Asociación de Editoriales Estadounidenses.

John S. Tagler, vicepresidente de la asociación y director ejecutivo de su división Profesional y de Publicaciones de Investigación, sostiene que la piratería de Sci-Hub ha socavado la infraestructura de las publicaciones académicas. “Si le quitas la corriente de ingresos que sostiene a estas revistas, es una amenaza”, dice.

En los últimos tres a cinco años, dice Mr. Tagler, entre los editores han aumentado las preocupaciones por la piratería, y Sci-Hub no es el único trasgresor. Dice que hay espacio para la negociación entre los editores y las personas que quieren visualizar la información legalmente, pero con aquellos que no lo quieren, no hay mucho de qué hablar.

En vez de piratear artículos, dice, los investigadores deberían obtener ejemplares de prepublicación, que no muestran los arreglos finales hechos a los artículos. Los investigadores deberían también usar préstamos interbibliotecarios o participar en consorcios por los cuales los colleges y las universidades cooperan para compartir las suscripciones. Mediante la prueba y el error, dice, muchas revistas están evolucionando hacia modelos híbridos o de acceso abierto, pero la industria no puede oprimir un interruptor y cambiar de la noche a la mañana.

“No podemos hacer que todo esté disponible para todos y desde donde ellos quieran, cuando quieran y gratis”, dice. “No es sostenible”.

‘Una situación difícil’

Edward Sánchez, director de tecnología de la información en Marquette University, dice que su mayor preocupación con Sci-Hub es cómo esta obtiene acceso a las bases de datos de las bibliotecas, mediante una compañía de phishing.

Dice que muchos colleges han sido tomados como blancos de Sci-Hub. En un caso, en Marquette, un profesor recibió un email afirmando que él, o ella, necesitaban actualizar su nombre de usuario y su código de acceso en la universidad siguiendo un enlace. Una vez en el sitio web, que en realidad estaba en Nueva Zelanda, el profesor ingresaba sus nuevas credenciales, que eran entonces capturadas por un vínculo entre los editores académicos y Sci-Hub.

“Entonces empiezas a ver que tus descargas van a ubicaciones inusuales, o ves descargas que ocurren en cantidades enormes: miles de descargas”, dice Mr. Sánchez.

“Típicamente, el editor de una revista académica primero observa esas irregularidades, notifica al college, y le dice que soluciones rápidamente el problema. En Marquette se añadieron capas de seguridad adicionales, se dio al editor las direcciones IP de las cuentas comprometidas, y el profesor cambió su nombre y su código secreto de usuario  en las siguientes 24 horas. Pero, dice Mr. Sánchez, “esto nos pone en una situación difícil”.

Las bibliotecas están contractualmente obligadas a eliminar a los hackers, dice, “y si no lo hacemos, los editores literalmente pueden desconectar su producto”. Esto podría eliminar material de investigación clave para profesores y estudiantes.

Mr. Sánchez está trabajando en un artículo, a ser publicado en marzo, acerca de lo que las bibliotecas pueden hacer en esta situación. Él sostiene que la publicación académica debería moverse hacia un acceso abierto que puede ser controlado “en una manera que sea equitativa”.

Por ejemplo, él observa que los colleges podrían usar una autenticación de dos factores para verificar mejor que sus empleados y estudiantes sean los únicos individuos que usen las revistas de suscripción. Los investigadores también han desarrollado scripts que podrían detectar las cuentas comprometidas.

A pesar de la presión de los editores, Thomas H. Teper, bibliotecario asociado de colecciones y servicios técnicos de University of Illinois en Urbana Champaign, no está seguro de que la mayoría de las bibliotecas tengan los recursos para hacer el seguimiento de los patrones de uso diario. “En realidad, eso es contrario a la naturaleza de lo que hacemos”, dice. “Sin considerar qué es lo que pueda esperar un editor, pienso que ninguna biblioteca podría pensar que hacer eso sea una actividad apropiada para ellas”.

Aunque a los bibliotecarios pueda gustarles verse como facilitadores de las relaciones entre académicos y editores, Ms. Gardner dice que los problemas en el sistema de publicación académica son demasiado grandes para que ellos puedan asumirlos solos. Ella cree que es tarea de los profesores hablar abiertamente, y de los editores, explorar más opciones de acceso abierto.

“El modelo de pagar por artículo”, dice, “no se ha alineado con las normas del mercado, como se ha visto con las canciones, que han llegado a costar 99 centavos de dólar”.

Compartir en:
   
   
A A A
Boletín semanal
Mantente al tanto de las novedades ¿Quieres ver nuestro boletín actual?
Ingresa por aquí
Suscríbete a nuestro boletín y recibe noticias sobre publicaciones, presentaciones y más.