Alberto Valcárcel
Los recuerdos corales de Alberto Valcarcel Los recuerdos corales de Alberto Valcarcel

Por Boris Espezúa Salmón
Fuente: Los Andes, Puno 17/01/10
http://www.losandes.com.pe/Cultural/20100117/32043.html

Estando el poeta Alberto Valcárcel postrado en la ciudad de Arequipa, por un mal que esperamos todos pueda superarlo, y de ese modo esperar nos ofrezca trabajos poéticos de mayor envergadura, a los que nos ha acostumbrado siempre. Recordamos de él, a modo de homenaje en vida, algunos pasajes que tuvimos la suerte de compartir y de su poesía que finalmente es lo único que se lleva un poeta.

Lo conocí en Lima, en la década del ochenta, cuando laboraba en el diario Expreso y estaba encargado de la columna “Los Cuatro Suyos”, siempre fue acogedor, afable y enterado del quehacer puneño por su labor periodística y su inquebrantable puneñismo, recuerdo que muchas veces se emocionaba al saludar a un paisano, expresando que entre puneños fuera de la tierra debiéramos buscarnos y apoyarnos. Como sabía que no sólo iba a saludarlo sino a contarle actividades de la poesía de Puno y de lo que venía haciendo en Lima, le llevaba plaquettes, revistas y otras notas que pudieran interesarle y él reafirmando su adhesión por las provincias decía que Puno en su columna tenía un sitio privilegiado y por lo tanto era su deber dar cuenta de lo que se hace en Puno. No dejó en ninguna ocasión de comentar en su columna hasta lo más mínimo que se refería a la tierra, de ese modo como todo joven nos alegraba que a nivel nacional se comentara revistas como “Aguacero”, “ Piezas”, “Catarsis”, “Kollao”, “Hojalata”, publicadas por jóvenes del Cusco, Puno y Lima, en dicha década. Jamás olvidaré el terco puneñismo de Alberto Valcárcel, más allá de los aprecios o desprecios que toda persona puede generar en una tierra como Puno, caracterizada de apreciar poco a sus paisanos y más bien impulsar a que salgan hacer patria fuera de Puno. Alberto Valcárcel es nuestro Valdelomar en las letras puneñas, es quien resume al puneño grácil y solícito que tiene suerte con las mujeres, con las relaciones sociales y sabe que al distinguirse puneño encarna una tradición de grandes hombres y cultores singulares en nuestro país.

La última vez que lo vi, fue en la presentación de un poemario mío “Tránsito de Amautas” en el INC de Lima, a inicios de la década del noventa. Allí se confundió con los Sikuris “27 de Junio” residentes en Lima, que engalanaron la presentación, él emocionado se tomó varias fotos con un grupo de Sikuris, de allí no pude sacar de mi mente su lado apreciativo a la música, que de hecho venía de sus ancestros como Theodoro Valcárcel y del propio Edgar Valcárcel, por eso sus poemarios vinculados a la vertiente musical: Hachaña Ma-karabotasatac (Responso a un Karabotas) Coral a Pedro Vilca Apaza y Coral Sinfónico a Túpac Amaru, que han sido musicalizados por Édgar Valcárcel y estrenados en Lima por la Agrupación Nueva Música ( 1969), Orquesta Sinfónica Nacional ( 1973) Coro de Cámara de la Escuela Nacional de Música ( 1975) y Congreso Internacional de Cornistas (1986). En 1994 la Municipalidad Metropolitana de Lima, editó su Libro “Poemas Corales” escritos que reúne los textos mencionados y en cuya presentación señala: “Estos poemas recorren la geografía del querer. Pueblos, batallas, hechos y próceres que la historia oficial ha deformado, ocultado o minimizado, aparecen aquí lozanos tocados por mis propios latidos, esperando que la lluvia de los ojos de hoy y de mañana mojen sus raíces y finalmente crezca la Casa Nueva en la que podamos solazarnos, sin temor a que ese tul sombrío con que la mediocridad viste a sus hijos, nos cubra”. “En Juliaca donde vivía con mi padre, el universo era un poncho azul agujereado de luciérnagas que me protegía del frío y el rocío, la saliva de Dios acercándome a las plantas” . Los textos, que contienen dicho poemario son homenajes a los héroes anónimos de la luchas cruentas del ande, de así se tiene poemas a Leandro Mamani, a Mosoj Kausay y Takiy (Canto a la vida nueva), al Karabotas, y por cierto también a Vilcapaza, a Túpac Amaru, a Garcilazo, hay al final unas palabras de Alberto Tauro del Pino que dice del poeta: “Sin afectar así la sutileza atribuida a los augures, define una actitud, una perspectiva de la inminente marcha de los tiempos y halla una lección señera en la firmeza raigal de la historia, en la lógica realización de las esperanzas de ayer. Estos cantos confieren versatilidad y originalidad a los lazos que permiten dimensionar en la fusión de artes a nuestros héroes tutelares”. Leoncio Bueno, otro poeta de la generación del Cincuenta, también se suma a comentar la poesía de Alberto Valcárcel y dice: “Mi amigo“. "Corazón con hueso” como yo le llamaba a Alberto, siempre acometió con coraje las dificultades de la vida, alguna vez él solo consiguió que lo recuerde así, me dijo: “ Yo soy un hombre caracterizado por mi entrega constante, yo soy un hombre con corazón con hueso, no sólo de carne sino con un hueso dentro”.

Por eso, este homenaje de urgencia y de solidaridad al poeta, político, periodista Alberto Valcárcel, que debieran sumarse las instituciones de nuestra región de Puno, por haber llevado adelante a Puno, de esas personas con raigambre a prueba de balas quedan pocas. No esperemos su deceso de forma impasible, si pudiéramos decirle en vida que lo apreciamos y que su poesía fue ese caracol que silbaba dentro del Lago Titikaka, es necesario decirlo, para que no nos silbe la ingratitud en nuestras conciencias, y hagamos justicia con un puneño de corazón y hueso de poeta.

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