Selenco Vega, narrador y poeta
Por José Vadillo Vila
Fuente: El Peruano, Lima 04/12/09
http://www.elperuano.com.pe/edc/2009/12/04/esp.asp
Acaba de ganar el premio de novela breve de la Cámara Peruana del Libro. La familia es un tema que se ha tocado poco en la narrativa peruana, dice. Desde la década pasada, el nombre de este escritor limeño se asocia a triunfos en los concursos literarios más preciados: Copé de Oro, Mil Palabras, Poeta Joven del Perú. Su trabajo Segunda persona (Lima, Mesa Redonda, 2009) ha logrado el primer Premio Cámara Peruana del Libro de Novela Breve 2009.
Selenco antepone la modestia y explica que más que talento, prima la suerte. “Un concurso es una ruleta, porque aunque uno escriba algo interesante, dependerá del momento en que se presente y del jurado que califique”. Lo dice él, que tantos premios ha ganado y otros cuantos ha perdido.
¿Cuál es la importancia de los premios literarios en un medio como el peruano?
–Me alegra que se estén multiplicando los premios literarios en un mercado cultural tan pobre, donde escribir continúa siendo una suerte de creación heroica. Los premios incentivan a que las personas terminen sus borradores y solo por eso cumplen con el objetivo de estimular la creación.
¿Ser catedrático ha servido mucho para tu escritura?
–A veces hay una suerte de conflicto entre los estudios literarios y la creación. En un momento importante de mi vida tuve que elegir, y sacrifiqué la crítica y la teoría literaria en aras de escribir y leer cuentos, poemas y novelas.
Hablemos de la construcción de Segunda persona.
–Fue primero parte de un mamotreto de 700 páginas, de seis capítulos y seis personajes con conflictos interiores, que escribí a inicios de la década. Después, en 2004, vi que solo funcionaba la historia de Ernesto, quien tiene un conflicto personal, pero el lenguaje era forzado.
El uso de la segunda persona gramatical para narrar fue algo experimental...
–En la novela, el personaje principal, Ernesto, esconde una segunda persona dentro de sí. Lo mismo sucede con otros personajes. Entonces, me pareció interesante probar con la segunda persona gramatical. Sentí que, finalmente, historia y narración encajaban. Pude ver al narrador contando su historia ante un espejo. Es como me imagino a Ernesto.
Te ha tomado cerca de ocho años el trabajo de Segunda persona.
–Creo que en el Perú se publica mucho, pero hay que tener cuidado con lo que se publica. Tengo un compromiso conmigo mismo y no quiero editar nada que no valga la pena. Si debo demorarme diez años, lo hago. La ansiedad puede hacer que cometas un error y la obra puede ser más imperfecta de lo que es.
¿Los hogares destruidos inspiraron de alguna manera la novela?
–En el Perú se ha tocado el tema de la familia en los poemarios, con Vallejo, Watanabe, pero en la narrativa creo que no. Y la familia es el microcosmos de una sociedad mayor: un padre autoritario puede servirte para hablar de la dictadura en el Perú. Creo que en la familia uno puede encontrar un germen muy poderoso como tema.
En El mestizo de Las Alpujarras (Copé de Oro en la Bienal de Cuento 2006) también tocas el tema.
–Claro. En el momento en que Garcilaso resuelve su conflicto, el padre y la madre están muy presentes. Tengo claro que mi gran obsesión y tema es la familia, lo he trabajado en poesía y cuentos.
Escritura personal
“Para mí, la escritura es el acto de un voyeur: un escritor es un espectador que hurga en los misterios del personaje. Y eso puede ser un placer exquisito. A la hora de hacer narrativa, confío mucho en la intuición. Cuando escribo, para mí leer un buen texto o un buen poemario es la gasolina que necesito para poder tomar mi propia marcha. De lo contrario, siento que me detengo. Releo a los escritores que me han golpeado (Dostoievski, Vargas Llosa, Kafka). Textos que me permiten continuar con la experiencia de la escritura.”
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