Miguel Gutiérrez
El viejo saurio se retira: los personajes y la ciudad

Por Fabián Bruno Remigio
Fuente: librosperuanos.com

Miguel Gutiérrez Correa en su primera novela, El viejo saurio se retira, acierta al mostrar una ciudad en crecimiento y una sociedad en decadencia a través de la biografía de sus personajes. 
 
El adolescente Muelita se ve perturbado por el sermón del cura Gaspercha, y recuerda la muerte de su hermano, Lucho, en el Piura. Es el cauce una presencia inmanente en la novela, allí se refugian los estudiantes que se escapan de los ejercicios espirituales. Muelita, además, mantiene una relación incestuosa con su tía Blanca y a través de los parlamentos de ella, que ha viajado a Alemania a visitar a su novio que supuestamente estudiaba medicina, conocemos los estragos de la Segunda Guerra Mundial.
 
Rodolfo es heredero de una familia que ha caído en desgracia y a la que solo le queda una casa, de la que pueden rentar algunas habitaciones. Esta casona representa la mayoría de las casas de los poderosos de la época. En la casa de Rodolfo se hospedó el poeta José Santos Chocano cuando llegó a estas tierras. Allí vive con sus hermanos, Magali y Fifo. Es en este recinto donde se encierra el secreto del incesto entre Rodolfo y Magali, tomando a Fifo como hijo. (Esta es la primigenia historia de Un mundo sin Xóchitl). Y del otro lado, tenemos las casas de los que trabajaban para los poderosos, casas pequeñas que crecen compitiendo con el espinazo jurásico de Piura; por ejemplo en Talarita, donde se ubica el prostíbulo que tiene como figura principal a María Cecilia. Los moradores de esta parte de Piura sacaban sus sillas a las fronteras de sus casas para tomar el fresco de la noche, mientras los niños correteaban y jugaban a las escondidas. 
 
Otro personaje por el que nos enteramos de la antigua Piura es Paco Rivas. Él nos acerca a la vida del patriarca de su familia que dirige la festividad del Señor de la Agonía. Después de la muerte del abuelo, ya nada fue como antes, todo perdió su destello. Paco le ayuda a su abuelo a limpiar los santos y las iglesias, y él mismo presencia el alejamiento de la población piurana de sus costumbres religiosas. Él no siempre había disfrutado de una clase acomodada, sino que en algún momento había padecido penurias en el barrio Buenos Aires, hasta que la familia alcanza cierto éxito económico y se traslada a vivir al centro de la ciudad. Y es Paco, también quien de forma directa presencia el derrumbe de la figura angelical de María Cecilia, quien resulta ser una prostituta de la que se había enamorado toda su generación.
 
Chopipo, Siete Culos, es un personaje que representa una nueva familia poderosa de Piura, su padre tiene grandes algodonales. Posee uno de los mejores carros de la época, un Chevrolet 1958, recorre la ciudad junto a Rodolfo, Paco y Muelita, buscando nuevos lugares para beber. Chopipo acelera, no para, mientras el policía suena el silbato; Rodolfo sigue pensando en sus hermanos; y Paco vomitando su historia personal que no para por acción directa del ron. Todos ellos quieren acabar con la mitificación de la mujer de sus sueños, la purísima María Cecilia, quieren ir al Edén para desquitarse con la vida tan mala jugada.
 
En este universo existe un personaje que vincula a todos los protagonistas: el Pavudo Saldaña. Este adolescente, abandonado por su padre, pasó su infancia en el barrio Buenos Aires, donde vivió con su madre, quien para sostenerlo recurre a la prostitución. Este personaje forma a los ocho años su primera pandilla y recorre la ciudad atacando las puertas de las casonas. El Coloradito Saldaña explora una ciudad que mira indiferente su dolor. De esta vida es rescatado por su abuelo, y pasa a ser el nuevo héroe de su generación, un héroe que impone sus reglas y que tiene un final trágico. Paco lo recuerda profundamente porque formó parte de la pandilla que dirigió; Muelita porque es quien intenta salvar a su hermano Lucho en el Piura; Rodolfo porque sin saberlo padece las consecuencias de una de sus incursiones a la ciudad, al encontrar a Fifo que había sido apedreado por la pandilla; y el padre Gaspercha que lo utiliza para infundir miedo en el sermón de cierre de los ejercicios espirituales, al hacerles saber que ese héroe, al que todos aclamaban, ahora es devorado por los gusanos en su tumba del San Teodoro. 
 
Todas estas historias tiene un contexto que las unifica: El Reina, bar donde se encuentran los amigos para mitigar el calor y las palabras ardientes de Gaspercha. Este bar posee una radiola Wurlitzer, máquina que demuestra que en Piura no solo se disfrutaba de la música nuestra sino también del extranjero.
 
La novela, en cada una de las escenas, nos enrostra a una Piura que está creciendo, que está trastocando sus estructuras sociales y económicas, mas se sigue celebrando el fin de la sequía que ha durado una década. La ciudad se estremece por los petardos y las bandas de músicos. Han llegado los bancos, ya se pueden tomar buses que llevan directo a Lima, incluso ya se ven los avisos luminosos de la Casa Ford. Los personajes acuden al cine, van al burdel, que está en las afueras de la ciudad, con mayor frecuencia; se menciona la casa musical Philco, las diferentes calles que esperan la salida de los alumnos. Y allí, en la esquina que menos esperamos, quizá, encontremos el Chevrolet 1958 que ruge tragándose las calles y el corazón del viejo saurio que se retira. 
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