El mundo literario

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Fuente: El Peruano, Lima 11/10/12
http://www.elperuano.pe/Edicion/noticia-viaje-por-ciudad-49341.aspx

Han sido publicadas en libro las actas del Coloquio Internacional de Crítica Literaria “Tomás G. Escajadillo” que se realizó el 8, 9 y 10 de julio de 2009 en honor al crítico literario. El evento se desarrolló en el Salón General del Centro Cultural de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos “La Casona”, organizado por la Facultad de Letras y Ciencias Humanas de esta universidad.
Diversos intelectuales peruanos participan así de un volumen que supera las 700 páginas. En ellos también se recoge una ponencia del mismo Tomás G. Escajadillo, quien expuso “López Albújar: ¿narrador o juez?”. Aquí, Escajadillo reluce su sapiencia con el análisis de los “Cuentos andinos” de Enrique López Albújar.

Aquí Escajadillo escribe:
“Negamos, pues que López Albújar haya escrito ‘en un sillón de juez’ (como dice Bryce que escribe en su sillón Voltaire).
Quizás sea Luis Alberto Sánchez quien primero difundió esa imagen del juez-escritor y la repite para las posteriores generaciones de críticos literarios. Leamos lo que escribió en su conocida ‘La literatura peruana. Derrotero para una historia cultural del Perú’, (1965).
Con un estilo directo, apenas dorado de literatura, López Albújar presenta casos humanos tal como desfilan ante su gabinete de juez… Pero, en el fondo era un libro amargo, más sociológico que literario, uan sucesión de casos tristes, anormales algunos, todos en los linderos de la penalidad (t. IV 1216-1217).

Pasemos a críticos menos importantes.
En la presentación del número de “Homenaje” de la ‘Revista Peruana de Cultura’ (1970), dedicado a José María Arguedas, José Miguel Oviedo califica al indio creado por López Albújar de ‘monstruo patético, robot de sus instintos atávicos’ (5).
Asimismo, Mario Vargas Llosa, en un estudio dedicado a Arguedas con el título de: “José María Arguedas descubre al indio auténtico” (1964) afirma:

Casi al mismo tiempo, aparecieron los ‘Cuentos andinos’ de Enrique López Albújar: un impresionante catálogo de depravaciones sexuales y furores homicidas del indio, al que López Albújar, funcionario del Poder Judicial en distintos lugares del Perú, sólo parece haber visto en el banquillo de los acusados.
Puede haber violencia y la hay, pero ¿qué es eso de ‘catálogo de depravaciones sexuales’? No hay ni siquiera un indiecito que le agarra de la manito a una compañera. ¿Dónde están las ‘depravaciones sexuales’? No hay vida sexual, en absoluto, en los ‘Cuentos andinos’, pero Mario Vargas Llosa quiere que escuchemos cómo ‘Así habla Zaratustra’, o sea una especie de juez de la razón.
Creo que la presentación más lúcida de ‘Cuentos andinos’ es la que hace Ciro Alegría en el volumen de ‘memorias’ de López Albújar (1963), cuando éste estaba vivo y no permitía que su viuda haga lo que quiera con su obra, como otras viudas, y publique con el nombre del escritor cosas que nunca hubiera publicado. Por algo lo hizo. Y pienso en voz alta, como el caso de Ciro Alegría que publicó cuatro libros en vida, pero su esposa Dora Varona ya va por el libro diecinueve y encabeza los títulos con el ‘Libro de la Colección Ciro Alegría’”.

Las múltiples voces que hablan de Escajadillo
“Tomás G. Escajadillo: aportes a la Crítica y a los estudios literarios” (Lima, 2011) repasa su producción intelectual de casi cincuenta años, es el volumen de las Actas del Coloquio que en su honor realizó su alma máter a través de la Facultad de Letras y Ciencias Humanas.
Las actas se dividen en tres secciones. LA PRIMERA se denomina: “Tomás G. Escajadillo y el indigenismo literario”. Aquí participa Raúl Bueno Chávez (señala los méritos de Tomás G. Escajadillo en el conocimiento del desarrollo de la literatura peruana por su “exhaustividad”), Nelson Osorio, Dorian Espezúa Salmón, Carlos García-Bedoya (afirma que Escajadillo es “uno de los más notables estudiosos de la literatura peruana y quien ha puesto mayor énfasis en dar a conocer la narrativa indigenista. También que es El Peruano “quien más y mejor” ha estudiado la “producción textual del Amauta”), Miguel Ángel Huamán, Carlos Orihuela, José Castro Urioste. Pero el interés de Tomás G. Escajadillo no está únicamente en Alegría o Arguedas también se acerca a otros narradores como Enrique López Albújar, José Diez-Canseco, Manuel Scorza y Carlos Eduardo Zavaleta, como lo revela Mario Pantoja. David Elí Salazar, Raúl Jurado Párraga y Nécker Salazar Mejía completan esta sección.

El segundo tópico de interés del volumen se refiere a creadores y pensadores dentro de la literatura peruana: “E. López Albújar, Ciro Alegría, José María Arguedas, Manuel Scorza, José Diez-Canseco y J. C. Mariátegui”.

Inicia el mismo Escajadillo con el texto que mencionamos líneas arriba. El autor cuestiona las posiciones erradas de reconocidos escritores sobre la obra de López Albújar como: Ventura García Calderón, Alfredo Bryce Echenique, Luis Alberto Sánchez, José Miguel Oviedo y Mario Vargas Llosa. Y considera que la obra del autor de “Matalaché” era mal leído a inicios “del siglo XX y aunque en los últimos tiempos haya cierto movimiento en torno a su obra yo creo que Cuentos andinos merece un sitial más protagónico dentro de nuestras letras”.

Elthon Honores, Norma Barúa Lanchippa, Wilfredo Kapsoli y Carlos Garayar también tienen un espacio en esta segunda parte. Los siguientes estudios se refieren a los autores que son preocupación de Escajadillo: Ciro Alegría, José María Arguedas, José Diez-Canseco y José Carlos Mariátegui; en las pluma de Santiago López Maguiña, Carlos Eduardo Zavaleta, Gustavo V. García, Tito Cáceres, Manuel Larrú, Mauro Mamani, Roberto Reyes Tarazona, Milagros Carazas, Hernán Núñez Tapia y Camilo Fernández Cozman.

Narradores del mundo andino

La siguiente sección: “Other voices, other places: narradores indigenistas y neoindigenistas, narradores del campo andino”, reúne textos que se han valido de los aportes de las investigaciones de Tomás G. Escajadillo sobre el indigenismo. Aquí podemos leer a Carlos García-Bedoya, Guido A. Podestá, Gonzalo Espino Relucé (se preocupa por la oposición ciudad-Estado en el imaginario del siglo XIX), Jorge Ramos Rea, Hildebrando Pérez Grande (rescata una entrevista de Tomás G. Escajadillo a José María Arguedas en 1965), Tania Agüero Dejo, Marina Fierro Concha, Christian Molina Alfaro (aplica las propuestas de heterogeneidad e indigenismo tomados de Antonio Cornejo Polar y José Carlos Mariátegui a la poesía mapuche), Víctor Quiroz (analiza “Rosa Cuchillo”, de Óscar Colchado), Álex Morillo (analiza el cuento “Hacia el Janaq Pacha”, de Colchado), Edmundo de la Sota (estudia el humor a manera de denuncia social en Los ilegítimos de Hildebrando Pérez Huarancca), Roger A. Zapata (sobre “País de Jauja”), Luis Landa (expurga en “Danzantes de la noche y de la muerte” el concepto de neoindigenismo), Jorge Yangali Vargas (analiza un cuento de Javier Huamán Ramos), Feliciano Padilla, Jim Anchante Arias (torna a Ventura García Calderón para recordarnos que la austera recepción entre los lectores actuales de su obra se debe a su “falsa” representación del indio), Juan Zevallos Aguilar (advierte que en “Patíbulo para un caballo”, de Cronwell Jara, reelabora el carácter marginal de urbe limeña instaurando una relación con el neoindigenismo cuyo rasgo destacado es el mestizaje).

Finalmente, en la cuarta sección se da libertad a los compañeros de ruta de Tomás G. Escajadillo para mostrarnos su otra faceta desconocida: la del colega, la del maestro, la del amigo. Antonio Melis, Pedro Lastra, Juan González Soto, Ricardo González Vigil, Arturo Corcuera, Marco Martos, Roger Santiváñez, Ricardo Falla Barreda, Miguel Gutiérrez, Edgardo Rivera Martínez, Desiderio Blanco, Winston Orrillo, Luis Ayala y Mario Guevara Paredes dan sus testimonios.
 

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