Giovanna Pollarolo
Me interesa entender el mundo a través de la escritura Me interesa entender el mundo a través de la escritura

Por José Gabriel Chueca
Fuente: Peru21, Lima 04/04/08
http://www.peru21.com/P21Impreso/html/ImP2EntrevistaIndex.html

Estuvo entre las responsables de los guiones de La boca del lobo y Caídos del cielo, dos notables filmes peruanos. Giovanna Pollarolo, quien se ha desempeñado, además, como periodista, también ha publicado poesía y cuentos. Ahora incursiona en la novela con Dos veces por semana (Alfaguara).

"Yo crecí en Tacna. Allá teníamos cuatro cines y llegaba todo lo que se estrenaba en Lima. Había una librería muy buena y, en Arica, había tres o cuatro muy buenas también. Entonces, no necesitábamos a Lima para nada. Nunca me sentí encerrada o agobiada. Lo que sí no supe hasta que estuve en Lima -y ya con mis hijos nacidos- era que existía una carrera llamada Literatura", cuenta Giovanna Pollarolo.

¿Cuándo vino a la capital?
Cuando tenía 20 años. Ahora me parece que era muy jovencita. Pero, a los 20, es como que uno ha pasado una época importante de su vida. Esos 20 son más poderosos que los próximos 50 años.

¿Cómo comenzó a escribir guiones de cine?
El primer guión fue para una telenovela que escribimos primero con Eduardo Adrianzén y, luego, con Augusto Cabada. Aprendimos sobre la marcha. Después de las dos primeras telenovelas, Lombardi nos habló de escribir un largometraje, que fue La boca del lobo. Después, también con Augusto, salió Caídos del cielo. Yo estaba terminando de estudiar Literatura en la Católica.

¿A qué edad entró a la universidad?
A los 26 años. Ahora también me parece que era muy joven, pero en ese momento me sentía una anciana al lado de mis compañeros de 17. Me preguntaban "¿tú eres mayor, no?". Pero mis mejores amigos son de esa época.

El trabajo en el cine, a diferencia de la poesía o de la narrativa, es colectivo. ¿Le sirve para expresarse?
Es un trabajo de equipo. Lo primero que debe pasar es que la propuesta me guste. Si no, no puedo. Eso de chamba es chamba no me sale. En nada. No puedo hacer cosas en las que no crea. Pero el hecho de manejarlo entre varios -que se entienden- tiene algo bueno: anula la angustia del trabajo en soledad.

Estuvo casada con Francisco Lombardi y también trabajó en sus películas. ¿Fácil o un rollo?
Pienso que trabajamos bien, con armonía y gran capacidad de intercambio de ideas y propuestas. Hasta en la última película en que trabajé con él -el guión de Mariposa negra- partimos de bases que hemos acordado entre ambos. La gente se sorprende un poco por esto.

No es común.
Lo usual es que la gente se pelee, ¿no? Pero este no ha sido el caso. Hemos sostenido una relación muy cordial a partir de nuestros intereses intelectuales.

Y no se ha vuelto a casar.
No. Quizá sea el descubrimiento de la soledad: hay tantas películas que ver, tantos libros que ver, tanto por escribir. Y está Internet. Pienso que estar casada fue una época y que, ahora, estoy viviendo otro momento de mi vida.

Su juventud parece tradicional. De adulta, es escritora. Podría ser un personaje literario, con un momento inicial como el de Dos veces por semana.
La protagonista de la novela -'Yo', así me refiero a ella- está construida desde una gran vulnerabilidad. Cuando me preguntan si esa 'Yo' soy yo, pues, no lo soy. Ciertamente hay elementos de mí que me sirven, como pasa con cualquier escritor. Más bien, creo que es una búsqueda, es afán. Lo que me interesa es entender el mundo a través de la escritura y de la creación en general.

Entonces quizá usted es el otro personaje, la psicoanalista, 'Ella'.
¿Tan pesada soy? Es el otro lado de esa confrontación entre dos mujeres que también puede entenderse como una confrontación dentro de la propia conciencia. 'Ella' es quien le quita la solemnidad a 'Yo' y crea la ironía y le permite al lector cuestionar a esta mujer que persiste en hacerse la víctima.

A diferencia de muchos textos de mujeres sobre mujeres -donde ellas la pasan fatal-, en el suyo, 'Ella', que es mujer también, 'cachetea' a la que sufre.
Y se dedica también a hacerla responsable de lo que hace y de lo que quiere. Creo que todas las mujeres hemos sido más señaladas como víctimas, pero pienso que la novela trata de un proceso que le compete a todo ser humano, que es el crecimiento. Al crecer, nos hacemos cargo de nosotros mismos.

¿Ha hecho psicoterapia?
Sí, como siete años, en dos momentos. Enseña a entender por qué hace uno las cosas. Una amiga decía que uno va al psicoanálisis cargando dos maletas. Y lo que hace el psicoanálisis es hacerle notar a uno que está cargando dos maletas (ríe). Y eso ayuda mucho porque uno reconoce qué le pesa, qué le fastidia.

Autoficha
Nací en Tacna. Mis abuelos eran italianos. Soy la segunda de cuatro hermanas. Estudié en un colegio de monjas, el Colegio Italiano Santa Ana; ahí hice la escuela normal, que era el instituto pedagógico; estudié para ser maestra. Vine a Lima a los 20 años. Entré a la universidad después de que nacieron mis dos hijos, a los 26. Estudié Literatura en la Católica, hice una maestría en San Marcos y, ahora, sigo un doctorado en Canadá, como una hormiguita persistente.

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