Augusto Castro
Un pensamiento pendiente

Por Giancarlo Stagnaro
Fuente: El Peruano, Lima 18/06/09
http://www.elperuano.com.pe/edc/2009/06/18/cul1.asp

Contra la idea generalizada de que en el Perú no ha existido filosofía –o con apariciones muy esporádicas–, Augusto Castro acaba de publicar La filosofía entre nosotros. Cinco siglos de filosofía en el Perú (Fondo Editorial de la PUCP, 2009), que aborda toda una interesante y diversa tradición de pensadores peruanos, desde la Colonia hasta nuestros días. Nombres que suenan poco, como Antonio Ruiz de Montoya o Noé Zevallos, alternan con Toribio Rodríguez de Mendoza, Hipólito Unanue, Manuel González Prada o Augusto Salazar Bondy.

Todos forman los ramajes de la filosofía peruana.

¿Cómo se puede trazar una historia de las ideas en el Perú?
–En el caso de este libro, he colocado las ideas de los pensadores, mediante una especie de cuadro cartesiano: tiempo, autores, dogmáticas y épocas. En la Colonia, predomina la escolástica, que algunos llamarían filosofía barroca, que si bien duró un siglo en Europa, aquí duró tres. Es una perspectiva consistente que me hace pensar si hemos dejado de ser escolásticos. Jorge Polar diría que sí, y lo dice a principios de este siglo. Quiero decir que el esquema en el cual nos hemos formado es muy escolástico, y en general en América Latina. Aunque el positivismo es una insistencia muy fuerte en los aspectos prácticos y concretos del pensar, el pensamiento idealista lo pone en crisis y surgen las salidas espiritualistas, del siglo XX en adelante.

La idea de pensar el país surge en la Colonia...
–Se puede citar al “Lunarejo” (Juan de Espinosa Medrano) y decir: aquí podemos pensar. Él habla como peruano y cusqueño, y desde ahí piensa que puede discutir filosofía. Los probabilistas –de raíz colonial– están totalmente interesados en descubrir las particularidades de esta región del mundo. Ahí empiezan las perspectivas de distancia con España. Antonio Ruiz de Montoya está preocupado por los indios. Si pasas a la Ilustración, Rodríguez de Mendoza, Unanue y Baquíjano piensan en el Perú. El Plan del Perú –obra que critica la administración colonial– es de Vidaurre. El tema peruano ha sido central desde siempre.

En el caso de los pensadores de la Ilustración se incide en las influencias inglesas y francesas...
–Los historiadores consideraron a los ideólogos y los transformaron en próceres del Perú. Pero esos próceres, desde mi punto de vista, son filósofos. Lo que no se desarrolla –y lo he intentado hacer en el libro– es que ellos están más vinculados con la tradición escolástica: son liberales, pero católicos. Son filósofos de lo útil (utilitarismo inglés de Bentham), hombres de la libertad (Revolución Francesa) y quieren la independencia (el ejemplo de Estados Unidos), pero su sentimiento es distinto, porque enfrentan otros retos. La preocupación de Unanue y Rodríguez de Mendoza es cómo construir un Estado nacional en un mundo de indígenas y nativos, que se mantiene hasta ahora.

En la modernidad, el acento se pone en los problemas del país, como en González Prada.
–Hay una mirada más concreta sobre el Estado nacional en la República, con todos sus límites. El problema es cómo ordenar la casa: construir democracia o incluir a la mayoría de la gente. Por eso, González Prada da con todo, pero no es un filósofo, aunque es un positivista muy particular. El positivismo tampoco es una corriente estructurada. No obstante, ahí destaca Mariano H. Cornejo, un hombre verdaderamente sabio y muy bien formado, como muchos de sus contemporáneos. Con este libro no he intentado de ninguna manera agotar a los pensadores, sino ponerlos en perspectiva, evitando mi interpretación sobre ellos. La idea es abrir campo para poder trabajar los textos de un montón de autores que representan un momento determinado en el Perú.

El místico y el liberador
Dos autores peruanos son resaltados por Augusto Castro en su libro: Antonio Ruiz de Montoya y Noé Zevallos. El primero, un jesuita de la Colonia comprometido con la causa de los indios, al igual que el segundo, del siglo XX y solidario con los pobres y excluidos.
“Siempre había pensado que las reducciones del Paraguay habían sido una alternativa interesante y que lograron que ese país sea bilingüe, pero no pensé que el jesuita que había sido la fuerza central de esa iniciativa era un limeño. Ruiz de Montoya se fue a esa región del entonces virreinato peruano para salvar almas mediante la fundación de pueblos y ciudades de indios”, comenta Castro.

En el caso de Zevallos, la atención de Castro es doble: fue su profesor y, además, “logró en la filosofía un trabajo análogo al de Gustavo Gutiérrez en teología. Zevallos redescubre el gran tema peruano, el mundo andino, de manera opuesta a la filosofía de la liberación de Dussel (influido por el marxismo). Para Zevallos, la filosofía es un instrumento de liberación y sabiduría, como señala en su libro De la metafísica a la parábola. La filosofía tiene que llegar a los sencillos y, por ello, los filósofos deberían hablar al nivel de la gente.”

Datos
Augusto Castro es docente de la PUCP y director del Centro de Investigaciones Sociológicas, Económicas, Políticas y Antropológicas (Cisepa) de dicha casa de estudios.

Entre sus publicaciones se encuentran Filosofía y política en el Perú y El desafío de las diferencias. Una reflexión sobre el Estado moderno en el Perú (2008), entre otros.

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