Puertos rotos Furiosa olas, nace como inquietud de demostrar el lado marítimo interminable, en el sentido que el mar refleja el incesante movimiento del lenguaje para describir el cuerpo, el amor y las contradicciones del individuo frente a sus propios traumas; donde el furioso oleaje (la poesía) rompe con el prosaico deseo y la anónima cotidianidad (la poesía coloquial) a través de la renovación de mitos (marinos y terrestres) y de imágenes que se nutren y debaten a la vanguardia, para ubicar al poeta frente a los rezagos (los restos de barcos y cuerpos arrojados por la marea) que subsisten aun después de los avatares propios de la enunciación (lo que persiste al final de la formación de un nuevo lenguaje).
Por ello, el libro se divide en tres partes medulares que reflejan la formación, las peripecias y los traumas del hombre frente a su destino, tanto carnal como onírico; además, el libro cuenta con dibujos de Miguel Det, los cuales muestran una secuencia donde el poeta-pescador “recoge sus redes de tinta, sus anzuelos de grafito y sus promesas nunca hechas”.