Nuestra Epopeya

Por Jorge Paredes
Fuente: El Comercio, Lima 04/12/11
http://elcomercio.pe/impresa/notas/nuestra-epopeya/20111204/1343062

En más de mil páginas, el ex marino Antonio Gárate Calle nos pinta, con documentado realismo, un panorama intenso y desolador de la Guerra del Pacífico. La historia abarca desde cinco años antes de la declaratoria del conflicto bélico hasta la Batalla de Miraflores.

En esta historia poco queda para la imaginación. El ex marino Antonio Gárate Calle se propuso hace años contar lo que nadie dijo sobre la Guerra del Pacífico. Y el resultado es una novela de más de mil páginas, que abarca desde 1874, cinco años antes del estallido del conflicto bélico, hasta 1881. El libro va de la tensión inicial vivida en las salitreras de Atacama y Antofagasta hasta el horror experimentado en Lima, con la Batalla de Miraflores y el incendio y saqueo de Chorrillos, que dio inicio a la ocupación chilena de la capital. Por esta novela, desfilan personajes históricos como Prado, Grau, Bolognesi, Cáceres y ficticios como el joven Antonio García y sus amigos, que parten de su idílico Barranco a pelear y a morir en Iquique, Tarapacá, Tacna, Arica y Lima. Según el autor, la novela es un homenaje a ese soldado que entregó su vida en una guerra desigual.

El título de la novela (“Por diez centavos de salitre”) alude a un hecho histórico. En 1866 el presidente boliviano Mariano Melgarejo, influenciado por diplomáticos chilenos, firma un tratado con Chile que atenta contra los intereses de su país: en la práctica significaba la entrega de los yacimientos de salitre de Atacama (entonces territorio boliviano) a las compañías chilenas.

Así, esta zona se convierte en el nuevo dorado: miles de chilenos se instalan en el desierto para explotar la preciada materia prima, que servía no solo para la agricultura sino también para la elaboración de explosivos. Cuando Melgarejo es derrocado en 1871 y el Congreso boliviano desconoce el acuerdo, se enciende la pólvora.

Chile comienza la rápida construcción de dos buques blindados, mientras en nuevas negociaciones, en 1874, fija un nuevo acuerdo con Bolivia, por el cual este país se compromete a no aumentar los impuestos existentes para las compañías extractivas chilenas. Sin embargo, en febrero de 1878 el nuevo presidente boliviano Hilarión Daza propone a las empresas chilenas pagar 10 centavos por cada quintal de salitre que se haya explotado desde 1874.

Esto sumaba algo más de 90 mil pesos de plata, una suma ínfima para las enormes ganancias obtenidas por las salitreras; sin embargo, estas se negaron a pagar, temerosas de la imposición de nuevos impuestos, y pidieron la intervención de su Gobierno. Entonces, se produjo lo inevitable: la invasión militar chilena de Atacama y la posterior guerra, declarada también al Perú en 1879, por un tratado secreto de defensa mutua con Bolivia.

Veinte años le tomó a Antonio Gárate investigar y desarrollar este libro. “Cada paso, cada nombre, cada fecha es real”, asegura el autor. La historia se inicia en Barranco, donde vive el joven Antonio García, en la Bajada de los Baños, quien entusiasmado por hacer fortuna en las minas de Antofagasta se embarca hacia el sur. Ahí, en el desierto de Atacama, el destino lo involucrará rápidamente en los conflictos producidos entre los exaltados mineros chilenos y las autoridades bolivianas, incapaces de mantener el orden. Antonio será víctima de una conspiración y, en medio de esos días difíciles, conocerá a Marcia, su futura esposa, una agraciada y joven viuda peruana, quien simula ser boliviana para sortear esos tiempos tensos. Con ella, empezará una historia de amor que será interrumpida violentamente. Durante la incursión chilena en Antofagasta, Marcia será raptada y violada por un oficial chileno. La novela se decanta entonces por dos caminos: por toda la crudeza de la contienda bélica y el desesperado intento de miles de jóvenes peruanos por pelear frente a un enemigo mejor armado y poderoso, y la guerra personal de Antonio, quien busca desesperadamente por todos los campos de batalla al hombre que abusó de su mujer.

“Yo no he inventado nada”, dice con énfasis Antonio Gárate. “Todas las atrocidades que narro en la novela sucedieron así, y he recurrido mucho a los libros escritos por los mismos historiadores chilenos, para que después no vayan a decir que es imaginación mía”, agrega. La novela narra múltiples saqueos, asesinatos y atentados cometidos por las tropas invasoras en su largo camino desde Pisagua hasta Lima. “¿Cómo no vamos a sentirnos orgullosos de nuestro Ejército?”, se pregunta el autor, “si fue una lucha tremendamente desigual. ¿No es acaso para sentirnos orgullosos de que 600 peruanos hayan luchado contra 12 mil chilenos y hayan resistido seis largas horas, como en Pisagua?”.

El ataque se inició a las 6:35 de la mañana y recién los chilenos pudieron tomar el puerto pasado el mediodía, después de tres intentos fallidos; incluso, en uno de ellos, casi abandonaron el desembarco. “En ninguna de las batallas, el Perú estuvo en igualdad de condiciones. En todas nos llevaron ventaja. En Arica, 1.500 peruanos pelearon contra 20 mil chilenos; en Lima fueron 4.500 contra 17 mil, porque el resto, cerca de 10 mil reservistas, nunca entró en batalla por órdenes de Nicolás de Piérola. Además, nos doblaban en armamento, en caballería e infantería. ¿Las causas? Nuestros presidentes vivían fuera de la realidad. No se daban cuenta de que el vecino se estaba armando. Cuando a Pardo le dijeron que había que comprar buques, él respondió que ya tenía dos blindados: el ‘Buenos Aires’ y el ‘Bolivia’, en alusión a las dos naciones que eran nuestras aliadas”. Gárate es descendiente de un combatiente de la Guerra del Pacífico (su abuelo Antonio Gárate Briceño peleó en Iquique), pero eso no lo motivó tanto a escribir este libro como sus deseos de enseñar a los jóvenes nuestra historia y despertarles la peruanidad. Decirles que hay guerras que se pierden, pero con honor.