El dulce fracaso de un escritor

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Fuente: El Comercio, Lima 24/07/06

El fracaso persigue a Galia Ospina (1973), poeta colombiana que ha escrito el representativo ensayo "Julio Ramón Ribeyro: Una ilusión tentada por el fracaso", dedicado, acaso, a uno de los mejores cuentistas de Latinoamérica. Su libro, de prosa fina y melancólica, fue rechazado por varias editoriales durante cuatro años. Sucede que a pocos le importa Ribeyro, escritor que escribía con el corazón al lado de la Remington, con una lucidez que se extraña en estos tiempos. Y se extraña, a juicio de Ospina, porque el barroco es una constante de los escritores actuales. Paradójicamente, "Dichos de Luder" y "Prosas apátridas" no se han reeditado y el precio de "La tentación del fracaso" es demasiado alto para los lectores. "No importa, porque ese fracaso lo mantiene vigente", dice Galia. Quienes han leído toda la obra de Julio Ramón saben de qué se trata, él se había inventado una solución a la muerte. Recordemos una de sus frases más célebres: "En un lector, el escritor renace".
 

Ribeyro decía que cada escritor tiene la cara de su obra. ¿Cuál crees que sea el rostro de tu libro?
A veces no sé si estoy retratando a Ribeyro o si me estoy retratando a mí misma. Eso suele pasar cuando te involucras tanto con un escritor que se pierde la frontera. Traté que el lector se formara el rostro del alma de Ribeyro.

Sucede que Ribeyro tomó el fracaso como eje, por eso tu libro tiene un tono melancólico.
El libro de por sí estuvo tentado por el fracaso. Fue rechazado por editores durante cuatro años. Me acerco a Ribeyro por una experiencia personal de profundo fracaso en la vida. Tal vez si no me hubiera sucedido eso no habría podido leerlo de una forma tan visceral.

Cualquiera no vive enfermo más de veinte años...
Hay una fuerza vital en medio del dolor y en medio del fracaso. Él sigue viviendo dentro de un cáncer sumamente doloroso y atroz, pero escribe fiel a sí mismo. Él escribía de sus vivencias, me lo confirmaron sus tres sobrinos.

¿Qué te decían, puntualmente, sobre Ribeyro?
Me dijeron que los martes solía sentarse en el bar La Noche de Barranco y en homenaje me llevaron a ese local. Fue encantador porque estaba la foto, curiosamente manchada, como pasa con todo lo que Ribeyro deja. Hay un signo del fracaso.

¿Qué pasó con los libros que has traído?
Pues me tocó a mí traer todos los libros (cincuenta), al borde de la hernia. Yo me sentía cargando al señor Ribeyro, fue una experiencia físicamente agotadora.

Tu devoción es incuestionable...
Yo solo puedo dirigirme a Ribeyro con ese fervor de discípulo, estoy enamorada de él. Yo camino por Bogotá abrazada a sus libros, día y noche lo leo de una manera obsesiva. Esa sinceridad de niño en sus escritos me cautivó.

"Por las azoteas". ¿Ese cuento enarbola el tipo de escritura que abordas en tu libro?
Es hermoso, pero fíjate que es bastante marginal. Ahí hago un análisis, tratando de hacer correspondencias entre los trastos viejos que la gente abandona entre las azoteas, porque dicen que ya no tienen ninguna utilidad, porque para los adultos no valen nada, son basura. ¿Y qué hace el niño? Las recoge amorosamente.

Si lo traemos a la realidad, en Ribeyro sucedía lo mismo.
La visión del adulto para con el escritor es que es un vago, no hace nada, como el personaje de la perezosa que permanece en las azoteas, lo tratan como un loco. Y qué hace nuestra sociedad con los locos. Los excluye, los segrega.

¿Sientes miedo?
Mucho, tengo una carga, a él no se le ha dado la importancia que se merece y mira que es un escritor que está marcando fuertemente a los escritores colombianos. Uno de ellos es Santiago Gamboa, quien tiene una obra maravillosa, "El síndrome de Ulises", dedicada a Julio Ramón Ribeyro y dice así: "A mi maestro y amigo que en los días más negros de París me sostuvo y sin el cual no habría sobrevivido".
 
Una ilusión tentada por el Fracaso
Autor Galia Ospina
Editorial Universidad de Bogotá
Nacionalidad Colombiana