Rosa María Cifuentes
Mujeres marcadas por el crimen

Por Gonzalo Galarza Cerf
Fuente: El Comercio, Lima 14/01/09
http://www.elcomercio.com.pe/edicionimpresa/Html/2009-01-14/mujeres-marcadas-crimen.html

Rosa María Cifuentes se ha sumergido en algunos de los más horrendos crímenes cometidos por mujeres peruanas con una mirada reflexiva. Ella, que creció escuchando historias de misterio y de homicidios narradas por su abuelo, viajó al interior del país para rescatar testimonios y reconstruir esas noticias que a lo lejos suenan a pesadillas ajenas. El resultado es "Asesinas".

¿El libro muestra que ante tanta desilusión y maltrato en la vida de las personas la única salida parece ser eliminar la causa de esa tragedia?
Sí, ninguna de estas mujeres pudo manejar su dolor. He tratado de explorar qué las llevó a matar; he querido completar lo que la crónica policial no hace, porque esta dice quién mató y cómo murió, pero no explora que cada una de estas personas es un ser humano más, que pasó por una tragedia que puede pasarle a cualquiera. Trato de entenderlas, no las justifico, porque el dolor ennoblece o encanalla.

¿Revela también ese límite tan estrecho entre la cordura y la locura, lo frágil de la mente?
Totalmente. La sensibilidad te puede llevar a la violencia más desatada, a la ternura más grande y también a la sorpresa. Hay gente que puede ser capaz de hacer cosas impresionantes, como esta señora que cocinó a su hijo. Tengo casos más terribles que no he puesto en el libro porque me costaba mucho escribirlos, como el de una mujer que mandó matar a su hijo y a su esposo, el hijo le pedía ayuda. Y no fue catalogada como psicótica ni esquizofrénica. Fue por venganza contra el esposo, que tenía una amante.

El del niño es uno de los más fuertes
Ese quizá fue más fácil de contar porque lo armé con testimonios de los familiares. La persona pasó por un proceso depresivo, de desamor; no es cómo lo cocinó, sino lo que sintió. He tratado de ser muy cuidadosa. No he querido hacer escarnio ni poner fotos.

¿Has hablado con los familiares?, pues hay diálogos y citas exactas...
Sí, empecé a recopilar crímenes desde 1996, cuando empecé a trabajar con Jorge Salazar. Hicimos un libro de homicidios para la Universidad San Martín. Pero por mi cuenta siempre he guardado cosas antiguas de todo tipo: crónicas e historias de fenómenos paranormales, y fui guardando casos de mujeres. Tuve mucha suerte, la gente me contaba las cosas.

Hay casos en los que después de sesenta años reabres las heridas.
Sí, quedaba el abuelo u otra persona. Y en provincia la gente tiene mucha necesidad de contar lo que pasó porque es catártico y no tiene a quién decirle. En el caso de la chica de Huaraz, me quedé impactada cuando los familiares decían: "No puedo ir a dar declaraciones porque tengo que cuidar a mis animales". ¡Y la chica está sola en Lima y nadie viene a verla! Me quedé horrorizada. Y aparte de estos casos me encontré con violaciones y maltratos que hay en la sierra.

¿Eso también demuestra que así la madre haya dado a luz a la hija puede no haber vínculo alguno?
La maternidad es un don y todas las mujeres no la asumen de la misma manera. Una es madre según cómo la han tratado en la infancia, pero muchas de estas mujeres fueron maltratadas y quieren extenderlo hacia la hija, hacérselo pagar. En el caso de Giuliana Llamoja no había una empatía entre madre e hija, había una competencia más bien y hay relaciones que nunca prosperan. Uno no escoge a los papás.

¿En el caso de Giuliana Llamoja abordas el tema forense?
He querido aclarar la parte de la necropsia, lo que no contó la prensa. Los titulares decían que la mató de 64 puñaladas y nadie decía que ella tenía 29 cortes. Eso me parece una omisión tremenda. En Internet, Giuliana está en el ránking de las 25 asesinas más terribles del mundo.

Y en el libro es uno de los casos menos horrendos, pero en el que hay mayor presencia de la prensa...
Claro, hay un caso que me conmocionó, que es el de esta chica que mató a su hermano drogadicto. Quiso internarlo y nunca pudo. Le había robado la casa siete veces. Y encima la madre era 'burrier'. Nació con la desgracia encima.

Eso revela lo que pasa dentro de una familia, pero también es un reflejo de la sociedad...
De la latinoamericana, no de la europea. La mujer peruana repite las historias. Encuentras que hace poco una señora quiso envenenar a sus hijos, y encuentras en el libro un caso de 1966 cuando una mujer hizo lo mismo y se mató. Es un patrón común, solo cambia el móvil, porque no han evolucionado ciertos elementos culturales. En la sierra hay un barbarismo increíble, y la policía no llega y no hay tratamiento para la salud mental.

¿Qué te enseñan en lo personal estas mujeres?
A tener mayor compasión, misericordia y también la necesidad de servir. El periodista nació para orientar, y ellas me han enseñado cómo vivir con el dolor y muchas situaciones por las que pasa la mujer. Me ayuda mucho a ser una mejor profesora, a orientar mejor a mis alumnas y a escribir mejor. Creo que si escuchas, aprendes a ser mejor persona.

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