Darle a los niños y jóvenes la oportunidad de descubrir y comprender su patrimonio y su cultura, implica consideraciones de orden político y educativo.
Hay escritores en la literatura peruana que recogen esta preocupación de manera sostenida e insoslayable. De Garcilaso a Tord se han sucedido incontables autores que han desarrollado esta veta de alcance infinito. El joven pero activísimo proceso literario en Chimbote tiene algunos intentos disparejos en esta perspectiva. En ese sentido creemos que Francisco Vásquez León ha sabido orientar a su praxis creativa hacia la novela de reminiscencias o contenido históricos.
Pocos autores como el de este libro son capaces de conmovernos al límite con una historia tierna como la de "Juno", libro que nos remite a los años luminosos de la niñez perdida, feliz o triste, que todos tuvimos en Chimbote, atados al pabilo de una cometa expuesta al viento de la playa que fue también la libertad, la vida, nuestra infinita esperanza. (Augusto Rubio Acosta)