Martín Roldán Ruiz
Historias de tribuna

Por Manuel Eráusquin
Fuente: Correo, Lima 02/09/09
http://www.correoperu.com.pe/correo/nota.php?txtEdi_id=4&txtSecci_parent=0&txtSecci_id=82&txtNota_id=126378

Martín Roldán acaba de publicar Este amor no es para cobardes (Norma, 2009), un conjunto de relatos cuyos personajes pertenecen al universo de las denominadas "barras bravas". En ese mundo, lo aparentemente desquiciado o desbocado encuentra su humanidad en el drama de cada una de estas historias.

Correo: Tú tienes un libro anterior llamado Generación coche bomba, y en relación con este conjunto de relatos, se mantienen personajes afectados por la violencia política.
Martín Roldán: Claro, es que la mayoría de barristas que empieza su vida tribunera en los noventa ha pasado su niñez y parte de la adolescencia en medio de una guerra interna: muertes, atentados y apagones. Aparte que el país estaba venido a menos, sufriendo una terrible crisis económica. Pero con la captura de Abimael en 1992, el país se empieza a recomponer. Pero esa juventud que creció sin valores y con una crisis de identidad, encuentra en los equipos de fútbol su religión para creer y en las barras la patria por la que hay que luchar. En consecuencia, ellos encuentran un espacio en medio de esa orfandad social.

C: Y se manifiestan como tribus, que defienden sus territorios, sus colores.
MR: Mira, la pandilla que podía ser de una esquina o de dos cuadras, se peleaba con la otra pandilla de la acera del frente, por así decirlo. Pero al ver una identificación con una camiseta, esas pandillas dejan esa territorialidad pequeña y comienzan a unirse con pandillas del mismo distrito, todas identificadas por sus colores.

C: ¿Pero esos grupos crecen?
MR: Y claro, las pandillas crecen y forman sus propios valores de grupo. Y pandillas de otros equipos se forman también en los mismos distritos y ahí comienzan los enfrentamientos y ver quién es más. Y es que en el enfrentamiento y en la negación del otro está su reafirmación de identidad. Por ejemplo, para un chico de un cono, alejado de Lima y que ve a su bandera en una tribuna por televisión y por lo tanto lo ve todo el Perú, es reafirmar lo que para ellos es su máximo valor, en ese sentido, su grupo, sus colores.

C: Pero en tus cuentos reivindicas, digamos, pasiones honestas del hincha.
MR: Estos grupos, que han tenido una crisis de valores en su formación y que no encontraron en los valores tradicionales identificación, hallan estos espacios para desarrollar los sentimientos de solidaridad, de amor por sus colores. Pero estos cuentos tratan de mostrar los dramas humanos que aparecen en estos espacios, de gente que va a las tribunas, que se encuentra en las calles tratando de forjar su identidad.

C: Un fenómeno que refleja la ausencia de institucionalidad que hay en el país.
MR: Sí, porque a pesar de que la identificación con un equipo pudiera parecer superficial, no es así para estos grupos, estos individuos que han crecido solos, porque el país no les ha dado nada como para identificarse. En otras palabras, sí les dicen mira, éstos son terroristas, tienes que combatirlos porque hay que defender al país, a la democracia. Pero para ellos qué es la democracia, eso no lo sienten como suyo. Por eso en un cuento la identificación de un personaje se hace clave con la camiseta en una situación extrema.

C: En estos relatos, básicamente los protagonistas son de Alianza Lima. Como barrista de Alianza, ¿qué es para ti esta institución?
MR: Miento si diría que es mi vida, porque no es mi vida. Pero es una parte importante de mi vida. Y es una manera de identificarse con el Perú y quererlo.

 

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