Ignacio López Merino
Guerra fratricida Guerra fratricida

Por Tomacini Sinche López
Fuente: Expreso, Lima 27/05/08
http://www.expreso.com.pe/edicion/index.php?option=com_content&task=view&id;= 25864&Itemid=37

El narrador y psiquiatra de 61 años debuta literariamente con su novela histórica 
“Sangre de hermanos” (Editorial Planeta).
 
–¿Por qué esperó tener 61 años para publicar su primera novela?
Esta es la tercera novela que escribo, pero la primera que publico. La primera que escribí fue a los treinta años y era muy autobiográfica, y decidí que nunca será publicada. Desde muy joven he escrito, pero recién publico algo literario, ya que anteriormente he publicado dos libros sobre medicina. “Sangre de hermanos” me tomó tres años, uno de investigación y dos en escribirla y corregirla, y es la novela que quería escribir como lector.
 
–¿Se siente partícipe de alguna generación literaria?(Risas). 
No creo en generaciones literarias. Me siento independiente totalmente en ese sentido. Prefiero ser un pequeño meteoro errante que anda por ahí a ser una estrella brillante en una constelación. Soy un viejo médico que ha escrito una novela, nada más. 
 
–Usted es psiquiatra de profesión, ¿qué escritores han marcado su universo literario?
Indudablemente los rusos: Tolstoi, Dostoievski y Chejov, entre otros. Probablemente por la fuerte carga psicológica que hay en sus textos. Y de alguna u otra manera esto se filtra en mi novela, sobre todo en el personaje del respetadísimo doctor Olazábal. Eso sí, he dejado de lado todo tecnicismo médico.
 
–¿Qué lo motivó a escribir esta novela en el contexto de la guerra con Chile?
Siempre me interesó la guerra con Chile y hay varios motivos. Uno de los principales es que mi bisabuelo murió en la guerra. El personaje de Eleuterio Gómez está inspirado en él. Otra razón es que yo pertenezco a una generación de jóvenes que tuvo un importante sentido de lo que es el patriotismo. Estudié en el Colegio Militar Leoncio Prado y tuve una formación patriótica intensa. Eso me marcó durante toda la vida.
 
–Su novela tiene un discurso totalmente antibelicista, ¿qué opina de las guerras?
Las guerras están desde el inicio de los tiempos y probablemente nos van a acompañar siempre porque apela a algo muy profundo de la condición humana: la territorialidad… Incluso entre hermanos, como creo que somos los chilenos y peruanos. Siempre habrá hegemonías y guerras. Eso sí, mi humanismo tiene la esperanza de que algún día no haya conflictos armados, pero es utópico.
 
–¿Cómo cree que debe ser nuestra relación con Chile actualmente?
Creo que fraternal y amicalmente. El nacionalismo es lo que nos separa, lamentablemente. No deberíamos reabrir heridas que aún no cicatrizan. Nosotros deberíamos aceptar que perdimos una guerra y que perdimos territorios, y es inútil pensar en recuperarlos. Eso sí, debemos luchar hasta las últimas consecuencias por lo que en este tiempo nos corresponde, en el tema del límite marítimo, por ejemplo. En caso de que el Perú tenga la razón, y sospecho que es así, ese territorio marítimo debe ser defendido a sangre y fuego, como se defendió la tierra. Si se llega a una situación militar, el Perú debe defender su derecho. Además, tenemos algo que Chile no tiene: el heroísmo y la dignidad de nuestros héroes. Eso no lo tiene Chile. Ya lo dijo Castilla: “Si Chile compra un barco, el Perú debe comprar dos”.
 
–El título del libro apela a las figuras bíblicas de Abel y Caín, ¿quién es quién entre peruanos y chilenos?
Dependerá de quien lea la novela.
 
 
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