Es un libro que despliega personajes, instantes decisivos, fragmentos pero no una línea de sucesos; hilando un relato que se adivina casi desde cada texto. Los poemas y los referentes visuales apuntan a un distanciamiento, que no pertenece a este tiempo ni se refiere a la vida cotidiana, sino que aparece moverse en la memoria al que el personaje poético se remonta. Cuando se empieza a leer este libro uno se siente invadido por la sensación de algo terminado, de ahí que quien en estos versos habla lo haga desde la carencia, la pérdida y la espera. Pero el itinerario de este personaje mirándose, inventándose, relatándose en cuerpos y retratos es también un viaje iniciático que transita de la ceguera a la luz; un descenso al corazón de la experiencia.