Ante el indiscriminado abuso contra los indios, en época virreinal, fueron muchos los que denunciaron dicha injusticia y humillación, y algunos los que se levantaron en armas para defender a sus hermanos, como José Gabriel Condorcanqui y su compañera Micaela Bastidas, a quien esta novela rinde un noble tributo. Son las intrigas de la rebelión, los sacrificios y el hartazgo lo que alimentan sus páginas, cargadas de un sutil aliento de indignación, de coraje, en el que la traición precipita la caída de un patriótico levantamiento. Micaela es presentada con las cualidades que la caracterizan: firmeza y resolución, entrega sin límites a la causa revolucionaria, y con la valentía que la induce a luchar en los momentos decisivos. Es ella la de mayor ímpetu, la que lidera y enfrenta los inconvenientes, la inspiradora de las mujeres de su pueblo, y la que con mayor saña es ejecutada. Una oda al sacrificio por los ideales reivindicativos y a la mujer que supo abogar por la libertad.