En su segunda novela titulada simplemente Selva trágica, se ha despojado ya de ciertos recargos argumentales, de artificios complicados y de rezagos de retorica gastada que se advertían en su primera obra. Hernandez ha logrado la sencillez y llaneza de expresión característica de los buenos prosadores y su narrativa fluye con fuerte caudal pero sin torrenteras de principiante. Ha afinado el don de presentar los hechos en su realidad inmediata, evitando ya la alusión simplista. Hechos y personajes se nos aparecen directamente en forma tal que nos permite convivir con ellos, confundirnos con ellos en un delimitado mundo imaginario en que confrontamos sus naturalezas con las nuestras. En selva trágica ha expuesto más que una acción concreta, definida, un contenido ambiental, un cerrado circulo en que se sumerge el lector.

En la novela que hoy se entrega nuevamente al público. Es este el que, pese a la crítica dará su veredicto final e inapelable, y determinará, a la postre, si merece seguir perdurando o si le cabe otro destino. (Estuardo Nuñez) 300