Diego Trelles Paz
“Yo escribo para no olvidar lo que nos pasó”

Por Pedro Escribano
Fuente: La República, Lima, 18 de julio de 2012
http://www.larepublica.pe/18-07-2012/yo-escribo-para-no-olvidar-lo-que-nos-paso

Diego Trelles Paz. Acaba de ganar el premio Francisco Casavella con la novela Bioy que narra sobre la violencia que ensangrentó el Perú, esa violencia que vino de la subversión y las Fuerzas Armadas

-Has ganado un premio importante en España, incluso te han comparado con Vargas Llosa.
Sí, estoy honrado y me reí de nervios apenas leí esa comparación que hizo uno de los jueces, el escritor Gabi Martínez, y me asusté porque claro, uno crece leyendo a ciertos autores que son como de cabecera y Vargas Llosa es uno de ellos. Y yo lo he leído y releído y sigo pensando que tiene 5 novelas que son perfectas. Y entre esas está La ciudad y Los perros, y que te digan que tu libro es como La ciudad y Los perros 2.0, es una cosa que te la tienes que tomar con calma, sobre todo cuando admiras mucho.

-¿No te la crees?
No, qué te la vas a creer, imposible, imagínate. O sea, yo sí me reflejo en él como un escritor que ha tenido un proyecto serio, que ha dado su vida por la literatura, por supuesto, siempre ha sido uno de mis modelos. Y una de mis metas es esa, que mi carrera siga una coherencia, y entonces cuando uno tiene un proyecto, a largo plazo, en el cual sus personajes van entrando, saliendo, armas un mundo propio, vas encontrando tu voz, vas encontrando tu estilo, es algo que tiene Vargas Llosa.

-¿Esta novela recoge todo lo aprendido en tus libros anteriores?
Mira, me tomó 5 años escribirla. Cuando salió El círculo de los escritores asesinos, yo tenía dos caminos: o hacer algo parecido, muy rápido, es decir hacer una novela con algo de ficción, con algo de literatura, con trama, porque mis novelas siempre tienen tramas, eso es importante o ponerme un reto y lo de ahora fue un reto. Yo quería hablar de algo que estaba cercano a nuestra realidad, a nuestra realidad como peruanos y a lo que había vivido, de niño, de adolescente, entonces mi reto era hacer una novela que hablase de lo que yo pienso, como escritor, de la situación política, entonces era hacer una novela sobre la memoria política. Creo que es muy importante la idea de combatir la amnesia, la idea de que los jóvenes que no vivieron en esa época puedan sentir, puedan recrear, puedan recordar lo que nosotros vivimos.

-Por el tema que se comenta en tu novela, muestra las vísceras de una sociedad violenta como la nuestra, como la mostró Conversación en la Catedral.
Bueno, para mí, Conversación en la Catedral es la novela de Vargas llosa, eso sí lo tengo claro. Bueno, aunque alguna vez dije que ya no es tiempo de novelas totales, que mi generación se aleje de las herencias del boom, me salió algo parecido. Me estoy tragando mis propias palabras. Lo que puedo decir al respecto es que una novela te va dictando la forma, tú vas concibiéndola, pero los personajes y la novela, te van diciendo, te van hablando hacia dónde tienen que ir, y llega un momento en donde ellos ya tienen personalidad propia. Bioy sí, es un intento de retratar la violencia, porque empieza en el 86 y termina en el 2008. Habla qué nos paso, por qué estamos ahora acá, por qué están ocurriendo las cosas de tal manera.

Entre tus escritores modelos, está Roberto Bolaño.
Lo que pasa es que Bolaño fue muy importante en un momento de mi vida. Yo vivía en Francia cuando estaba escribiendo El círculo de los escritores asesinos y tuve contacto con Bolaño, vía correo electrónico, y él me dio el mejor consejo. En esa época yo estaba huérfano, si bien había leído todo lo que tendría que haber leído, y lo entendía muy bien, sabía que allí no iba a encontrar mi voz. Yo necesitaba una voz fresca, y Bolaño lo que trae a la narrativa latinoamericana  es este estilo que parece fácil, esta música que es tan propia de él. El mundo de los escritores después de la dictadura de Pinochet, que se van Europa, que están dando vueltas.  Y claro,  me fascinó Los detectives salvajes.

-¿Hiciste una tesis de esta novela?
Sí, hice una tesis de Los detectives salvajes e hice una disertación sobre la novela policial en la cual se abordaba no solo Los detectives salvajes, si no todas las novelas, y todos los cuentos policiales o digamos policiales de alternativa, que son estas novelas policiales de América Latina donde se utilizan la estructura del policial clásico o duro para darle la vuelta. Carlos Monsiváis dijo que la novela policial no era posible en América Latina, lo dijo en el 73 y la razón era muy simple, es que cuando el culpable de los crímenes tenía dinero, no iba preso. Entonces también si hablamos de la dictadura de cómo en una época en Argentina, en Chile, en tantos países de América Latina, el enemigo, el delincuente, no es el criminal, sino el policía. Y si las personas tienen la impresión de que el policía es el que hace daño, el que puede matar, entonces cómo vamos a hacer creíble esta novela policial. Bolaño resuelve, en sus novelas hay búsquedas, hay enigmas, pero no hay detectives.

-A propósito del policial, a veces el triller se usa solo como condimento.
Mira, tienes opciones, ¿no? Yo no tengo problema con ningún género, no creo que haya cosa como un género light, lo importante siempre es la forma, el tratamiento y ahí está pues realmente tu pasta como escritor. A mí me tomó cinco años  para encontrar esa voz. No estaba conforme, sabía que podía dar más, sabía que podía llegar más y definir Bioy como un policial. Es una novela compleja que tiene tres pequeñas novelitas, y cada novelita tiene una voz, una estructura, una composición y  tiene una trama policial, pero también tiene una presencia de otros géneros. Está  este coqueteo con el mundo tecnológico, hay un blog,  también el cine.

“Yo muestro y el lector tiene que poner la otra parte”

-Estudiaste cine, ¿está presente?
-Está muy presente, incluso más que en El círculo…, porque el cine a mí me sirve sobre todo para mostrar la violencia, cómo muestra una cámara la violencia, para no tomar partido. Quiere decir que la violencia está presente por los dos bandos,  militares y subversión, y yo lo que quería no era juzgar, sino mostrar.  Y la otra idea de la que te puedo hablar tiene que ver con el género, de un policial adaptado en Lima, toda la precariedad que podría tener un detective, un policía acá.

-¿En tu novela se transfigura el gobierno de Fujimori y  Montesinos?
-Por supuesto. Lo que fue los 90 para nosotros, cuando crecimos con el fujimorismo, lo que significó el fujimorismo. Cuando hablo de memoria política, hablo de no olvidarnos de lo que pasó, para que no ocurra lo que podría haber pasado en las elecciones recientes, la posibilidad de ganar la segunda vuelta el fujimorismo, que para mí era inaceptable.

-¿No has buscado hacer una novela ética?
-Bueno, mira, yo creo que si uno lee la novela se va a dar cuenta que no estoy llevando a un lado, sino de mostrar hechos  y personajes. Yo muestro y el lector tiene que poner la otra parte. Pero claro, yo muestro con trama, porque sin trama no hay novela.
 

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