DIRECTORIO
DE EDITORIALES

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San Marcos, una editorial dinámica
San Marcos, una editorial dinámica

Entrevista a Aníbal Paredes
Por Virginia Vilchez
Fotos Susana Villavicencio
Lima, marzo 2008
 
Aníbal Paredes confiesa que les gustaría ir a Colombia a editar sus libros, pero “por la mística de ser totalmente peruanos” no lo hacen. “eso nos atrapa y tenemos que pelear aquí, aunque sea con desventaja”, señala.
 

¿Cómo te inicias en la labor editorial?
Bueno, de manera algo improvisada y no planificada. Comencé a publicar mientras estudiaba matemática pura en San Marcos y la idea era publicar separatas de solucionarios sueltos. Llegó un momento en que ya no podía trabajar y estudiar, y había que tomar una decisión. Decidimos dedicarnos a la industria editorial. Dejé los estudios de matemática.

¿Cuándo empiezas formalmente con la editorial?
Desde el 70, cuando estudiaba. En el 75 me dedico de manera definitiva ya pensando en abordar libros preuniversitarios. En 1977 constituyo la empresa formalmente, cumpliendo todos los requisitos. Desde entonces, aparece Editorial San Marcos de Aníbal Paredes Galván.

Empezaste con textos preuniversitarios y universitarios en el área de ciencias, pero ahora te has diversificado
Comenzamos con un mimeógrafo, necesitábamos darle un acabado y también una profesionalización editorial. Al inicio, realizamos servicios para instituciones como el Banco Central de Reserva, la Fundación Friedrich Ebert, y más adelante para la universidad Garcilaso. Posteriormente, decidimos alquilar nuestros servicios de composición, comprando una impresora Offset para hacer estos trabajos. Y así aprendimos más, porque había que aprender ya “en la cancha” y con gente experimentada. Estos trabajos eran muy caros inclusive para nosotros mismos, para nuestros propios productos, por ello se nos ocurrió ofrecer servicios muy importantes para estas empresas.

¿Fue un trabajo aparte?
Se trataba de un trabajo de edición para ellos, editándoles revistas, libros. Eso nos permitió relacionarnos con un público intelectual. Cuando brindamos nuestros servicios a la universidad Garcilaso, que tenía un curso de educación a distancia, tuvimos la oportunidad de relacionarnos con los profesores de la universidad y eso nos permitió diversificarnos.

Te adaptaste a las necesidades de diversas especialidades…
Claro. Entonces ya teníamos dos trabajos paralelos: la propia editorial y los servicios que nos permitieron relacionarnos y conocer mejor el trabajo.

Se puede decir que editorial San Marcos y Peisa son las más antiguas, y lo que veo es que la editorial San Marcos es mucho más dinámic publica más títulos, hasta uno por día.
Más o menos esa es la cuenta; bueno, la ventaja. Considero que cada uno tiene su propia ventaja. Pienso que el Sr. Germán Coronado tenía ya la oportunidad al tener sus librerías y tiene una mayor opción de comercialización éstas. Pero como nosotros nacimos con taller (primero mimeógrafo y después Offset), brindábamos servicios y no teníamos mucha experiencia de ventas en librerías. Así, primero decidimos agrandar el taller y para eso necesitábamos muchos trabajos, entonces ideamos la forma de ofrecer siempre coediciones, contratos de ediciones, para tener nuestra propia propuesta de trabajo y trabajos de terceros.

Háblanos, por favor, sobre la editorial en sí.
A partir de 1983-84 formamos otra empresa, Editorial San Marcos E.I.R.L., como comercializadora. En cambio, Editorial San Marcos de Aníbal Paredes Galván, es la productora de libros. La comercializadora fue creciendo y comenzamos publicando muchos libros de educación y libros de literatura, sobretodo por el entusiasmo y la constancia de los profesores.

Tengo entendido que ustedes en unos casos financian toda la edición, en otros van a medias con el autor y en otros el autor paga la edición ¿Es así? ¿Ustedes se encargan también de la comercialización?
Si el autor quiere que lo apoyemos en la comercialización, lo hacemos con nuestros vendedores para ver si el mercado lo acoge, pero eso depende de la decisión del autor. En las coediciones, tanto autor como editor son quienes arriesgan, y cuando el libro genera expectativas y ventas el autor no está obligado a seguir coeditando siempre, solamente el primer tiraje. De ahí en adelante nos hacemos cargo íntegramente de la producción y el autor cobra su regalía.

¿Y quién se encarga de aprobar la edición?
Tenemos un equipo de corrección y evaluación conformado por diversos profesionales. De esta manera, nosotros no solamente brindamos un servicio de impresión, sino que corregimos los libros y sugerimos al autor las correcciones que encontramos. Me siento bastante satisfecho, por ejemplo, de que hace poco en el programa de Marco Aurelio Denegri se haya mencionado positivamente a la editorial.

En el área de literatura ustedes han inaugurado el año pasado Colecciones. Primero fue la colección a cargo de Félix Huamán, de narrativa contemporánea. Ahora está la de Patricia Colchado, “Diamantes y Pedernales”, “Súmmum” a cargo de Jorge Díaz. ¿Cuáles son los criterios?
Félix Huamán es una persona muy entusiasta que viaja por todo el Perú. Entonces había la necesidad de apoyar a todos los escritores con producciones locales. Él empezó a hacer esa campaña y comenzamos a producir libros. En esos momentos, no había mucha comercialización de novela, pero fuimos apostando poco a poco. Por otro lado, Patricia hace la propuesta de producir libros con mejor acabado para ponerlos en supermercados, en librerías especializadas y orientarlos hacia la exportación. Estos libros ya tienen un costo mayor, y ella dirige y escoge a los autores. Ya tenemos doce obras en esta colección.
“Súmmum” es una idea de Jorge Díaz Herrera, quien ha obtenido numerosos premios nacionales como literato, una persona que ha sido docente en España, con mucha trayectoria como intelectual, pero que como empresario no ha tenido una oportunidad. Nos asociamos y trabajamos “Súmmum”, donde quiere realizar su anhelo como editor para un público tal vez no tan de elite, con un número menor de páginas, dirigido a un público joven que puede ser universitario, aunque esto no excluye necesariamente a un público no especializado. Mientras que “Diamantes y Pedernales” está dirigido a un público más reducido, "SummuM" se orienta a un público escolar, idóneo para el Plan Lector, libros un poco más dinámicos.

¿Les interesan los libros infantiles?
Para mí han sido siempre una gran inquietud. Veo el mercado de textos como una pirámide. En la base de la pirámide vas a encontrar a los niños, tanto de educación inicial como de los primeros grados, entonces ¿qué producir para ellos? Hemos logrado publicar libros para la secundaria y para la universidad, donde ya existe una constelación de autores que podemos ofrecer. En literatura infantil estamos recién en esa construcción. Tenemos autores jóvenes muy reconocidos; pero, por ejemplo, hay un grupo de médicos que bordean los 60 años, médicos pediatras, con mucho amor por los niños, que interactúan con ellos y con ganas de incentivarlos a la lectura. Así, han escrito unos cuentos y asistieron a talleres de literatura dictados por Jorge Eslava, Maritza Valle.

¿Cómo es la colección dirigida por Maritza Valle Tejeda?
Hay una colección “Peruaniños” para niños de primero y segundo de primaria; otra a la que aún no hemos puesto nombre, pero todos los títulos son de Maritza. Ella es una de las autoras más creativas.

¿Cuál es el mayor problema que enfrenta un editor?
Mejía Baca decía “no entrego el libro mientras no haya vendido más del 50%”. Hacía la preventa. Para él los gastos de impresión eran el problema; para nosotros, que tenemos los talleres, no lo es; mi problema es la propia venta, la comercialización del libro. Estamos aprendiendo a comercializar, estamos abriendo campo y creo que lo estamos logrando.

Si no tienen contacto con las librerías ¿cómo comercializan los libros?
El hecho de haber sido constantes en todas las áreas nos ha dado un nombre en todo el país. Actualmente, ya contamos con representantes en todo el Perú, las librerías nos preguntan por novedades y les vamos informando de lo último que publicamos. Pero estamos en la búsqueda de lugares de venta. Por ejemplo, no sabemos vender en quioscos, sin embargo he visto que Boris Romero y otras personas sí están en ellos. Cuando comencé, encontré un mercado en todo Abancay, el Parque Universitario estaba lleno de ambulantes, las separatas que publicaba las dejaba de pasada al ir al comedor universitario y al retorno, cobraba. Se podía vender así; pero, en primer lugar, es un mercado ajeno, porque es la calle, y en segundo lugar, no tienes contacto con el público. Entonces, en ese momento es el tino del editor, “¿qué publico?, ¿qué necesitan?” Ahora nos estamos perfeccionando más para saber inclusive los gustos del público.

¿Qué es lo que más compra el público fuera de Lima?
De todo, pero principalmente libros preuniversitarios y de literatura. Nuestros mismos autores son los promotores; están en cada ciudad, en cada pueblo y van promoviendo sus propios libros. Eso hace que se aperturen nuevos puntos de venta, que si bien es cierto no generan una dinámica muy fuerte, no se pueden dejar de lado. Es una dinámica permanente que nos permite estar en todo el Perú. Nuestros autores también tienen la ventaja de, por ejemplo, ir a Puno y encontrar sus libros. Si el autor va a dar una conferencia puede ira a la librería y decir “mira, voy a dar una conferencia y quiero que después de la conferencia vendas mis libros”. De esa manera, la librería adquiere prestigio y el autor tiene un respaldo comercial con nuestros representantes.

¿También exportan?
Nosotros no exportamos directamente. Viajé, por ejemplo, al congreso de Madrid y encontré mis libros en la librería Ibero, y después los he ido proveyendo, pero ellos han visto la manera de llevarlos. Nosotros no encontramos la forma para hacer la exportación directa. Inclusive en el último viaje que hice a Barcelona, a la Feria Internacional, me contacté con unas profesoras que compran textos para universidades en Estados Unidos, el problema es que el transporte es demasiado caro. Ellas y yo estamos averiguando cómo encontrar un servicio más económico para que los libros puedan ser competitivos allá, porque el transporte encarece mucho los libros. No tenemos una exportación directa, pero sí sabemos que nuestras obras llegan a otros países.
Tenemos representantes en Ecuador y en Bolivia. Ellos hacen el pedido y se les envía después de los trámites correspondientes, son los dos únicos lugares. No sé si más adelante lleguemos a imprimir en esos lugares, ahora hay impresión por demand llevas tu CD y así producimos de acuerdo a la demanda. ¿Trabajar con librerías?, no hemos cerrado esa posibilidad, pero la venta de libros al exterior es un problema por el costo de envío.

¿Y la Ley del Libro?
No nos favorece en nada, absolutamente. El capítulo correspondiente a tarifas para impresos es letra muerta.

Pero ¿los ha favorecido de alguna manera?
La Ley del Libro ha traído una ventaja para todos los editores: el poder recuperar el IGV utilizado en la materia prima o lo que ha cobrado el impresor. Eso ya lo estamos haciendo muchos editores. Pero faltan muchas cosas, por ejemplo, no hay un financiamiento, COFIDE debería hacerlo pero hasta el momento no se ocupa de esto. Para la banca nosotros somos un mercado de riesgo, entonces no es mucho el apoyo que recibimos.

Claro, cuando uno ve que se edita un libro y, al cabo de dos o tres años, solamente se ha vendido un 20 o 30 %, es difícil que las entidades financieras arriesguen. Pero ustedes también tienen títulos que agotan en uno o dos meses.
Hemos tomado algunas medidas. Como tenemos la producción a la mano, hacemos un contrato por mil ejemplares, pero no imprimimos los mil, imprimimos 700 para cumplir con quien ha hecho la coedición con nosotros y unos 200 bajo nuestra posesión para ver qué pasa, con la posibilidad de que si se agota podemos imprimir el resto. De lo contrario, tendría problemas de inversión con el libro que no se vende y problemas de espacio para el almacenaje. Así, vamos produciendo de manera progresiva, gracias a que tenemos a la mano los talleres. De otra manera, eso sería imposible.

¿Crees que de los años 70 a la fecha la gente ha pasado a leer menos?
Yo diría que en estos dos últimos años se está comenzando a dar más importancia a la lectura. El hecho de que el concurso PISA nos dejara penúltimos en el mundo ha hecho que profesores, autoridades y padres de familia tomen conciencia de que se debe leer más. Mucha gente cree que leer un libro al mes es suficiente, pero no debe ser así. En otros países se lee por lo menos tres o cuatro libros por mes, toda una cultura de lectura. Aquí aún no alcanzamos esos niveles, pero lo importante es que ya se está tomando conciencia, y si seguimos trabajando en ese camino lo lograremos. Ahora, lo que falta es que el Gobierno tome una medida diferente. Por ejemplo, si no podemos competir con los editores colombianos, hay un problema.
Por lo económico me gustaría irme a Colombia y editar mis libros allá, sería mucho más accesible porque el papel es más económico, la impresión es más barata y además tienen el beneficio económico del CERTEX por exportación, pero rompería, digamos, la mística que tenemos de ser totalmente peruanos. Eso nos atrapa y tenemos que pelear aquí, aunque sea con desventaja.

También la industria editorial colombiana es mucho más dinámica, además de dirigirse a la exportación.
Nosotros no podemos exportar. Si nuestros libros fueran un poco más baratos y nos dieran un margen para salir a pelear afuera, seguramente que lo haríamos. Podríamos unirnos y contratar un container y transportar todo y movilizarnos para hacer ese tipo de ventas y promociones.

¿Qué tienes destinado al Plan Lector?
Nosotros tenemos como cinco productos para el Plan Lector. Para secundaria tenemos a Arévalo con “Recreo”, “Súmmum” es otra alternativa, tenemos además “Paidea”, unos libros de Martha Isarra. Se puede armar otro plan con muchos libros sueltos hechos por diferentes autores, con diferentes temáticas.

Hablando con Arévalo, decía que los profesores no saben qué pedir, que están encasillados en lo tradicional, fuera de Odisea, María, Corazón, no hay más porque todos los que mencionas son escritores nuevos, conocidos en su sitio pero no en otros. ¿Qué se debe hacer?
Lo que nosotros hemos hecho con los planes lectores, inclusive con el plan lector de Gladys Flores, fue primero tratar de seducir al público. Si queremos que el niño o el joven se convierta en un lector habitual, lo más importante es seducirlo, hacer que le guste leer, pero para que le guste leer tiene que ver qué le vas a dar. Ahí viene la variedad de libros que nosotros tenemos, hechos a partir de la realidad local, vivencias que la gente conoce y que puede disfrutar a través de la lectura. El Quijote siempre va a ser placentero para todos, todas las edades, todos los tiempos, porque es un libro lúdico, dinámico, gracioso, entendible. Pero todos los libros no son así. Los otros pueden ser excelentes: Iliada, Odisea, en fin, pero no reflejan nuestra realidad local, y los niños no encuentran en estas obras algo con lo que se puedan identificar. Después que lean los libros de aquí pueden leer muchos más.

Hasta antes de que saliera “Diamantes y pedernales” no tenían mucha acogida en las librerías. Ahora que la industria editorial local ha mejorado sus estándares de calidad, el punto débil de ustedes es la diagramación.
Estamos mejorando.

¿De que maneras publicitan ustedes los libros fuera de Lima?
Nuestros libros están en las librerías más importantes de provincias.

¿Y cómo hacen para que el librero se entere?
Con ellos trabajamos de manera permanente. Como son libreros, están detrás de los libros que se puedan vender. Nosotros comenzamos trabajando con ellos a consignación: “págame lo que vendes y lo que no vendes me lo devuelves”. Había que persuadirlos. Ahora que ya conocen nuestros productos nos van pidiendo, y cuando sacamos un nuevo título le mandamos dos o tres ejemplares para que puedan conocerlo, así estamos en trato permanentemente. Ellos me preguntan “qué novedades tienes”. Les digo “mira, hay esto y esto y te lo recomiendo”. Hay una comunicación constante. Ellos también leen los diarios, los comentarios, y nos piden esos libros y también los piden los mismos autores. Por ejemplo, si editamos un libro de Huancayo, de Sandro Bossio, que conoce nuestro fondo, recomienda nuestros libros junto al suyo, igualmente ocurre con escritores de Ayacucho, de Huanuco, etc., etc.

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