Enrique Vergara Montero
Sabias locuras de Enrique Vergara

Por Danilo Sánchez Lihon
Fuente: Enero 2008
danilosanchezlihon.blogspot.com


“Nuestros ojos buscan la mirada
en que saldremos eternos”

Javier Sologuren
 


 
1.  El huerto o el jardín en donde surge este libro
 
 “Sabias locuras” de Enrique Vergara descubre en cada una de sus páginas historias que son tu propia historia y tu propia leyenda. Porque él es como tú y como yo, sin dejar de ser él mismo.

Porque todos somos hijos de la vida y texturas de una misma creación y a entrelazar lo común, íntimo y esencial de todos afianzando la identidad de cada uno tiende la magia y el milagro de la literatura.

Surge también este libro como juramento de no fallarle al ángel, de no traicionar nuestras alas, que a veces no queremos desplegarlas y permanecen para siempre encogidas. Enrique Vergara aquí las ha abierto y extendido en plena devoción con la gracia y el manantial que somos en el fondo original todos los hombres.

Son pedazos de nuestro ser y de nuestra esencia los que se despliegan a lo largo de estas cuartillas. De allí que para todos este libro tendrá significado y, es más, les pertenecerá entrañablemente.

“Sabias locuras” por eso y en primer lugar es nuestra vida cercana, íntima y corriente, hecha de alegría como de tristeza, de risa como de llanto, de aciertos como de desatinos.

Siempre de candor e inocencia, porque somos seres inocentes en medio de esta explosión que es el mundo, sencillez y transparencia que es lo que tratamos de rescatar en Capulí, Vallejo y su Tierra que es el huerto o el jardín en donde este libro ha brotado y florece.
 
 
2. Un grano de arena que se hizo montaña
 
El libro tiene la virtud y el mérito de plantearnos raigalmente ¿qué es la literatura? Y, ¿qué es la creación?, preguntas que es interesante formularlas cuando surgen de la experiencia en la construcción de textos, como es el caso en la elaboración de este libro.

En primer lugar: ¿es asunto de elegidos? ¿Es materia solo para los señalados por los dioses? ¿De prurito y ocasión para la soberbia?  No.

Ella es la dicha de la vida que entona sus mejores sones en las cañas auténticas que siempre son las más humildes en donde se halla la voz primigenia de la creación.

Y ella trata no de descubrir verdades raras sino de hacer más evidentes las verdades sencillas.

Nos hace reflexionar que el tiempo no es nada si no es tiempo entrañable, tiempo que hemos de capturar como vida ya redimida de esa vorágine que todo lo absorbe, devora y desaparece. Y que es la nada. Tiempo que hay que llenar de lo inolvidable y trascendente que hay más allá de nuestros pasos.

Nos hace reflexionar que cada hombre es un libro, no solo por la experiencia que recorre o ya ha pasado, sino que es un libro por develar. Que está escrito y es sagrado. Que en él hay caminos y hay templos, le pueblan miles de vidas enterradas que hay que salvar.

Que es un grano de arena que se hace montaña. Que es una montaña que se hace grano de mostaza, que alimentará a las aves del espíritu.
 
 
3. Simple devoción en los ojos
 
“Sabias locuras” surge de una experiencia de taller literario personalizado que se da en el seno de Capulí, Vallejo y su Tierra, colectivo en el cual Enrique Vergara es asistente fervoroso.

Taller que surge contra el uso abusivo del olvido que atenta en contra de todo aquello de más esencial de nuestras vidas, cuales son nuestros afectos, y que se pierden lamentablemente. Porque guardamos trastos, menudencias y baratijas, pero desechamos nuestras emociones, los recuerdos, los encantamientos, y que es lo más adorable en la vida. ¡Y es eso lo que queremos que permanezca!

Es un taller para no perder nuestra alma. Y, con ella, rescatar nuestra esencia. ¡Y el libro de Enrique es principalmente una inmersión, un salvataje y una recuperación de aquello que sintoniza y conecta con el milagro que es la vida! Y Capulí, Vallejo y su Tierra es principalmente aquello: un rescate de nuestra identidad.

Por eso, es un libro llano y natural tal como es la vida, común y corriente; por eso es límpido y transparente. Y ¡qué mayor grandeza que escribir tal y cómo es la vida! Por eso, es un libro que se lee de un tirón.

El taller quiere probar que la escritura y la literatura no es de elegidos sino que es inherente al hombre.

Y que la literatura es agradecimiento. Y que día vendrá en que –sin salir de ella– ya no se hará de palabras sino de simple devoción en los ojos.
 
 
4. Inscritos en el libro de la vida
 
En el libro del Apocalipsis el Apóstol San Juan profetiza:


“Quien no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego.”


Quiere decirnos de este modo –y mientras tanto– que la vida hay que grabarla, volverla signo, tornarla historia, hacerla letra, lenguaje y, consecuentemente, escritura verdadera.

Dicho lo mismo, pero en otras palabras, se nos está advirtiendo que quien no hace su vida trascendente, quien no convierte cada instante –¡éste por ejemplo!– en algo maravilloso, en esencia de vida; quien no horada su destino hasta encontrar una luz nueva, no alcanzará a inscribirse en el libro de la vida y será lanzado al lago de fuego.

¿Cómo se logrará aquel propósito que nos libre del terrible apotegma de San Juan? La respuesta es sencilla, aunque la acción sea fragorosa: inscribir nuestra vida en los libros, ubicar allí nuestro destino, el mismo que para ser inscrito tiene que ser grande y luminoso.

Nos dice que reconozcamos a la vida y al universo como libros escritos que debemos descifrar. Y sobreponer sobre ello la actual escritura: la de nuestros pasos, la de nuestro aliento y, atenta, la de nuestra pluma.

¡Y de creer en algo! ¡De todo eso se trata! Y que es lo que intentamos cultivar y construir juntos en el colectivo Capulí, Vallejo y su Tierra.

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