Fruto de una investigación donde se muestrean diferentes regiones del país para rescatar la tradición cultural acerca de la muerte y los muertos, que tiene como fin tratar de revalorar la cultura viva de la sociedad peruana, aquella tradición cultural que no muere, que es viva y forma parte de la identidad de nuestros pueblos. A partir de esa premisa –indica el autor- se pretende rescatar para el mundo andino la muerte como uno de los legados que tiene la antropología en el Perú. Es decir cómo los muertos, que conforman el ámbito social y cultural de la comunidad, vuelve a vivir en el seno de la tradición cultural de la gente. “El muerto sigue influyendo en la vida y en el futuro de las personas. Ese padre, ese hijo, que va a formar parte de la tradición multicultural de la comunidad y que específicamente se convierte en el Dios familiar de ese grupo humano, llega a convertirse en el intermediario directo ante el Ser Supremo”. (390)