En la Edad Media los monjes, en su afán de comunicarse con el pueblo, y sobre todo con los niños, decoraban los manuscritos de los libros con imágenes que impresionaban las mentes, con el objeto de preparar mayor número de catequistas, lo que lograron fue despertar el espíritu de los niños. Del mismo modo Almendra y Alondra, escrito con perfección y destreza, es un texto visual para niños aun en su particularidad textual, dado que utiliza recursos expresivos que hacen visitar Tierra Bonita, una experiencia totalmente colorida, un viaje, una hazaña inesperada, un recorrido hacia un mundo lúdico, donde se da lugar a la historia fascinante de las dos hermanas, propia de la imaginería infantil, que descubren, conjuntamente con el lector, el espíritu de los niños que ha llegado a sus vidas. Una narración para todos los que alguna vez fuimos niños y para los niños que muy pronto serán hombres. Esta producción literaria de Maritza Olórtegui no tiene sino como destinatario la lectura cual una maravillosa lluvia que cayera sobre Tierra Bonita.
Colección: I Premio Altazor de Novela Infantil 2013