Túpac Amaru: 235 años de su gesta emancipadora

Por Eduardo Arroyo Laguna
Fuente: Librosperuanos.com
Noviembre 2015

Se cumplen 235 años de la gesta revolucionaria de Túpac Amaru, la que abre el ciclo independentista continental 1770-1824, que logra la liberación colonial de las repúblicas sudamericanas fracasando la vertebración de la Patria Grande Latinoamericana.
Túpac Amaru integró a todo los desheredados de riqueza, fueran esclavos negros, indígenas, mestizos, pocos criollos. Planteó que sus nociones de patria y nación las había aprendido de “Los Comentarios Reales” del Inca Garcilaso de la Vega, texto que consideraba básico en su formación.

Lo caracterizó el carácter inclusivo de su gesta emancipatoria y de un nuevo proyecto estratégico de desarrollo para el país, representativo de las mayorías nacionales, oprimidas por la dominación española. Integraba su pasado inca y a el mismo como último inca y  cacique de la rebelión. Convoca, además, al conjunto a conformar el cuerpo plural de la nación (1). En cambio, la gesta independentista comandada por los criollos careció de esta perspectiva integral diferenciada del modelo colonial.

La fecha del 4 de noviembre es clave porque señala el inicio de este movimiento liberador. El ajusticiamiento del corregidor Antonio de Arriaga se hace delante de toda una pléyade de españoles,  indios, mestizos, negros y todos los marginales del país planteándose que la mita ya no sería reconocida por los nativos del Perú ni los desmesurados tributos e impuestos que debería pagar el pueblo. Su lucha no es solo fiscal sino que desafía todo el orden colonial buscando cambiar radicalmente el  sistema de dominación sobre el mundo indígena.

Lamentablemente la patria dirigida por los criollos no tuvo un proyecto estratégico de desarrollo alternativo al hispano. Incluso cuando se celebró el sesquicentenario (1971), el Instituto de Estudios Peruanos publicó el libro “La Independencia en el Perú” (1971). Heraclio Bonilla y karen Spalding publican en dicho libro su artículo “La Independencia en el Perú: las palabras y los hechos” enfatizando que Túpac Amaru había atemorizado a los criollos, así como a otros no indígenas por su violencia. Sostuvieron que la gesta tupacamarista amplió la brecha entre la costa y los andes y brindaron a los criollos de Lima, muchos más conservadores que los de Buenos Aires o Caracas, más motivos para vacilar frente a las luchas contra los españoles. Mientras Velasco Alvarado reivindicaba a Túpac Amaru, Bonilla y Spalding sostenían que en realidad, el alzamiento del cacique cusqueño había debilitado o retrasado la ruptura con España.


Lo real es que la gesta de Túpac Amaru recordó a las clases altas el costo sangriento de un alzamiento pero también rompió con el pacto colonial del sistema toledano, que había sido la base de la dominación colonial por cerca de doscientos años.

Túpac Amaru no fue un héroe para los criollos que dirigieron nuestro proceso emancipatorio. Recién ha sido un símbolo para el Perú un tiempo después, pese a haber sido admirado en Haití, Argentina, Uruguay y otros lugares.

La guerra independentista de Túpac Amaru no es una reacción hepática ni  espontaneísta sino una calculada rebelión realizada en un contexto de grandes cambios a nivel internacional.

Biografía y contexto de la vida de Túpac Amaru
José Gabriel Condorcanqui, Tupac Amaru II, nace en Surimana, Cusco en 1738. Fue hijo de caciques y descendiente de Felipe Túpac Amaru, ajusticiado por el virrey Toledo en la plaza mayor del Cusco en 1579.

Estudió, según Charles Walker (2) en el colegio de nobles llamado San Francisco de Borja del Cusco que dirigían los jesuitas, lo que le dio una sólida educación, rigor metodológico y permitió conocer al imperio en su médula. Es nombrado cacique de Tungasuca a los 23 años. En 1766 el corregidor de Tinta lo nombró Cacique de Pampamarca, Tungasuca y Surimana. Consigue que el propio virreinato le reconozca el título de Inca,  descendiente directo del Inca, poder fundamental para sus preparativos separatistas y revolucionarios.

Bilingüe, Túpac Amaru, a sus 42 años se movía fácilmente entre los mundos español e indio. Él y otros líderes hablaban en quechua a las masas indígenas y esparcían rumores de que el kuraka encarnaría el regreso de los incas. Lo unía el lazo con uno de los últimos gobernantes incas, Túpac Amaru I (1545-1572). El mito de un retorno inca y del Tawantinsuyo constituían un imaginario caro a las masas indígenas.

Cumplía a cabalidad su rol de curaca o cacique, la autoridad étnica encargada de recaudar el impuesto per capita (se lo llamó tributo en la época colonial) y mantener el orden en Yanaoca y otros dos pequeños pueblos, Pampamarca y Tungasuca, a unos 80 kilómetros al sureste de la capital cusqueña. Los indios quechuahablantes eran la mayoría poblacional.

Vivió en Tinta, zona decididamente comercial que era parte del camino de postas que unía a los virreinatos de Buenos Aires y Lima y por donde pasaban los comerciantes, sobre todo los que vendían ganado vacuno y lanar, producción de lanas, alfombras, bayetas, costales y sogas. En ella se movió José Gabriel Condorcanqui, centralmente un arriero, llegando a tener nada menos que 35 grupos de mulas que circulaban por todo el imperio. Era un sistema económico continental en torno a las minas de Potosí tanto para exportar metales como para abastecer a una de las ciudades más grandes del orbe.

Tupac Amaru reclama y obtiene el marquesado de Oropesa y representa en 1776 a diversos caciques abogando por la liberación de los naturales de los ayllus obligados a la mita de Potosí. Los mitayos eran tratados peor que los esclavos.

Su plan libertador ya estaba premeditado desde mucho antes. Cubría dos virreinatos. El propio Areche cuando condena a la muerte a Tupac Amaru reconoce el carácter emancipador de la rebelión continental del descendiente inca (3).

José Gabriel Condorcanqui está informado sobre la revolución industrial inglesa realizada en 1760 y los hechos relacionados a la independencia de los Estados Unidos de Norteamérica del yugo británico (1776). Túpac Amaru se levanta en armas en momentos en que  a nivel internacional España libraba una  guerra contra  Gran Bretaña y Francia por el control del orden internacional de naciones. Mientras España se acogía a un crecimiento mercantilista basado en la extracción y comercialización del oro y plata, abundantes en este virreinato que aseguraba así su feudalismo ocioso, Inglaterra y Francia ya estaban ad-portas de un capitalismo industrial. El mercantilismo permitía crecer sin trabajar viviendo de la renta de la tierra, lo que lo definía como un sistema rentista, atrabiliario. Podríamos decir que España requería de América para su dominación mundial.

Pero el siglo XVIII presentaba el contexto del fin del mercantilismo y Francia e Inglaterra ofrecían al mundo un desarrollo capitalista moderno e industrial, con factorías, talleres y artesanos organizados, obreros en formación. Los tres países luchan por el control del planeta mostrando Gran Bretaña la mejor escuadra naval, la que logrará en un momento bloquear y cortar el comercio desde España con las Américas y viceversa.

En España cae la hegemonía de la dinastía de los Habsburgos, los que dominaban basados en un Rey que delegaba en los reinos su dominio mientras que los Borbones, que son los que se imponen en estos años,  aumentaron los diezmos, tributos y la sobreexplotación sobre las masas indígenas. A pesar de que Gran Bretaña estaba en ventaja, quiso el imperio español esquilmar aún más a los trabajadores nativos.

Dice Walker al respecto: “En 1780… Los reformadores españoles buscaban restringir el pacto creado en el siglo XVI que garantizaba a los indios ciertos derechos, entre los que se incluían un alto grado de autonomía cultural y política, y el control de la tierra comunal a cambio de subordinación y una lista de impuestos”(4).

Así el Estado colonial colapsó en el sureste andino (Cusco, Puno). A su vez, en el límite del Alto Perú o Charcas, los kataristas sublevaban a los pueblos contra el orden español. Ambas conformaron las más grandes rebeliones en la historia colonial enfrentando los españoles el mayor desafío militar desde el siglo XVI.

Mientras, en 1777 Túpac Amaru está en Lima presentándose en los tribunales de Lima para asegurar su linaje incaico y pedir que no se incluya a los indígenas en la mita minera. Al mismo tiempo Tomás Katari se dirige a Buenos Aires en busca de justicia para su comunidad siendo después apresado.  Katari inicia su rebelión a fines de agosto de 1780 coincidiendo con Tupac Amaru que la inicia en Tinta el 4 de noviembre de 1780 apresando y posteriormente ejecutando al corregidor Antonio de Arriaga.

Arriaga era el corregidor, autoridad española que recaudaba los impuestos, organizaba el reclutamiento de mano de obra para las minas de Potosí. Túpac Amaru lo toma preso, usando su fortuna para comprar material de guerra, fusiles, municiones, cajones de pólvora, balas y cartuchos, mulas y dinero. Reúne a todos en Tungasuca, tanto indios como mestizos, criollos y españoles, militares y empresarios. Los militares apostaron centinelas en el camino al Cusco manteniendo el paradero de Arriaga en secreto. De hecho, todas las masas convocadas y congregadas en Tungasuca, no sabían que el corregidor Arriaga estaba preso.

El 9 de noviembre de 1780, cabalgando a caballo, Túpac Amaru ordenó que europeos, mestizos e indios se alinearan en columnas militares. Repite este acto al día siguiente.
La gran multitud cusqueña, conformada por indígenas, esclavos, mestizos y españoles escucharon en quechua la acusación y posterior ejecución de la máxima autoridad española en la región bajo la proclama de que estaban cumpliendo las órdenes y voluntad del Rey, y de que tanto la mita, como las aduanas y las alcabalas quedarían abolidas desde entonces.
Posteriormente Túpac Amaru derrota a los españoles en diversas batallas.

El descendiente inca tuvo claro el panorama de la revolución libertadora desde mucho antes de su ejecutoria y fue avanzando poco a poco colocando guías, vigilantes e informantes en diversos puntos del imperio, centralmente en el sureste andino dada la importancia de este por el arrieraje y la minería de Potosí.

Entre 1780 y 1781, sus tropas rodean el Cusco pero no ingresa, lo que es un indicador de vacilación, que le costará en el futuro la derrota definitiva pese a tener una serie de triunfos previos. En 1781, Tupac Amaru, su esposa e hijos son capturados y ejecutados. Igualmente, es asesinado Tomás Katari así como sus hermanos Nicolás y Dámaso. El terror en los andes se establece, como afirma Pilar Roca en reciente publicación (5). Diego Tupac Amaru asumirá entonces la continuación de la rebelión mientras Tupac Katari (Julián Apaza) asedia a La Paz siendo capturado y ejecutado en noviembre de 1781.

En 1783 es ejecutado Diego Túpac Amaru con su madre y otros acusados (19 de julio de 1783), corroborándose la idea de que el imperio español no quería dejar ningún vestigio de esta rebelión que lo hacía temblar. Fernando, hijo de Túpac y Micaela, es enviado a España.

Finalizadas estas revoluciones, en 1789 se lleva a cabo la revolución francesa bajo los planteamientos de libertad, igualdad y fraternidad. El dominio español estaba herido de muerte. Cundió la rebelión en diversos puntos del virreinato y en algunos alejados también al correrse como pólvora la idea de la revolución libertaria. Todos querían libertad.

El movimiento tupacamarista influye en Haití, en donde los esclavos haitianos derrotan a las potencias extranjeras y se coronan como república el 1 de enero de 1804. La rebelión se había iniciado en  1791 conquistándose el poder 12 años después. Derrotan a los ejércitos enviados por España, Francia y Gran Bretaña. Se mantienen en el poder  y se denominan tupacamaristas hasta que las potencias extranjeras apagan la rebelión a sangre y fuego.

Posteriormente, tras Junín y Ayacucho será derrotado el imperio español en el Perú. Días antes de Ayacucho, se había convocado en Panamá el Congreso Anfictiónico, al igual que en la vieja Grecia en donde los diversos reinos se unían y coordinaban. Así fueron citados los gobiernos de Colombia la Grande, México, río de La Plata (Argentina), Chile y  el de América Central (llamada entonces Guatemala).

Significado del mensaje emancipador de la gesta revolucionaria de Tupac Amaru II
Esta revolución no solo determinó la trayectoria del país en las guerras de la independencia y en las décadas posteriores sino que Túpac Amaru como héroe y símbolo continúan teniendo una presencia muy importante en el Perú de hoy.

La tuvo en América Latina como el hecho de que en Haití las masas negras esclavas libertas que ganaron la revolución y lograron derrotar a las potencias europeas tenían a Tupac Amaru como héroe y se llamaban tupacamaristas. Habían oído de las hazañas del cacique de Surimana y se consideraban allegados a él.

Con su gesta se abre un ciclo de la guerra independentista americana que los españoles intentaron borrar así como impedir la creación de la memoria colectiva en torno al alzamiento del Cacique de Pampamarca,  eliminando a la familia de José Gabriel Condorcanqui hasta la cuarta generación, haciendo que los indígenas reprimieran su admiración por el héroe. Pero, con el tiempo se soltó esta imagen. Pese a ello, los criollos independentistas no lo tuvieron como guía.

Aquí conviene hacer la digresión de que el movimiento de Túpac Amaru contenía a todos los desheredados del Perú, a diferencia del movimiento criollo libertador que solo congregaba a los criollos siempre temerosos de las acciones revolucionarias de los masas campesinas, las que suelen ser sumamente radicales. Los criollos se vieron lanzados a la lucha contra España luego de que las Cortes de Cádiz les abrieran un capítulo y las posibilidades a ellos, nunca por propia decisión salvo aquellos libertarios como Miranda, Bolívar, Sánchez Carrión, republicanos a carta cabal.

Los criollos fueron ambiguos en sus pretensiones. No solo no consideraron a los esclavos ni a las masas indígenas las que sí consideró Tupac Amaru, sino que las enviaron al frente de batalla como carne de cañón o a la retaguardia para que no fueran héroes o sencillamente no las consideraron.

Deja abierta la necesidad de investigar más sobre Micaela Bastidas y el rol del género femenino en el alzamiento así como el papel que tuvo la Iglesia Católica; las relaciones entre tupacamaristas y kataristas e iniciar investigaciones sobre los levantamientos autónomos que surgieron alrededor del lago Titicaca.

La gran lección, que intenta ser borrada por el espíritu conservador actual en el Perú, es que con Túpac Amaru se inicia lo que Manuel Dammert llama el ciclo independentista 1770-1824, con el viraje definitivo estratégico en el ciclo de la emancipación de la Patria Grande: de Túpac Amaru a Bolívar.

Notas
_____________________

(1) Dammert  Ego Aguirre Manuel, “Desafíos históricos del Perú  Bicentenario y Latinoamérica en el Mundo Multipolar”. Editor: Manuel Dammert Ego Aguirre, primera edición, agosto de 2015, página 58.
(2) Walker Charles, “La rebelión de Túpac Amaru”. Traducido por Óscar Hidalgo Wuest. Instituto de Estudios Peruanos, 50 años, primera reimpresión, Lima, agosto de 2015, páginas 17-18.
(3) Dammert Ego Aguirre Manuel, ob. ant. cit., página 61.
(4) Walker Charles, ob. ant. cit., página 22.
(5) Roca Pilar, “Terror en los Andes. La violencia como sistema en el Perú Colonial”. Fondo Editorial de la Universidad de Ciencias y Humanidades. Primera edición, Lima, junio de 2013.

*Texto leido en el Foro sobre "235 años del movimiento independentista de Túpac Amaru"  el 4 de noviembre de 2015 en el Congreso de la República.
 

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