Edilberto Jiménez
Para no olvidar

Por Tomacini Sinche López
Fuente: Expreso, Lima 30/08/09
http://www.expreso.com.pe/edicion/index.php?option=com_content&task=view&id=64606&Itemid=37

El periodista y antropólogo ayacuchano acaba de publicar la segunda edición del libro “Chungui. Violencia y trazos de memoria” (IEP).

–¿Cómo nació la idea de hacer este libro de dibujos sobre la violencia sufrida por el pueblo de Chungui?
En 1996 llegué a Chungui no para hacer dibujos ni para escribir un libro, solo fui a recoger cantos y costumbres, pero los materiales en mi recorrido se habían agotado. Fue entonces que hice dibujos tratando de graficar lo que había ocurrido con los comuneros durante la guerra interna.

–¿De qué modo hizo ese recorrido?
Fue importantísimo haber conocido a Daniel Huamán Juárez, con quien llegamos a todos los pueblitos de Chungui, él me daba ese apoyo moral y me decía falta poquito, ya estamos cerquita, es solo a la vueltita, pero increíble era la caminata. Daniel fue mi guía. El cansancio nos mataba y a veces nos amarrábamos a nuestras acémilas y la soga nos jalaba. Así llegábamos a cada pueblo. También recuerdo que compramos sesenta balas y nuestro acompañante Edgar Arones, a quien denominamos “Tiro Fijo”, siempre estaba con su viejo Mauser. Luego, él fallece en un accidente trágico y nos dejó a mí y a Daniel. Fue muy triste porque Edgar dejó un hijo y a su esposa gestante.

–¿Fue fácil agarrar confianza con los pobladores?
No, nos tiraban piedras a veces. Miraban con miedo nuestros equipos. No querían hablar y se escondían. Fue difícil al principio, pero luego, cuando tuvieron interés, todos querían dejar su testimonio.

–¿Qué testimonios encontró en Chungui?
Al llegar a los pueblitos encontré comuneros con cicatrices de la guerra, con balas alojadas en sus cuerpos, sin manos ni dedos, minusválidos, enfermos, mujeres violadas y muchos huérfanos, entre otros testimonios. La barbarie que se había adueñado del pueblo de Chungui. Había conocido de verdad lo que habían hecho a su antojo los miembros de Sendero Luminoso, los sinchis de la Guardia Civil, los llapan atiq de la Guardia Republicana y los linces del Ejército. Los comuneros eran venados, cazados por doquier.

–Si no tuvo la intención de hacer este libro sobre Chungui, ¿cómo es que ahora está en librerías?
En Ayacucho hice fotocopias de los dibujos y caminaba con ellos bajo el brazo y los regalaba a mis amigos. Muchos me decían que era comprometedor. A veces, como un loco, hablaba todo lo que había escuchado y visto. Unos me creían, otros no. Luego, la Comisión de Derechos Humanos acogió los dibujos  y le puso el título “Chungui. Violencia y trazos de memoria”, gracias a Carola Falconí y a Pablo Rojas es que toma forma.

–Esta experiencia lo llevó a formar parte de la Comisión de la Verdad…
Sí, después me llaman para integrar la Comisión para seguir recogiendo testimonios de lo que había dejado la guerra y también para registrar las fosas y sitios de entierro.

–¿Y qué espera lograr con este libro?
Con esta segunda edición realizada por el Instituto de Estudios Peruanos espero sensibilizar a las autoridades para que se acuerden de nuestros pueblos como lo es Chungui, el cual está desprotegido. Hace poco volví a esas tierras y me comentaron que Sendero Luminoso había vuelto. Si los gobiernos no hacen algo para mejorar las condiciones humanas de Chungui, la historia puede volver a repetirse.

El dato
Edilberto Jiménez Quispe es hijo del maestro retablista ayacuchano Florentino Jiménez Toma. Además de seguir los pasos artísticos de su padre, es egresado de la Universidad Nacional San Cristóbal de Huamanga. “Chungui. Violencia y trazos de memoria” ha sido editado por el Instituto de Estudios Peruanos (IEP), la Comisión de Derechos Humanos (Comisedh) y el Servicio Alemán de Cooperativa Social-Téctnica (DED).    
 

Boletín semanal
Mantente al tanto de las novedades ¿Quieres ver nuestro boletín actual?
Ingresa por aquí
Suscríbete a nuestro boletín y recibe noticias sobre publicaciones, presentaciones y más.