El poeta oculto

Por María Luz Crevoisier
Fuente: El Peruano, Lima 08/12/12
http://www.elperuano.pe/Edicion/noticia-el-poeta-oculto-51487.aspx

Una urbe de tanta tradición como el Cusco esconde sorpresas para los amantes de las artes.
Un autor que merece ser conocido es Rodolfo Sánchez Garrafa, antropólogo y abogado que viene incursionando con solvencia

En Cusco, cuando se quiere expresar un pensamiento, se habla en poesía. Especialmente si quien lo hace es joven y está enamorado, por eso los requiebros, y mejor aún si son en quechua, parecen una suerte de versos.

Tal vez ello se deba al telurismo de la ciudad puma o a la herencia incásica del harawi, que pervive en su gente como una milenaria tradición. De ahí que existan numerosos poetas, aunque no todos logran trascender los límites locales, que forman parte de su historia cultural como Abraham Vizcarra, romántico al estilo de Lord Byron y Shelley, pero conservando el alma quechua de su medio; el modernista Benjamín Mendizábal; el "Cholo" Luis Nieto; Raúl Brozovich, surrealista e irónico; y Gustavo Pérez Ocampo, de estilo neoromántico, entre otros más.

En los años 60 surgieron las agrupaciones Elemento y la Asociación de Jóvenes Escritores y Artistas del Cusco (AJEAC), en los que se agruparon poetas universitarios tanto de la Ciudad Imperial como foráneos. Posteriormente, encontramos a las poetas Carmen Escalante, Grimanesa Paredes y Grizie Aguirre, esta última además de escribir poemas, es una excelente declamadora. En el tercer milenio tenemos los  nombres de Williams Dávalos, Miguel Paz, Iván Yauri, Odi Gonzales,Martín Zúñiga y otros.

Los vates de los años 50, 60 y 70 tienen algo en común. Casi todos se dedicaron a la enseñanza o al periodismo. Sin embargo, no todos ejercieron esas disciplinas y quizá por ello son menos conocidos. Este es el caso de un poeta que además es abogado y antropólogo.

Nos referimos a Rodolfo Sánchez Garrafa, nacido y educado en Cusco, quien descubrió su vocación poética desde los años escolares cuando estudiaba en el Colegio Nacional de Ciencias y, como los jóvenes de su generación, se dejó llevar por los versos líricos del siglo de oro español. Pero en su caso, también con el modernismo  de Rubén Darío, Amado Nervo, Juan Ramón Jiménez y otros más.

Los periódicos murales de su colegio –esos espacios que ayudan a descubrir talentos– fueron los primeros en acoger sus poemas. Más tarde, colaboraría con la página sabatina de Artes y Letras del diario El Comercio del Cusco. Pero antes, en 1961, aun siendo colegial, editó al mimeógrafo su primer poemario, Versos de acuarela. En Lima y en 1995 Hipocampo Editores le publicaría Por las calles del sol.

¿Cómo influyó la antropología en las creaciones de Sánchez Garrafa? Según sostiene, afirmó su sensibilidad creando un cariño inmenso por el legado cultural de nuestros pueblos. También nos confiesa que el derecho le permitió acceder al manejo de la lógica jurídica, la cual le sirve como referente en su vida como investigador social. Al final, ambas especialidades nutren sus versos.

Su apertura a la creación poética no se dio abiertamente, pues su padre sentía rechazo tanto por los músicos –siendo él mismo mandolinista– como por los poetas, a quienes calificaba de ineptos y borrachos. Su liberación, el poder decir aquello que sentía sin limitaciones, le llegó los últimos años de secundaria, gracias a excelentes profesores de Literatura que lo motivaron a continuar por ese rumbo. Algunos poemas destacables suyos son "El ala sobre el rostro", "Simple caña" y "Alguien está ahí".

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